Viviendo con playboys|| Versión Pilurre

5

Al rato de hacer las pruebas Tatiana anunció las que estaban dentro y una de ellas era yo. Nos dio los uniformes y nos dijo que nos los pusiéramos ya que íbamos a hacer un ensayo porque el miércoles hay un partido y las nuevas animaremos en el.

Al salir con los uniformes puestos vi como los playboys empezaban a silbar en forma de "piropo" que a mi en realidad no me hacía ni puta gracia.
Yo solo los miré con cara de asco y seguí con mi coreografía.

Las clases acabaron y les dije a Cristina, Tatiana y Christian que vinieran a casa ya que también era mia y yo podía hacer lo que quisiera.
Después de un rato de mis súplicas aceptaron venir ya que si tú le dices a alguien, "oye vente a mi casa con cinco chicos gilipollas", la verdad es que nadie te diría que si.

Fuimos andando a mi casa y al entrar vi como Purre se estaba besando con una chica en el salón mientras los demás solo estaban jugando a videojuegos en calzoncillos.

-Hola- dice con cara seductora Matías al ver a mis amigas.

-Hola y adiós- dice Tatiana siguiéndome por las escaleras.

Solo vi como a Purre le ardían los ojos al ver que había invitado a Christian, y la verdad es que me divertía bastante molestarlo.

Los cuatros subimos a mi habitación y estuvimos haciendo la tarea que nos mandaron, que para ser el primer día era bastante.
Pasaron las horas y se hizo tarde, las chicas y Christian se iban y bajé con ellos a la entrada.
Vi que la "chica" de Purre seguía aquí, no me molestaba que estuviera, si no que no lo hicieran donde todos los viéramos ya que era bastante asqueroso. Ver como sus lenguas rozaban y sus cuerpos igual al unísono, solamente me recorría un escalofrío de asquerosidad.

Al rato me puse a cocinar algo para todos ya que yo tenia hambre y mi hermano me lo había suplicado, estaba cocinando cuando siento unas manos en mi cintura.

-Te ves hermosa con el traje de animadora- me dice Purre en mi oída haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

-Quita las manos de ahí o será lo último que hagas- digo sin dejar de mirar lo que estaba cocinando.

-Se que en realidad quieres que las deje ahí pero te haré caso- dice otra vez en mi oído.

Tenía razón. ¿La tenía? Que va.

Fuimos todos a la mesa a cenar, yo estaba en el sofá entre mi hermano y Kendal. Los demás estaban repartidos por el sofá y Matías estaba en un gran puf que había en el suelo.

-Te quedó riquísimo, pero no tanto como tú claro- dice Matías desde su sitio.

-¿Sabes que es rico?- le pregunto.

-¿El que hermosa?- dice intrigado.

-Esto- digo tirándole lo que me sobraba en la ropa.

-Ohhhh, te vas a enterar hermosura- dice mientras me cogía por los aires y me llevaba a la piscina.

-No no no, Matías ni se te ocurra- digo intentando escapar.

-Admite que soy el más hermoso del universo- dice haciendo como si me iba a tirar.

-Ni en tus sueños- digo riendo y al instante cayendo al agua.

-En mis sueños besas de maravilla bella- me dice cuando mi cabeza ya estaba en la superficie.

Yo solo le tiré agua y salí de allí ya que estaba helada.
Vi como Raúl me traía una toalla.

-¿Que te ha pasado en la cara?- pregunta riéndose.

-Pues seguramente se me haya borrado todo el maquillaje. ¿Tengo los ojos negros no?- le pregunto un poco cabreada ya que ahora me tocaría ducharme.

-Si, pero igualmente siempre te ves bien- dice guiñándome un ojo.

Yo solo me fui corriendo a mi habitación para que nadie me viera, pero cuando estaba en el último escalón choqué contra alguien y caí rodando por las escaleras.

Al rato desperté en una habitación, vi entrar a Purre y supuse que estaba en su cama.

-¿Que ha pasado?- digo incorporándome lentamente.

-Te has chocado conmigo y te has caído por las escaleras- dice rascándose la nuca.

-Que oportuno, acabo de entrar en las animadoras y ya me estoy cayendo. Eres un genio Pilar- digo creyendo que lo decís en mi mente.

Él solo río y empezó a curarle las pequeñas heridas de mis rodillas.

-¿Sabes que no tengo cinco años no?- digo mirándolo a esos bellos ojos color avellana.

-Ya, pero si te has caído por mi culpa lo más sensato es que te cure yo. Pero si no quieres me voy eh- dice haciendo un gesto de irse.

-No no, sigue- digo agarrándolo del brazo.

En ese momento nuestras miradas se quedaron fijas en la del otro, parecía como si el tiempo se hubiera parado y solo estuviéramos él y yo.

-Em si, sigo- dice saliendo del trance y volviéndome a curar en silencio.

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