De popular a solitario (C.G #3)

Epílogo

¡Vacaciones! Me iré del país unos días, Ryan me ha invitado junto con nuestros amigos a la cabaña que tiene. Me da un poco de miedo viajar en avión, pero como Nat me acompaña, no sufro tanto.

―Llegamos ―me dice mi novia y suspiro aliviado ―. Vamos por los bolsos ―Me sonríe.

Una vez bajamos del avión, nos tomamos un taxi y nos dirigimos a la cabaña, veo a todos mis amigos sacándose una foto, así que corro y entro en esta también, luego miro a Natalla.

―¡Ven, vamos a sacar otra! ―le digo.

―Después ―ella responde avergonzada.

―¡Eh, no saludas! ―se burla Ryan.

―¡Hola! ―Alzo la mano feliz ―¡Los extrañé! ―Abrazo a uno por uno ―Les presento a Nat, mi novia ―La señalo ―. Nat, ellos son Len, Tere, Edmund, a Ryan ya lo conoces, él es Tef y aquí está Tahiana. 

―Wow, cuanta gente ―Se ríe nerviosa Natalla.

―Tranqui, no mordemos ―juega Edmund.

―Aún ―Mueve las cejas Ryan y Len le pega un codazo ―¿Qué?

Teresa toca la remera de Len en un pequeño movimiento.

―Vamos adentro ―la castaña expresa tímida y el novio asiente.

―Tengo un hambre ―expresa Tef y Tahiana va detrás de él, algunos pensarían que están juntos, pero no ―. Me voy a comer toda la alacena.

―¡Yo primero! ―Corre la rubia.

―¡Eh, no te comas mi comida, loca! ―le grita Ryan y los sigue.

Me quedo a solas con Edmund mientras todos van entrando a la casa, hasta mi novia se va, ya que solo quiere dejar los bolsos y revisar toda esta naturaleza.

―¿Qué pasa? ―le digo al de ojos azules ―¿No entras?

―No, me quedaré por aquí.

―Te ves pálido ―opino.

Me mira entonces me sonríe.

―Me maree en el auto, nada grave.

―¿Necesitas algo? ―le consulto y escucho que suena su celular ―¿No vas a contestar?

―No.

―Bueno, iré a ordenas mis cosas ―digo tímido.

―Tranquilo, estoy bien, ve, no tienes que quedarte aquí, solo es que deseo estar un momento a solas ―Se ríe ―. Me gusta el aire fresco.

Sonrío.

―De acuerdo ―Camino en dirección a la cabaña y cuando oigo que tose me giro ―¿Todo bien?

Alza la mano.

―Sí, no pasa nada.

Observo mejor entonces veo sangre en su mano, así que corro preocupado al acercarme.

―¡¿Acabas de escupir sangre?! ―pregunto alarmado ―¡¡Hay que llamar a un médico!!

―No te alarmes ―Saca un pañuelo de su bolsillo y se limpia la mano muy tranquilo ―. Estoy bien, no le digas a los demás.

―Pero...

Me da dos golpecitos en el hombro.

―Estoy bien ―repite ―. Len sabe ―me aclara.

―Mm bueno... ―expreso en tono bajo e intranquilo ―pero debes ir al doctor, eso no es normal.

―Créeme, he ido muchas veces al médico.

Continuará...

En Eres mi enfermedad ❤