19

54 7 3
                                    

12 de setiembre, 2017.

Reviso por segunda vez la edición que hizo Patrick a nuestro trabajo de redacción, y aun no puedo creer que esas enormes manos se manejan un léxico tan cautivador. Son de esas lecturas que no te dejan ir hasta que lo termines. Llego a las últimas lineas del ensayo y siento unos largos y cálidos dedos que tapan mi rostro. Hablando del manotas.

Quito sus manos de mí y me giro para verlo.

—Justo estaba pensando en...

—¿Él? —me dice Alex, apuntando a Patrick que está viniendo hacia nosotros—. ¿O en mí?

No supe nada de Alex desde la última vez lo vi en su casa, frente a mí mientras estaba acurrucada en Patrick. Tampoco pude descifrar su inquieta sonrisa cuando se marchó de mi vista. Estuve pensando que no fue porque estuvo feliz de verme en los brazos de otro que no sea él, sino fue una sonrisa que te dice: prepárate, solo estuve calentando.

—En ninguno —digo.

—¿Seguro? Porque esa sonrisa no sale por cualquiera.

Alex se sienta a mi lado.

—Tampoco debería ser por alguien —le aclaro.

Patrick llega a nosotros. Me da un beso y se posiciona a mi otro lado, pasando sus brazos por mis hombros. Alex tose, se toca la garganta y quita su mirada que está puesta en mis ojos para irse hasta la extremidad de Patrick.

—¿Ocurre algo? —pregunta Patrick, mirándome.

—No, nada —habla Alex, regresando la mirada a mí—. Solo vine a pedirle un favor a Sofía.

¿Favor? Está situación se está torneando algo incómodo. Tener al que solía ser mi novio por un lado y tal vez posible novio por el otro, es extraño. Es la primera vez que me pasa, y no puedo creer que me sienta protagonista de un triángulo amoroso. Una pequeña brisa recorre mi cuerpo, provocando que mi piel se erice y tenga los pelos de punta. Esto es lo que se debe se sentir cuando si estás en medio de uno, alrededor de dos seres que tienen tu corazón corriendo a mil latidos por segundos.

—Sí, un favor. Lo iba a decir antes que llegaras —miento, y entro al juego de Alex.

—Bueno, aquí me tienen. No creo que sea un impedimento a que lo digas, ¿cierto, Alex?

—Ah, no. No hay problema. —Alex se acomoda—. Me alegra que lo escuches. No quiero malos entendidos.

Patrick me estruja y suelto un grito de dolor, pero ninguno de los dos lo nota.

—Descuida, confío en mi chica.

Alex nos mira con una cara de <<¿en serio?>> y levanta sus hombros como si no le interesara.

—Bueno... —Lo escucho decir en voz baja a Alex y prosigue—. Como les decía, necesito...

—Un favor... —le interrumpo. Alex sonríe y asiente la cabeza—. ¿Qué clase de favor?

—Es simple, no es tanto tampoco.

—Sanguinetti —dice Patrick.

FuisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora