Viviendo con playboys|| Versión Pilurre

15

Al día siguiente me desperté con resaca, la verdad esto era lo que menos me gustaba de las fiestas.
Me levanté y lo primero que hice fue vomitar, creo que todo esto me surgió por haber bebido tanto alcohol y todos mis disgustos de anoche.
Le envié mensajes a Zac pero no me respondió ninguno de ellos, la verdad me dolía bastante esta situación.
Bajé a la cocina con desgana para meter algo en mi estómago. Todos estaban abajo como de costumbre.

-Tienes peor cara que de normal Pilar- dice Purre volviendo a ser el de siempre.

-Eso no lo decías anoche- digo guiñándole un ojo y haciendo que todos rieran.

-¿Pasó algo entre ustedes?- pregunta Kendal.

-No, ya lo gustaría- dice Purre riendo.

-La verdad es que tengo novio- digo mordiendo mi manzana.

-¿Pero no lo dejaron?- pregunta Matías.

-No te incumbe- digo sentándome en el sofá.

-Eso es un si- dice Kendal riendo.

-Cállate, que por lo menos yo no soy un Playboy- digo tirándole un cojín.

-Has tenido una muy mala idea hermosa- dice Kendal agarrando otro cojín y empezando a pegarme con él.

Nos estábamos pegando con los cojines encima del sofá, cuando en uno de esos golpes Kendal me dió demasiado fuerte y caí desde lo alto del sofá.
Vi como Purre se levantaba rápido y caí en sus brazos, nos quedamos mirando unos segundos cuando los dos reaccionamos.

-Em, gracias- digo un poco sonrojada.

Él solo se fue hacia su cuarto sin decir ni una palabra.

-Perdón Pilar, no quería tirarte- duce Kendal rascándose la nuca.

-No pasa nada- digo aún mirando a las escaleras por donde se había ido Purre.

-¿Que tipo de relación tenéis Purre y tú?- pregunta Matías.

-No lo sé ni yo, la verdad es muy bipolar conmigo- digo subiendo los hombros.

-Purre es un chico complicado, yo no lo soy tanto por si lo querías saber- dice Kendal apoyándose en mi hombro.

-La verdad ahora solo quiero arreglar las cosas con un chico así que permiso- digo quitando el brazo de Kendal de mi hombro y subiendo a mi habitación.

Me puse unos pantalones largos negros con una sudadera turquesa y mis vans.
Agarré todo lo que me hacía falta y salí por la puerta, no sabía muy bien donde vivía Zac porque nunca le acompañaba, pero por las indicaciones que me daba aveces cuando hablábamos lo averiguaría.

Estuve un rato caminando hasta que encontré la casa que él siempre me describía, toqué a la puerta y salió un Zac despeinado y con los ojos rojos.

-Hola ¿Estás bien?- le pregunto por la hinchazón en sus ojos.

-Hola. Estoy bien. ¿Que haces aquí?- pregunta confuso.

-Quería decirte que aunque pienses lo contrario yo te quiero mucho y no fue mi intención hacerte daño de verdad. Estaba borracha y no sabía lo que hacía, espero que me perdones de verdad, pero sino quieres hacerlo lo comprenderé- digo a punto de llorar.

-Pili, yo te quiero muchísimo de verdad. Pero no puede ser que si te doy una segunda oportunidad te guste otro- dice mirándome.

-¿Que me gusta otro?- le digo confusa.

-Te gusta Purre, y se ve a kilómetros Pilar- dice con la voz medio rota.

-Zac, te juro que no me gusta Purre. Eres al único al que quiero ahora a mi lado- digo agarrándole las manos.

- Bueno, espero que sea verdad. Intentémoslo de nuevo- dice sonriendo y juntando nuestros labios en un tierno beso.

-¿Hay alguien en tu casa?- le pregunto con cara coqueta.

-No, ¿Quieres entrar?- me dice con la misma cara.

-Obvio- le respondo mientras entro y analizo su casa.

La verdad era bastante bonita, no me dio tiempo a analizarla mucho ya que Zac me agarró por la mano y subimos a su habitación.

Estuvimos viendo la película a todos los chicos Pd: aún te quiero, amo esa película aunque siempre las primeras son las mejores.

-¿Por que me miras tanto?- le pregunto a Zac al notar que me miraba.

-Eres hermosa Pili- dice acercándose.

-Tú también- digo juntando nuestros labios.

El beso iba subiendo de tono, la verdad me gustaba bastante. Quería hacerlo con él pero mi corazón me decía que no era ni el momento ni la persona correcta para hacerlo.

-Zac...- digo entre besos.

-¿Que pasa?- me pregunta.

-No puedo, no estoy preparada...- digo un poco roja.

-No pasa nada, cuando estes lista- dice abrazándome.

-Gracias, te quiero mucho- digo cerrando los ojos.

-Y yo- dice haciendo lo mismo.

Aveces la cabeza nos confunde con lo que nos quiere decir realmente el corazón.

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