Viviendo con playboys|| Versión Pilurre

40

Me desperté por el horrible sonido de mi alarma, pero mi enfado se desvaneció cuando vi a Purre a mi lado despertando.

-¿Por que me miras tanto?- dice riendo.

-Por nada- digo riendo también.

-Debería irme a cambiar- dice levantándose.

-Okay nos vemos abajo- digo con una sonrisa.

-No tardaré- dice dándome un beso en la cabeza antes de salir.

Era realmente tierno cuando quería.

Me vestí con unos jeans azul oscuro con una remera blanca y unas zapatillas del mismo color que esta. Me hice una cola alta y me dispuse a bajar las escaleras para desayunar.

Todos ya estaban sentados en la cocina charlando, yo solo me acerqué y tomé una manzana.
Al poco tiempo sentí como unos brazos rodeaban mis hombros.

-¿Nos vamos?- susurra Purre en mi oído.

-Si- digo para girarme y verlo con una sonrisa.

-Vamos- dice pasando ahora su brazo por mi espalda y llevándome hasta la puerta donde estaba su moto.

-¿Ahora tendré que ir todos los días ahí?- digo con una ceja levantada.

-Rubia tendremos que hacer la entrada triunfal- dice riendo y poniéndose el casco.

-Me da igual lo que piensen los demás la verdad- digo riendo y poniéndome detrás de él.

-Agárrate- dice mientras encendía la moto.

Y así lo hice, me agarré y nos fuimos rumbo al instituto.

Llegamos y Purre aparcó donde normalmente lo hacia, pero ahora captando más miradas que de normal.

-¿Por que nos miran tanto?- pregunto ya que yo no era ninguna celebridad, o eso pensaba.

-No nos miran, te miran- dice riendo y pasando su brazo nuevamente por mis hombros.

-Pues que miren, pero como me saquen de mis casillas esto no acabará bien- digo mientras veía a las chicas cuchichear cosas entre ellas.

-Hey fiera, tranquila. Ese es el precio de salir conmigo- dice parándose enfrente mia y poniendo sus manos en mi cintura.

-¿Y por que tiene que tener un precio?- le pregunto.

-¿Me vas a preguntar cada cosa que te diga?- dice riendo nuevamente.

-Si es necesario así será- digo riendo y escabulléndome de su agarre para irme a mi clase.

Allí me encontré con mis amigos y Pablo.

-Veo que os habéis conocido- digo ya que estaban todos sentados juntos.

-¿Os conocéis?- dice Christian señalándonos a Pablo y a mi.

-Si, somos amigos de siempre- digo con una sonrisa.

-Pues genial, Pablo ya eres oficialmente uno de nosotros- dice Cristina riendo.

-Es un honor- dice Pablo riendo también.

Hasta que aparecieron los playboys, Purre y yo cruzamos miradas y los dos sonreímos al unísono.

-Ui ¿Y esas miradas? ¿Hay algo que nos quieras contar Pilar?- dice Tatiana con cara pícara.

-¿Yo?- digo haciéndome la inocente.

-Si tú y Purre. ¿Qué hay entre ustedes?- pregunta ahora Cristina.

-Pues ahora mismo entre nosotros hay muchas personas, sillas, mesas...- digo mirando la sala y riendo.

-Eres tonta, decimos sentimental- dice ahora Pablo riendo.

-Ahhhh, no había entendido- digo haciéndome la que no sabía.

-Claro Claro...- dice Christian.

-Pues estamos saliendo- digo ya sin preámbulos.

-Y lo dices así de natural. ¡Pilar queremos detalles!- dice Tatiana.

-Si te pones a gritar no voy a contar nada- digo ya que nos había mirado todo el salón, hasta Purre creo que lo podría haber escuchado.

-Vale vale, pero cuéntalo- dice riendo.

-Pues vino a mi habitación y hablamos y todo eso terminó en un beso...- digo pero Cristina me interrumpió.

-¡¿Se besaron?! ¡¿Te besó?! ¡¿Se besaron?!- dice Cristina emocionada.

-Si, aunque no era la primera vez...- digo mirando al cielo.

-Espera ¿Ya se besaron y yo no sabía nada? Que fuerte- dice Christian riendo imitando a las chicas.

Todos reímos y al poco tiempo vino el profesor y empezamos la clase.

.

Había sido el día más largo de mi vida, pero no me importaba porque por fin iba a regresar a las animadoras y eso me ponía muy feliz.

-Me alegro de que hayas vuelto- dice Tatiana al verme con el uniforme.

-Y yo de volver a estar aquí- digo con una sonrisa y yendo con ella hacia la cancha para ensañar.

Estuvimos haciendo varios bailes para el partido de esta semana, al estar terminando llegaron los chicos del equipo.
Eran tan groseros algunos que ni disimulaban cuando estaban mirando nuestros traseros. Uno de ellos era Yoel, un cerdo de pies a cabeza.
Iba pasando por detrás de todas las animadoras mirándoles el trasero hasta llegar a mi, que obviamente no se escondió de mirarme de arriba abajo.

Se ve que Purre le vio y empezó una pelea entre ambos.

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