Las Crónicas De Liáng: Mundos Distintos [Tomo I]

capítulo 1

Imaginar, todo el mundo lo hace, algunos más a menudo que otros ¿Y tú? ¿Imaginarás está historia en tu mente?

Imagina que tus padres se hayan ido cuando apenas eres un niño, ya saben, lo normal sería que te quedaras con tus familiares, pero en mi caso no fue así, mis abuelos habían fallecido y mi única tía, por parte de madre, no quería cuidar de mí, lo único que me quedaba era la familia de mi padre, pero, para mi suerte, ellos vivían demasiado lejos y no tenían el dinero suficiente para hacerse cargo de mí, dejando como única opción a mis padrinos y para ser sincero, hubiera preferido quedarme solo en lugar de irme con ellos.

Yo, Andrew West, a la corta edad de siete años entendí que ellos nunca serían mis padres ni los vería como tal, solo se preocupaban de mi alimentación y mi vestir, pero fuera de eso no les importaba lo que hiciera o dejase de hacer, debía arreglármelas solo. A los once ya cocinaba mi comida y lavaba mi ropa, en el ámbito escolar aprendí a ser autodidacta, por lo que nunca recibí ayuda para mis trabajos o tareas. Estaba solo, pero no me afectó, sabía que ellos no harían nada por mí así que no me quedaba de otra más que independizarme.

Se podría decir que lo único que me daba felicidad era mi pequeño grupo de amigos, Ray, Caitlin y yo éramos los más listos del salón por lo que el resto de la clase no se juntaba mucho con nosotros, no me importaba mucho la verdad, pues me cuesta relacionarme con las personas, en cambio con Ray y Caitlin podía ser yo mismo.

Conforme pasaba el tiempo e íbamos creciendo, nos dimos cuenta de que los tres queríamos estudiar medicina en la universidad, sé que hay varias subdivisiones en esta carrera, pero viendo nuestros intereses comunes nos pusimos de acuerdo para quedar todos en la misma carrera, de esta forma no nos separaríamos y seguiríamos juntos. Nos organizamos un día para hablar del tema llegando al acuerdo de estudiar medicina forense, pues era algo que nos agradaba e interesaba a los tres. Para nuestra suerte todos alcanzábamos una beca en una universidad al otro lado del país, no dude ni un momento y decidí que iría ahí cueste lo que cueste.

Estaba sentado junto a mis padrastros en la mesa, lo cual se me hizo raro pues usualmente como solo, sin embargo, vi que era el momento perfecto para contarles la noticia.

-Oigan, gané una beca en la Universidad de Medicina del Norte-Dicen que es una delas mejores del país, y sinceramente esperaba que no les importara, pero su cara de asombro demostraba lo contrario.

-No irás­ -dijo Sebastián, mi padrastro, la persona que peor me caía, su expresión seria y enojada, de esas que no te dan ganas de volverle a responder, me decía que la noticia no le agradó para nada.

-No les pedí permiso­-. Al igual que él puse un tono serio, ya no era un niño para quedarme callado, ahora más que nunca quería irme de este lugar y alejarme lo más posible de ellos.

-Y yo no te estoy sugiriendo, te estoy obligando, ¡no iras y punto! -El nivel de voz aumentó cada vez más y como siempre Laura, mi madrastra, se quedaba callada, parecía no tener opinión para la situación.

-Es una beca completa, todo pagado, trabaje muy duro para algo así, ¿Por qué no me dejas ir? -trate de calmarme y hablar serenamente porque su actitud me daba ganas de alzar mi voz como él.

-¿Quieres saber por qué?, ¿Dónde vivirás?, ¿Quién te dará de comer y todas esas cosas estúpidas?, no voy a estar enviándote dinero para que te sustentes, ¡No gastaré ni un peso contigo!

-Estas... ¿Estás preocupándote por mí? ¿Ahora? ¿No pudo ser hace 10 años atrás cuando era un niño?... No... tiene que ser ahora que soy mayor de edad, cuando puedo hacer las cosas por mí mismo que te preocupas de mí-. Eso lo dejó sin palabras, ya no sabía que responder por lo que me declaré ganador de la discusión.