_DAN_
El día transcurrió de manera rápida, supongo que pierdes mucho tiempo si te la pasas en soledad en tu cabeza. Hacía ya unos días que el dolor de cabeza me mataba, era leve, pero persistente y no parece querer irse y, ciertamente, pensar mucho no ayuda.
La mayor parte de la tarde me la pasé hecho bolita entre las cobijas de mi cama, viendo distraídamente la televisión. No tenía mucho apetito, ni siquiera de palomitas de queso.
Ya venía siendo hora de que Matt llegara, pero aún así el oírlo llegar me ponía nervioso, oír pisadas las cuales no puedo reconocer con seguridad, no saber si uno de ellos sabe donde vivo yo. Puede sonar paranoico, pero cuando eso es en lo único que puedes pensar, -sabiendo que ellos están libres-, la idea no se me va de la cabeza, y mucho menos el miedo.
Pero cuando lo veo llegar a mi cuarto mis nervios se van, dejo de pensar y me siento protegido.
Sin embargo, hoy al oírlo entrar escuché más pisadas. Mi corazón comenzó a later más rápido, pensando, -con miedo-, que podrían ser los hombres del bar, y al no oír la voz de Matt que me avisaba su llegada, me levanté rápido pero en silencio y mi primera opción fue esconderme en el closet, ocultandome entre percheros mientras abrazaba mis piernas temblorosas.
Presionaba mi rostro entre mis rodillas, como si así fuese a desaparecer.
La oscuridad del armario me volvió a llevar al mismo escenario que me tenía paranoico los últimos días. El pavimento frío y húmedo, las gotas golpeando mi desnudo cuerpo y como mis uñas se clavaban en mis brazos, tratando de calmar la bruma que me hacía temblar con fuerza.
Cerré mis ojos lo más que pude, intentando salir de ese escenario, para luego abrirlos en el closet, pero no había más que negro. Deseé con todas mis fuerzas que lo que sea que estuviera pasando, terminara ya. No podría estar mucho más tiempo en esa oscuridad, o terminaría por enloquecer. Podía escuchar como las gotas caían al suelo, los autos en la carretera, el titilar de mis dientes.
Pronto mis latidos se les unieron, eran tan rápidos y pesados que por unos instantes, creí que iba a sufrir un infarto. Latidos. Latidos. Comenzaba a parecer ser imposible quedarme callado, mi respiración me quemaba la garganta.
Ya basta. Negué con la cabeza, presionando mis manos contra ella, pero el sonido no se callaba. ¡Ya basta!. Al contrario de lo que deseaba, el sonido aumentaba y aumentaba, martillando mi cabeza, pronto parecía tan alto como para ser real, lo que me hizo un nudo en la garganta. Pese a eso, grité.
Grité con todas mis fuerzas, desde el fondo de mi garganta, presionando mi cabeza en una esquina de mi armario. Solo en la oscuridad.
_ALEX_
El corazón me dió un vuelco cuando oímos un fuerte grito proveniente de lo que parecía ser su habitacion. Nos habíamos quedado tanto tiempo pensando que olvidamos la situación.
Matt se me adelantó, entrando con apuro a su cuarto, pero cuando abrió su puerta no pudimos ver a nadie, a ambos nos invadió la angustia y el miedo. No estaba.
Me negué a creer o aceptar que algo más le había pasado, sin esperar el permiso de Matt, entré y revisé su baño. Nada. Mi corazón comenzó a latir con rapidez. No.
El otro alfa permanecía congelado en su puerta, viendo directamente a su cama, como si muchas cosas, -opciones, probablemente-, pasaran por su cabeza.
No fue hasta que escuchamos sus sollozos que revisamos su armario. Estaba sentado en una esquina, temblando con las mejillas llenas de lágrimas y las manos presionando su cabeza.
No estaba listo, -para ver a quien amaba-, de esa forma.
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●TU PERFUME● /CANCELADA
Random•En un mundo de alfas y betas, los omegas son muy escasos, pero se pueden detectar facilmente a causa de sus feromonas, comúnmente llamadas 'perfume'. El perfume de éste omega enloquece, pero no a todos, sino a un solo alfa. ¿Y qué creen?, el omega...