Lunes 09:45AM
Lo que paso anoche aun me tenía estupefacto, de seguro no era un sueño normal, realmente no me lo podía creer, al momento de entrar todo era igual a como lo recordaba e incluso tuve que sacar mi croquera para comparar el lugar con mis dibujos y estos eran idénticos, los mismos muebles en la posición exacta, las paredes desnudas, todo estaba aquí. Eso me dio un temor profundo de lo que podría pasar.
Traté de tranquilizarme, pues no quería preocupar a mi tía... hacerla pensar que algo andaba mal no estaba en mis planes.
—Eh... ¿Tía? O ¿Cómo debería llamarte? —Estaba nervioso, no tenía mucha confianza en ella, lo cual me provocaba inseguridad.
—Puedes llamarme como quieras Andrew. Tía Karen o como más te acomode. —decía mientras ordenaba un poco el sofá para que me pudiese sentar. —¿Recuerdas así la casa?
—A decir verdad, no recuerdo mucho, solo que había un mueble en aquella esquina con libros y discos con películas que podía ver y junto a la puerta de entrada una mesita que tenía... —me detuve un momento, pensar en eso dolía. —Tenía una foto de mis padres conmigo que había enmarcado en la escuela—. No sabía si me deprimía más el hecho de que ni el cuadro ni la mesa estuvieran allí o que la figura de mis padres se encontrara borrosa en mis recuerdos, en ellos solo puedo ver la vaga imagen de nosotros tres en aquel papel enmarcado con palos de helado que fueron pintados por mí.
Hace ya muchos años dejé de pensar en ellos, acepté que mis padres no volverían y no tenía algo para recordarlos, esa es la razón por la que fui olvidándolos con el paso del tiempo, enfocándome más en mi presente que en mi pasado.
—Ah sí, tuve que botarla, estaba vieja y... no importa—. La expresión que tenía su cara me daba indicios de que estaba evitando decirme algo. Luego de un rato de un rato puso la mesa para poder desayunar.
Ya sentado en la mesa procedí a prepararme un sándwich, ninguno de los dos hablaba, solo nos dedicábamos a comer sumergidos en nuestros propios pensamientos. La situación era tan incómoda que decidí romper el dichoso silencio.
—Entonces... Karen... ¿Dónde dormiré? —Estaba listo para dormir en una cama normal.
—En el sofá—. Lo dijo tan natural, como si fuera obvio que la gente durmiera ahí.
—¿Es en serio?
—Sí, muy en serio, ya deberías saber lo pequeña que es esta casa, solo hay dos habitaciones. En una duermo yo y en la otra solo hay desorden, está llena de cajas pesadas y cosas así, lo arreglaremos el fin de semana.
—¿Por qué no lo hacemos ahora?
—Porque ya debo irme a trabajar. —dijo luego de ver la hora en su celular. —Vuelvo a las nueve, la clave del wifi es "123456", eso es todo—. Tomo su abrigo y bolso mientras se dirigía a la puerta.
—Espera, alto... ¿En serio tu clave es "123456"? ¿Así? ¿Literalmente?
Con una expresión algo seria en el rostro escribió en un papel la clave para luego entregármelo, al leerlo pude ver que decía "244466666", tardé en comprender un poco por qué dijo "123456" y es que había un dos, tres cuatros y cinco seis.
—No tienes mucha imaginación ¿eh?
—Sí, sí, ya me voy, no hagas nada estúpido y no te pasees por la casa—. Luego de eso se fue mientras yo seguía sentado en la esa, vi la hora en mi celular notando que ya eran las diez y cuarto, no tenía amigos en esta ciudad y los míos aun no llegaban, tenía la casa para mí y no podía ver lo que había cambiado, mis opciones eran pocas.
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Las Crónicas De Liáng: Mundos Distintos [Tomo I]
FantasiaAndrew West, un joven que llega a vivir con su tía que no ve desde la muerte de sus padres y no se ha sabido el principal autor de su asesinato, quien diría que al momento de dormir despertaría en un mundo nuevo y diferente, donde criaturas fantást...