DIECIOCHO

17K 778 105
                                    

NARRA ALFONSO

Yo ya no podía aguantar esta situación, ninguna puta me satisfacía como mi pequeña Cory, preferí dejar a mi padre en la reunión y regresar a casa con mi esposa.

Cuando llegue, rápidamente despedí a todos, ahora si definitivamente, no los volvería a contratar. Solo seriamos mi pequeña y yo.

Sin embargo, me lleve una enorme sorpresa al ver a Cory con maquillaje no voy a negar que se ve hermosa, tanto así que ambos hicimos el amor. Ella gritaba, pero no podía parar, no podía controlar mis impulsos.

Ahora me encontraba esperando en la sala de un hospital sus resultados, nunca pensé que ella intentaría suicidarse, terminar con su vida.

—Señor, ya puede pasar a ver a su hermanadijo el doctor en tono serio.

Solo me levante dándole otro sorbo al café, son las cuatro de la madrugada ahora mismo ambos estaríamos descansando, pero a Cory se le ocurrió una puta tontería.

Veo como Cory tiene la mirada desviada.

—Hermanita—hablo viendo que el doctor sigue aquí, me acerco y la abrazo.

—Yo los dejo solos—cuando escucho la puerta cerrarse, dejo que mi maldad fluya.

—Oh mi pequeña—acaricio su cabello negro, sintiendo como sus lagrimas mojan mi camisa—ni creas que dejare pasar esta tontería—solloza intentando alejarse—. Es mejor que te prepares, porque ahora querrás desear no haber hecho esa locura.

—N-no, su-suéltame.

***

—Ba-basta, te lo ro-ruego detente—sigo golpeando su espalada con la soga sin importar sus palabras—Y-ya para.

Sigo una y otra vez más, Cory no cuenta como se lo ordene ya que está muerta de miedo.

—¡Nunca mas vuelvas a hacer esa tontería! —le grito—¡Ja-más! —golpeo dos veces más su espalda.

—Fe-feo me lastimas—la volteo a ver, tomando su mandíbula apretándola con fuerza.

—¡No tartamudees! —estoy harto que lo haga—¡No lo hagas!

—Alfo-fonso—golpeo su mandíbula.

—¡No tartamudees! —suelto la soga para empezar a golpear su mandíbula—¡Nunca vuelvas a hacerlo!

—M-me estas ma-matando.

Golpe y golpeo viendo como sangre empieza a fluir de sus labios, Cory intenta escapar, pero mi fuerza me lo impide. Ya estoy harto, sueña con un tal Mathi, llora por el cachorro algo que no entiendo, y sobre el bebe... sobre el sí, pero lo anterior no. Ella es mía, ella solo debería preocuparse en mí.

La suelto cuando veo perfectamente su mandíbula toda roja y mi pequeña a punto de desmayarse, ella se arrastra escondiéndose bajo la cama.

Me arrodillo viéndola, echa un ovillo, desnuda con todo su cuerpo golpeado, esa puta debe aceptar su castigo para que no vuelva a hacer esa tontería.

—Nunca más intentes esa tontería—digo dirigiéndome a la puerta—. Y ni creas que te quedaras como una inservible ¿Te quieres suicidar por no servir? Pues ahora lo harás, cocinaras, limpiaras y lavaras mi ropa... espero la cena en una hora—añado, para salir de la habitación.

Veo por mi cámara como Cory agarra algunas ollas, sin embargo, los deja en su lugar y se acerca al frigorífico, sacando una botella de agua helado y colocándose sobre su mandíbula.

Sigue desnuda... dejándome ver los golpes recientes, deja la botella aun costado viendo las vendas sobre sus cortadas. Luego de unos segundos vuelve a la cocina viendo que usar.

Pasa una hora lo cual hace que salga de mi despacho y vaya a la sala.

—Quiero mi cena —hablo, ella voltea viéndome asustada —. ¿Dónde esta mi cena?

Niega con la cabeza repetidas veces dejándose caer abrasando sus piernas.

—N-no, y-yo —me acerco y la tomo del cabello.

—¡Te dije que no tartamudees! —grito, a mi memoria viene un recuerdo de ella y un chico —¡Jamas amaras a nadie, solo a mí! ¡¿Dónde mierda esta mi cena?!

—N-no, y-yo no sé —la arrojo al piso haciendo que otra vez abrase sus piernas.

—¡¿No sabes no?! —me voy quitando mi cinturón, levantado lo amenazadoramente —¡No sabes ni mierda, Cory!

—Po-por favor —golpeo mi cinturón en su brazo —T-te prome-meto no tartam-mudear, pe-pero no me pegues po-por favor.

—¡DEJA DE TARTAMUDEAR! —mi voz se escucha en toda la casa —¡YA ESTOY HARTO QUE LO HAGAS!

—En-entonces no me pegues —tiembla —-t-tengo mu-mucho miedo.

—¡¿Sí?! —la azoto otra vez, provocando que grité —¡No te di permiso para que me lo dijeras!

NARRA CORY

—N-no me pegues —seguí rogando, me arrepiento, me arrepiento de intentado quitar la vida, pero no quiero esto —N-no Al-Alfonso no.

Me levanta golpeando mi espalda contra la pared, esta vez no voy a poder aguantar, esta vez no. Esta usando toda su fuerza contra mi cuerpo.

—¡Eres mía! —me deja parada sobre la pared —¡No vuelvas jamas a tartamudear, toda la noche la pasaras ahí!

No puedo controlar mi voz, el me da mucho miedo. Pero no me golpeo, eso es lo bueno, yo no sirvo. Ya no sirvo, me destruyo.

Solo me quede parada viéndolo, él comía a gusto, yo también quería. Quería tener algo en el estómago, lo último que comí fue lo que me dieron en el hospital.

—¿Quieres? —asiente desesperadamente, pese a esto grito cuando siento que el plato lo lanza sobre mi pierna casi cerca de mi parte intima —¡Come puta!

Ya no soportaba más, me dolía mucho la cabeza. Alfonso se levanto y me obligo a comer los restos de su comida sin importarle que mi piel se cortaba con el plato.

Cuando se cansó se volvió a sentar, mientras que veía ahí en el suelo tirada. Las lagrimas llenaban mis ojos, y al fin pude decir algo que el tanto había querido.

—Alfonso, te necesito—se levantó y acerco a mi rápidamente, ya no pude sentir mas y eso me gusto no pude sentir más, ya no sentí dolor.







Okey preciosas, aquí un nuevo capítulo. He llorado y mas con esta parte.

¿Ustedes lloraron? Déjenmelo en los comentarios, y saben que también díganme que castigo quisiera que tenga Alfonso. ¿Creen que Cory si llega a escapar podría superar todo esto? Todo déjenmelo aquí abajo.

No se olviden votar y seguirme en mis redes sociales, Instagram como Bombshell_libros y en mi página de Facebook Bombshell Autora.

Bye preciosas, mañana actualizo, cuídense las quiero muchoooo.

BOMBSHELL

Mi Libertad *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora