14. (final)

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Yohan caminaba sin rumbo fijo por el primer piso, con la mirada perdida y el sonido de aquél disparo repitiendo una y otra vez en su cabeza. Por supuesto, el repentino estruendo había causado que cerrara los ojos con fuerza debido a la sorpresa, sin embargo, al volver a abrirlos entrar en estado de shock había sido inevitable.

Ver tanta sangre esparcida por la habitación en la que los tenían vigilados había sido muy impactante, principalmente cuando notó la mitad superior de su cuerpo manchada de sangre, encontrándose a sí mismo lavando sus manos y su rostro en el baño de varones que se encontraba más cercano. Ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta ahí.

La conocida combinación de luces rojas y azules comenzó a iluminar todo el pasillo central, lugar en el que el joven volvió en sí, parpadeando un par de veces y acercándose a la ventana para confirmar que no era alguna ilusión suya.

Sin demora, corrió con lágrimas en los ojos hacia la salida principal para salir de ahí de una vez por todas.

Se detuvo cuando su mano había tirado del portón y pudo notar que no tenía el pistillo puesto. No podía irse de ahí.

Junho seguía dentro.

Trató de calmarse haciendo un par de ejercicios de respiración y soltó con cuidado su mano, dio vuelta y buscó rápidamente las escaleras hacia el segundo piso. Pensó que Wooseok había llegado bastante rápido cuando fue llamado, por lo que no debería de estar demasiado lejos.

[...]


— Vaya. - Dijo el hombre hacia él. — ¿Ya terminaste? - Tomó su barbilla y lo obligó a verlo directo a los ojos. — Fué un poco extraño que vomitaras hasta ahora, la mayoría de las veces es instantáneo.

Yunseong escupió los residuos que había en su boca y volvió a bajar la cabeza para no crear sospechas.

Todo aquello era demasiado para él. Literalmente había visto morir a dos filas de chicos frente a sus ojos. Sin embargo, y contrario a lo que Byung Hun pensaba, aquella situación lo había rebasado cuando vio a su novio entrando por la puerta principal del auditorio, escabulléndose hasta acercarse al equipo de sonido.

Jamás había sentido tanto miedo en su vida.

Morir se había convertido en algo sin sentido para él. Ver a sus compañeros tumbados en el piso, uno sobre otro, le había servido para darse cuenta de que una vez muerto lo demás ya no importaría. Incluso había cruzado un par de veces la idea de que sería mejor que su vida fuera arrancada para dejar de sentir esa angustia.

Saber que Minhee estaba ahí y que podría ser atrapado en cualquier momento era lo más horrible que había sentido jamás. Estaba sudando y sentía que su corazón iba a salir de su pecho.

— ¿Deberíamos traer más chicos? - Preguntó uno de los secuestradores, después de un largo bostezo. - Son casi las 6 am y estoy muriendo de cansancio.

– Me aburrí de matar adolescentes. - Respondió el líder. — Además la misión se fue al caño. Los únicos chicos en nuestro poder son Kim Yohan y Song Hyeongjun, y el estúpido de Changwook no contesta el puto comunicador.

— ¿Crees que haya pasado algo?

— Tiene su arma, no creo que haya problema.

— ¿Entonces qué haremos?

— Tenemos al premio mayor. - Señaló al chico del fondo, quien veía con insistencia hacia el lado contrario en el que se encontraba. — El hijo del ministro de justicia.

— Creí que era Kang. - Los sentidos del menor volvieron a ponerse alerta, teniendo como causa principal el hecho de que al ser mencionado el apellido de su novio, el aludido se encontraba subiendo al estrado para acercarse más a él.

S.O.S - Produce X 101Donde viven las historias. Descúbrelo ahora