Mi pequeña sirena

Sirena

Frisk no sabía decir si lo acolchado era por la ropa o por su pelaje, pero de algo sí estaba segura; sus manos no se encontraban cómodas allí.

"¡Frisk! Que alegría que estuvieras aqui" rió Asriel tomándola por la cintura y uniendo su suave mano a la de ella para dar los primeros pasos para iniciar el baile "Ya estaba mareado de dar tantas vueltas con mi madre"

Frisk le sonrió con calma.

"Oh, lo siento, con las manos así no puedes hablar, haha... ¿Te molesta que hable contigo?"

Frisk negó con la cabeza.

"Gracias..."

La música volvió a coincidir con el estribillo y comenzaron a bailar, Frisk ya conocía los pasos, eran simples, solo había que concentrarse. Para ser alguien que había nacido con cola, era un gran paso.

Gran paso, pfft.

Frisk había pufeado sin querer.

"Oye, es la primera vez que escucho un sonido de ti" rió "Bueno, tampoco es que te conociera de antes..." Miro hacia las luces y Frisk le siguió la mirada "La verdad, es que me resultas muy familiar, como si ya te hubiera visto antes... Cómo en un sueño"

Frisk parpadeó. ¿Un sueño? Ella también había tenido un sueño, pero había comenzado a olvidarlo... Ciertamente al hacer memoria de el, muchas cosas se habían comenzado a concretar de el, la música, la comida, las amistades que había hecho... Cada personaje, cada hito se hacía visible.

¿Pero, por qué lo había olvidado?

"¿También eres de las que tiene sueños extraños? Vaya tenemos mucho en común entonces" Sonrió "Tu rostro lo dice todo. ¿También se repite la misma historia y no logras quitarte lo de la cabeza? Es tan extraño..."

Frisk negó con la cabeza, ella si lo olvidó...

"¿No? Osea..."

Frisk no se encontró como poder responderle sin alzar los hombros. No tenía como especificarse lo.

"No sabes" alzó las cejas "Eh... Bueno, de todas maneras, no es algo importante, es solo un sueño. Supongo que funciona igual que el resto, cuando duermes o la pasas bien, te olvidas de la alegría soñada y te enfocas en la alegría real" imitó una voz mucho más grave y su mirada paso hacia el rey "Es lo que siempre dice mi padre a mi madre cuando tiene pesadillas"

Eso fue muy dulce. El chico era un encanto hasta donde lo conocía, sentía que podría hablar con él todo el día en cuanto tuviese la oportunidad. Sabía también que con ello no vendría solo eso, tenía el presentimiento de que muchas cosas buenas también lo harían, para la especie de ambos. Solo tenía que decirle...

Tenía que...

Decirle...

...esa decisión que hace tan feliz a los demás, me haría miserable...

Frisk negó con la cabeza. El mismo dijo que era un ejemplo, no tenía por qué ser real. Además Sans la había ayudado mucho tan solo por esa única petición, se lo debía. Era ahora o nunca. Decidida, se plantó y miro a Asriel sosteniéndose de sus brazos, este se detuvo anonadado.

"¿P-Pasa algo?" Dijo preocupado "Perdona si mis platicas son algo infantiles, no queria-

Ella negó y lo soltó para hablar.

"¿Recuerdas que me habías hablado de La profecía?" dijo ella, temblándole las manos "Quería decirte que no es algo tan descabellado"

Asriel sonrió y la volvió a tomar de las manos. "Gracias por tus palabras, pero mi padre tiene razón, ya debo entender que todo ese mito no es más que eso... Solo un mito" suspiró.