TRES

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NARRA ALFONSO

Veo a través de las cámaras que instale en el estacionamiento de la casa, como mi "padre" se va. Espero aquí unos minutos más, veo la foto que tengo en mi mesa de mi pequeña, quien hace un intento sonreír ya que la amenace si no lo hacía.

—Po-por favor Alfonso, qui-quiero ir con Noelia—tartamudea, me acerco a ella, pero retrocede haciendo que me moleste.

—Sonríe Cory, no quiero castigarte—al decir la ultima palabra ella niega rápidamente—bien.

Vuelvo con la cámara mientras que ella intenta sonreír, presiono el botón haciendo que la cámara capte la belleza de mi pequeña.

—Ahora quítate la ropa—ella abre los ojos como plato—, ¡ahora!

—Pe-pero no quiero—me acerco a ella, cuando estoy frente suyo la empujo haciendo que caiga en la cama.

—Eres mi esposa, tienes que comportarte como tal—le fui quitando su ropa mientras que escucho su llanto sin embargo no pongo atención y solo me dedico a complacerme.

Salgo de mis pensamientos al escuchar unos toques en la puerta. Me levanto de la silla esperando que sea mi pequeña, pero no lo es, sino fue John un guardaespaldas.

—Señor ¿A qué hora será la reunión? —pregunta desde el marco de la puerta.

Miro mi reloj mientras calculo bien la hora, ya que aun debo estar con mi pequeña para ayudarla a que pase el susto de hace rato.

—En dos horas—contesto al fin—, los quiero a todos aquí en dos horas sabe que odio la impuntualidad.

—Si señor—es lo único que dice para luego retirarse de mi vista.

Vuelvo a mi escritorio para ver otra vez a través de las cámaras a Cory... esta abrazando sus piernas, en posición fetal. Creo que si no hubieran sido por las cámaras no hubiera llegado a tiempo, y ese desgraciado se hubiera aprovechado de mi pequeña.

Tengo cámaras en toda la casa, se cuando Cory desobedece las reglas o cuando no. Salgo de mi despacho para dirigirnos a nuestra habitación, entro y camino directo al baño.

—Amor voy a entrar—no escucho respuesta así que paso.

Ella solo mira a un punto fijo, tomo una toalla para sacarla ya que esta temblando. La acuesto en la cama, ella solo mira el techo. Suelto un bufido.

—¡Maldición Gustavo! —exclamo.

Pienso que mi pequeña se asusta, sin embargo, no lo hace. Solamente se aferra a la toalla y se da vuelta. Se arrastra hasta llegar a la almohada.

—Amor—ella niega con la cabeza, sigue mirando a un punto fijo.

De mi bolsillo trasero saco mi celular y marco al número de John, avisándole que la reunión se pospondrá para mañana, mi pequeña me necesita ahora no la voy a dejar sola.

Vuelvo a guardar mi celular para ir ahora al armario, saco un buzo mío color plomo y un bivirí negro de ella junto a unas bragas y un par de medias del mismo color que el pantalón.

—Amor... no puedes quedarte ahí con la toalla, puedes enfermarte—asiente.

Se levanta aun evitando mirarme, quito la toalla para colocarle primero el bivirí luego las bragas, siguiente el pantalón y por ultimo las medias. Cory no hace ni dice nada, suelta un gemido cuando rozo un hematoma suyo por sus muslos.

Visualizo bien su cuerpo, es perfecto, pero aquello hematomas que tienen hacen que haga una mueca, en verdad se me paso la mano.

Cuando ya está cambiada vuelve a acostarse abrazando la almohada.

Dejo la toalla mojada en el cesto de ropa sucia, vuelvo a la cama con mi pequeña.

Me quito mis zapatos y mi saco, deshago el nudo de mi corbata además de desabrochar los dos botones principales de mi camisa.

—Amor por favor—ella en todo este rato por fin suelta un sollozo.

—Ya no quiero vivir así, todos si-siempre me usan a su antojo—la volteo haciendo que ambos quedemos frente a frente, con mi pulgar limpio una lagrima saliente.

—Te prometo que todo va a cambiar amor—por su mirada puedo afirmar que no me cree, beso suavemente su frente—, te lo prometo.

Por una vez en todos estos años ambos estamos tranquilos, tan tranquilos que pudimos dormir y esta vez no hubo ninguna pesadilla que lo impidiera.

***

—Te lo mereces preciosa—le doy a Cory una barra de chocolate sus preferidas, una sonrisa aparece en su rostro junto a ese brillo en sus ojos.

—Gra-gracias Alfonso—dice aun tartamudeando, pero con tan solo el hecho de ver su sonrisa la molestia que eso me da desaparece.

Me acerco y beso su frente, y me doy cuenta que ya no tensa como antes.

—Me tengo que ir guapa, tengo una reunión—asiente dándole una mordida al chocolate, la comisura de sus labios tiene rastros del dulce así que con un beso los limpio.

Camino hacia mi despacho, cuando llego veo mi reloj para saber que solo falta cinco minutos para empezar la reunión.

Esos minutos pasaron, mis hombres tocan la puerta, respondo con un "pase" sin embargo, falta uno. Falta Jaime.

—¿Dónde esta Jaime? —le pregunto a John.

—No lo sabemos, señor—responde con cierto nerviosismo.

Escucho como vuelven a tocar la puerta, John se voltea para abrir, pero lo detengo.

—Espera John—me levanto de mi silla para acercarme a la puerta—. Esto es lo que sucede si alguien no es puntual conmigo ¡Pase!

Jaime abre la puerta, no obstante, toco la manilla y con toda mi fuerza la abro y cierro la puerta haciendo que este choque con el brazo del impuntual, sigo, así como veinte veces sin importarme los gemidos de dolor agudos. Pero ese gemido es reemplazado por un grito demasiado agudo, pese a esto me doy cuenta que es un grito de mujer.

—¡Por favor para! ¡Yo no quería molestarte! ¡Me duele para! ¡Me estas destrozando el brazo por favor! —esa voz, detengo mi movimiento para ver como mi pequeña cae al piso abrazando su brazo y llorando a mares—, yo solo quería agradecerte por el chocolate—con su otra mano me lo arroja—ya no lo qui-quiero, ya no quiero nada de ti.

—Mi amor...—ella se levanta aun abrazando su brazo y corre.

—¡Mierda! —grito, al ver como Jaime se acerca.

—Perdone jefe, estaba atendiendo una llamada.

No hago caso a su escusa y salgo por mi pequeña, voy a paso rápido a nuestra habitación, oigo un sollozo cerca de la cama. La rodeo y veo a Cory sentada en el suelo entre la cama y la mesa de noche.

—Mi amor perdo...—ella retrocede intentado ser parte de la pared lo cual no puede, apega mas su brazo a su pecho.

—No, e-eres un men-mentiroso, si-siempre me quieres hacer daño—suelta un sollozo viendo su brazo lastimado—, n-no quiero que me hables jamas, nunca más. ¡No te quiero cerca mío!

Esas palabras hicieron que todo lo bueno que pasamos a noche se vaya a la mierda.











¡¡¡Preciosas!!! Nuevo capítulo, espero que les haya gustado. No se olviden dejar su voto y su comentario.

Además, en mi Instagram publicare los personajes, pueden encontrarme como Bombshell_libros.

Bye preciosas, posible capitulo nuevo entre dos horas. Cuídense las quiero muchoooo.

BOMBSHELL

Mi Libertad *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora