𝔽𝕦𝕟𝕟𝕪: 12

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— Tal vez debí enseñarles algo más básico y sencillo... — Eun habló con cierta pena al ver caer por décima vez a Hoseok, por intentar montar en su patineta.

— ¡No, si puedo! — Negó el de mechas rubias intentando nuevamente montar el objeto con ruedas, e inmediatamente cayó al suelo de nuevo.

Eun se acercó a él y lo ayudó a colocarse de pie.

— Mejor les enseñaré otras cosas, después iremos por lo difícil. — Sonrió divertida ante el puchero de Hoseok.

— Debiste empezar por ésto mejor. — Festejó Jungkook emocionado al estar jugando increíblemente bien para sorpresa de todos un videojuego.

Habían pasado de estar en el jardín trasero donde estaba la piscina, a la sala de estar donde Eun con ayuda de ellos, colocó la TV, al igual que las cuatro consolas de video juegos que le robó a Jackson, por que sí, era una de sus formas para molestarlo y ésta vez no las devolverá jamás ya que se las regaló a ellos.

— ¡Dispara ahí! — Los chicos gritaban con emoción mientras miraban al menor de los siete jugar excelente.

Namjoon y Jin, eran los únicos dos que solamente se dedicaban a sonreír por la emoción de los otros, Eun miraba entretenida la partida de OverWach entre JungKook y su ahora rival, Taehyung.

Pero su vista salió de la pantalla y de los gritos de los chicos hasta que miró como su profesor entraba a la casa después de haber ido al campus y sin intercambiar saludo con sus hijos se iba por aquel pasillo que llevaba a aquellas puertas aún no descubiertas y a la gran biblioteca. Sin dudar, se colocó de pie para seguir al hombre. Tuvo demasiadas dudas desde la primera noche que pasó en el lugar, dos noches en las cuales pasó en vela solo por el hecho de sus dudas y la ausencia de la luna.

— ¡Profesor Gong! — Le llamó acelerada por la rápida caminada que hizo para alcanzar al hombre, este la miró divertido y ella sonrío nerviosa. — Perdonde, señor Gong.

— Puedes decirme Ji Cheol, no necesitas tantas formalidades, después de todo ahora vives aquí. — Amable como siempre le sonrío y ella asintió.

— Ji Cheol... — Lo nombró. — Tengo demasiadas dudas y quisiera que las respondiera.

El hombre alzó las cejas dispuesto a escuchar lo que ella tenía que decir. Así que tomando aire decidió comenzar.

— Quisiera saber sobre la maldición, ya sabe, cuando me dijo que yo podía romperla, no me dijo cómo podía hacerlo. — Habló tratando de recobrar el aire perdido.

— ¿Qué dudas tienes? Te he contado todo sobre la maldición, incluso te di mi libro, en él podrás responder todas tus dudas. — Contestó tranquilo y paciente como lo era siempre.

— Pero no me dijo cómo romper la maldición. — Mencionó de nuevo y el ceño fruncido del contrario la hizo soltar aire.

— Te lo dije, las respuestas a todo, están en el libro, debo retirarme un momento, tengo que revisar algunos exámenes, hablando de eso, también tienes que hacer el tuyo, toma. — Le tendió su examen y se fue sonriendo.

«¿De dónde demonios sacó el examen si tiene las manos vacías?».

Negó con la cabeza tratando de ignorar aquella atropellada pregunta. Indagó un poco en sus pensamientos golpeándose la frente después.

— Mierda... Lo dejé en casa. — Maldijo a su conciencia y a sí misma por olvidar aquel objeto tan importante. Podría caer en manos equivocadas. – Pero... ¿De qué me preocupo? El libro no corre peligro en mi habitación.

Beast ♡ •[PJM]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora