Capítulo 37°

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"Jodida"

Ninguna novedad ha ocurrido, esos dos siguen bajando para alimentarme, siguen drogándome con la comida, Briana ha vuelto a ducharme un par de veces, aunque no la dejo que me toque, ella sólo me vigila, sin embargo, sigue siendo incómodo y tétrico que me mire mientras lo hago y siguen yéndose sin decir nada, tampoco yo les digo algo, ya me estoy acostumbrado a ésto.

¿Cuántos días van?

Ahora sí no tengo ni la más remota idea.

De nuevo el sonido de las llaves, ya no me molesto en mirar, sigo acostada de espaldas y escucho pasos. La frialdad de unas manos me sujetan, es Briana y tiene una jeringa en la mano, su rostro era todo un poema y sus manos temblaban, inyectó el sedante en mi brazo y tiró la jeringa hacia una esquina de la habitación.

Tan sólo unos minutos son necesarios para que el líquido que ahora invade mi organismo haga efecto. Algo anda mal, Briana se dirige al armario y de la parte baja saca una valija antigua, la abre con desesperación y empieza a guardar prendas de ropa al azar, toma algunas cosas del tocador y entra al baño, puedo oír su respiración agitada, revuelve las cosas y toma lo que puede, lo coloca en la valija.

-¿Estás lista?- giré mi rostro para encontrarme al dueño de la voz, es Lucas, no tengo idea de cuánto tiempo lleva ahí, la habitación comienza a moverse violentamente, cierro los ojos, sé lo que viene.

Oscuridad absoluta y la nada.

Escucho voces, un murmullo, estoy siendo llevada hacia algún lado, todo se vuelve negro otra vez. Vuelvo a abrir los ojos, la luz me lastima, voy en un coche y veo la carretera, se oyen sirenas a lo lejos. Despierto una vez más y sigo en el coche de antes, es de noche y no puedo mantener los ojos abiertos, puedo ver al conductor y al copiloto, estoy acostada en el asiento de atrás, creo que estoy atada.

La puerta del auto se cierra y me despierta, el sol entra por la ventana, me siento agotada; la puerta vuelve a sonar, esta vez acompañada del sonido de las llaves y otra puerta se abre y se cierra, encienden el coche y lo ponen en marcha de nuevo, entreabro los ojos, anteriormente los cerré instintivamente, el conductor es pelirrojo y la copiloto es Briana.

Escucho una discusión, seguido de un freno ruidoso, el coche derrapa.

-¡Maldita sea Briana! No podemos seguir con ésto- era la voz de Lucas.

-¿Y qué querés? ¿Que la dejemos aquí tirada? Entonces para que la trajimos con nosotros en un principio- ella también alzaba la voz.

-¡Te dije que la dejáramos en la casa! La encontrarían y terminaríamos con ésto y entonces podríamos seguir con nuestras vidas nosotros, no sé ni porque te hice caso en primer lugar- relajó su tono de voz.

-Papá... Yo sólo quería vengarme, pero vos me hiciste desistir de ello y ahora ya no sé qué quiero, yo... Yo no quiero a Ángel, vos me hiciste renunciar a él, pero la idea de dejarlos y que fueran felices juntos me provocaba arcadas, yo no los quiero juntos, no quiero que sean felices, no quiero que vivan la vida que yo debería vivir- el llanto de Briana era incesante y muy fuerte.

-Cariño... Cariño... Tranquila ¿Sí?, tranquilízate- le acariciaba el cabello como un intento de apaciguar su llanto y lo estaba logrando -Hagamos una cosa- ella sorbió su nariz y cesó casi por completo su gimoteo -Dejemosla aquí, a la mitad de la nada y sigamos con nuestras vidas, tan sólo... Olvida el asunto y seamos felices-

Obsesión Mórbida. [Dross] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora