-PROLOGO-

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_ALEX_

Bruma. Es lo que las feromonas causaban en los omegas, y en los betas casualmente, ¿pero en un alfa?, ¿siquiera era posible?. Nunca había percibido un aroma así, un perfume así, era dulce y sutil, pero a la vez tan prominente y enloquecedor. ¿De quién venía?. Estando en el metro es difícil de averiguar una cosa así, pero lo podía sentir, estaba cerca.

¿No era ya suficiente la bruma de estar apretado en el metro como para que sus feromonas afectaran?, seguramente los demás han de esta igu-.

...

¿Qué?, los demás lucían bien, sin bruma, como si no detectaran las feromonas, tal vez no lo hacían, ¿acaso sólo las percibía yo?, no, eso no era probable, eran demasiado fuertes.

Pero si lo eran, ¿por qué a los otros no parecía afectarles?.

No lo comprendía, si era tan evidente. Me puse de puntas para intentar ver de quien provenía el aroma, o mejor dicho, si alguien además de mí actuaba raro.

Y entonces pude verlo, no muy lejos de donde yo me encontraba había un chico de cabello oscuro y ojos azules, estaba pegado a la puerta y se le notaba muy incómodo y nervioso.

¿Por qué se encontraba así?, ¿acaso sus feromonas le ponían así al estar rodeado de tantos?.

Me moví un poco de lugar, de tal modo que pudiera verle con la mayor claridad posible, y solo entonces pude notar la razón de su nerviosismo. Algo cerca de él, había un viejo con cara de pervertido clavandole la mirada encima. Viejo maldito...

Quería hacer algo. Quería ir a partirle la cara al viejo, pero...

En realidad no estaba haciendo nada más que mirar, así que si fuese a golpearlo no se verá bien y hasta puede que me denuncie si es que no hay pruebas... Así que hice un trato con el chico y conmigo mismo, si el viejo hacia algo, aunque fuese la más mínima cosa, le mataba.

○ ○ ○

Bajé del metro.

El viejo pervertido, o mejor llamado, la rata, había desaparecido al bajar, al igual que el chico, y por lo tanto, sus feromonas.

Al respirar nuevamente una mueca apareció en mi rostro, fastidiado. Después de ese perfume, el aire común es un asco.

Sin poder hacer nada, me acomodé mi mochila y me dirigí al instituto, llegando en escasos minutos. Entrando a mi aula llendo directamente a mis asiento, en la parte trasera del salón, algo apartado, me senté suspirando. Genial, ahora nada huele bien...

Mirando a la ventana golpeando constante y sutilmente el piso con mi pie, sonó el primer timbre, anunciado que las clases estaban por comenzar pronto, la mayor parte de los estudiantes ya estaban en sus asientos, pero había algo raro en el aula. Había un asiento extra atrás, a unos pocos asientos al lado del mio, esa banca no le pertenecía a nadie que ya estuviera aquí, ¿habrá un nuevo estudiante?.

Negué con la cabeza ante la idea del chico del metro ser el nuevo pasar por mi cabeza, no era posible que existiera tal coincidencia, aunque admito que me fascinaría oler sus feromonas otra vez...

Miré algo ansioso mi reloj, dando los golpes al piso con mi pie, hoy estoy más inquieto de lo usual.

A pesar de que intenté obligarme a no pensar en que el chico del metro era el nuevo, no lo logré, y solo entonces supe el origen de mi inquietud, le estaba esperando inconcientemente. Pero eso es estúpido, seguramente no le volveré a ver, y con suerte, olvidaré sus feromonas.

Sin embargo, al preciso momento del segundo timbre sonar, aquel chico del metro entró con su mochila por la puerta de mi aula, y por un momento, deseé estar bajo tierra.

Demonios.

Su perfume llenó el salón por completo.

●TU PERFUME● /CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora