Capítulo VIII

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Hoy es la celebración de cumpleaños de los gemelos y también de mi amiga Kate al igual que su casamiento. No lo puedo creer mi amiga se casa para salvarle el pellejo a Liam y así lo ha querido. Espero que les guste el regalo que tengo para Duncan y Broderick. Lo he hecho con mucho cariño y así podré disculparme por mi comportamiento. A los novios no he podido regalarle nada decente porque se me va de presupuesto pero hemos hecho un buen trabajo organizandolo todo y confeccionado el vestido de Kate.

Están empezando a llegar mucha gente que nos resulta desconocida, proceden de otros clanes vecinos y aliados. Entre la multitud el corazón me da un vuelco cuando distingo a Sam y a Cameron entre la multitud y decido ir a saludarlos.

-Que gusto veros por aquí en la celebración-digo alegre poniéndome a su altura.

-Lady Alexandra, la estaba buscando. Un gusto volver a verla. Está usted impresionante con ese vestido-dice Cameron besando mi mano.

-Es usted muy amable por sus palabras. El placer es mío al volver a veros por las tierras de los MacRae.

Mantenemos una charla sobre cosas banales, pero una extraña sensación me invade al sentirme observada. Al girarme veo los ojos de Duncan fulminandome con la mirada.

-Me disculpas un momento-le digo a Cameron cogiendo los bajos de mi vestido, para ir más rápido para llegar a mi destino e ir a hablar con Duncan para disculparme.

Al llegar, veo como a grandes zancadas pretende escabullirse.

-¡Duncan!. Espera un momento-digo apurando para darle alcance.

Él hace caso omiso a mis palabras y sigue avanzando.
Empiezo a caminar más rápido y sin darme cuenta, tropiezo con mi vestido y estoy a punto de caerme de bruces hasta que unos brazos me cogen.

-Menos mal cabezón. ¿No has escuchado que te estaba llamando?-digo furiosa.

-De nada, por salvarte de un buen golpe.-dice en una sonrisa torcida.

-¡Ah, sí perdona, pero esto no habría pasado si te pararas y me escucharás para variar-digo increpandolo.

-Pensé que querías permanecer hablando con Cameron, ya que vi que estabas a gusto con la compañía-dice desinteresado.

-Quería disculparme, entre otras cosas por haber cogido los vestidos de tu hermana y entrar en el santuario de tu madre y tocar el piano. Se que no he debido hacerlo, no al menos sin vuestro permiso. Ruego que me perdones, se lo unidos que estabais y me arrepiento de mis actos-digo cabizbaja.

Él se queda pensativo unos minutos imaginando que está pensando que decirme.

-Acepto tus disculpas. Espero que no vuelva a pasar y en un futuro, pidas permiso antes de invadir otra estancia de nuestra propiedad. Tienes razón en una cosa, que no debiste hacerlo y si yo estaba unido o no a mi madre, no es asunto tuyo-dice altanero.

Yo me quedo muy dolida ante sus palabras y decido marcharme para un sitio más apartado, para que no me vea llorar. Estoy llorando durante un rato, hasta que me calmo y decido ir a las caballerizas para ver los ejemplares y a relajarme un poco, peinándolos y acariciándolos. Desde que he llegado aquí, esto me relaja mucho. Estoy centrada en mis pensamientos, que no escucho como entran dos personas para procesarse su amor. Al escuchar varios ruidos salgo de mi escondite para intentar mirar de quien se trata. Al acercarme un poco más agachada mi corazón se rompe en mil pedazos al ver a Duncan retozando con una de las doncellas. ¿Pero quien se ha creído este hombre?. Yo aquí dolida por sus palabras compadeciendome de mi misma y él pasándolo bien con la primera que ha pillado. Tengo que olvidarme de él. No voy a malgastar mi tiempo en alguien que le da igual lo que te arrastres, porque siempre te hará sentir mal para que él se sienta superior. ¡Se acabó!. Intento salir de las cuadras sin hacer ruido pero mi instinto en estas situaciones es hacer todo lo contrario porque siempre me pasa algo. Esta vez no iba a ser menos cuando se me engancha uno de los aperos que tienen para agrupar la paja y se me engancha en mi vestido provocando un ruido desgarrador.

-¿Quién anda ahí?-escucho decir a Duncan.

Yo desengancho el aparato y corro lo más rápido que puedo hasta que choco contra un busto.

-¿Dónde estabas?. Te he estado buscando por todas partes quería que me reservases un baile-dice Cameron decidido.

-Pues venga a que esperamos-digo recompomiendome de la visión de antes.

Cuando volvemos a la fiesta, veo que Kate está tocando la gaita, una bonita melodía de nuestra tierra y decidimos unirnos a la fiesta donde todos están disfrutando con la melodía. La verdad que la ceremonia ha sido preciosa. He soltado alguna lagrimita y he deseado con todas mis fuerzas para que fuese para siempre porque se que es su sueño y se lo merece.

Después de tanto bailar decidimos coger algo de beber.

-¿No te apuntas a la caza o algunas de las actividades?-digo extrañada mirando hacia Cameron.

-He estado antes desempeñando mi destreza al tiro con arco. He quedado de segundo después de que el Líder de este clan me ganase. Todos los años es lo mismo y este año prefiero pasar más tiempo con una bella dama. ¿Qué te parece si vamos dando un paseo por los alrededores?-dice Cameron, volviendo a coger mi mano para depositar un beso en ella.

-Me encantaría. Eres todo un caballero Cameron. ¿Dónde has aprendido estos modales?. En estas tierras esto no abunda, al contrario está llena de hombres brutos y sin sentimientos-digo dolida aún acordándome de las palabras de Duncan.

-Siento que pienses así, pero ya ves que no todos somos así. He estado una temporada en Londres y he aprendido mucho de sus costumbres y de sus modales. Mis padres tenían una pequeña casa solariega y de vez en cuando pasaba temporadas allí, pero la vida allí es muy aburrida y sin ninguna diversión. Necesitaba sentirme vivo y decidí unirme al clan MacDougal. Allí entreno cada día y me siento vivo, viviendo en esta tierras que tienen su encanto. También me gusta combatir en las batallas para defender nuestras tierras y a nuestro clan para ayudar a los nuestros-dice orgulloso.

-Dice mucho de tu persona que pienses así. Me gusta esa forma de pensar y me fascina que antepongas tu vida para defender a los tuyos. Eres un caballero-digo sonriendo.

Él se acerca más a mí y posa sus labios en los míos para besarme. Yo me quedo bloqueada al principio, pero después de ver lo mal que me ha tratado Duncan decido probar ese néctar que me ofrece y probar la calidez de esos labios mientras me pierdo en sus brazos. Vamos intensificando el beso. La verdad que me está gustando y lo estoy disfrutando. Me está pidiendo permiso para profundizarlo un poco más, hasta que escuchamos un carraspeo provenir del lado derecho.

Los dos paramos de besarnos y vemos el motivo de la interrupción.

Duncan está ante nosotros con cara de fastidio.

-No sabía que eras de esas mujeres. Cuando termines con él te pido que me hagas un hueco para pasarlo así de bien contigo-dice soltando veneno con sus palabras.

Yo me acerco a él para darle una bofetada e increparle por sus palabras cuando a mitad de camino me detiene con su mano.

-¡Ni te atrevas a tocarme!-dice furioso.

-Tranquilo amigo. Voy en serio con Lady Alexandra y no deberías tratar así a una dama, como una cualquiera, no al menos en mi presencia. ¡Deberían de enseñarte modales!-dice enfadado Cameron.

-Mis modales no son el problema. El problema es que me gusta demasiado tener compañía femenina para pasarmelo bien-dice mirándome furioso.

Yo me suelto de su agarre porque me está haciendo daño y decido ir corriendo hacia mi habitación para encerrarme. Estoy desolada y muy nerviosa ante las palabras hirientes de Duncan. Cuando cualquiera de los dos sepa que no soy la dama que parece, los dos me repudiarán y Duncan seguirá pensando que soy una ramera cualquiera, porque me acuesto con el primero que pillo.

Así me siento en mi tocador, para quitarme las horquillas de mi peinado mientras unas lágrimas resbalan por mis mejillas, intentando descifrar porque Duncan me tiene tanto odio. Quiero irme pronto a la cama para dar la fiesta por terminado, cuándo escucho unos suaves golpes en la puerta.

Hechizada Por Un Highlander(Hechizados Hacia Escocia II) ( En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora