nineteen.

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"Mi alma se fue, todo lo que queda es un fantasma que no reconozco

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"Mi alma se fue, todo lo que queda es un fantasma que no reconozco

Reemplazado por el mismo diablo.

Tomó mi corazón en su mano y lo apretó,

Mi cuerpo se convirtió en su arma,

Mi mente su prisionera.

Ahora todo lo oigo es el sonido de gritos inocentes

Y ya no puedo distinguir la diferencia entre ellos y yo."

—Era él —Steve mira fijamente sus gruesas esposas de metal, hablando con voz entrecortada—. Me ha mirado y era como... si no me conociera.

Natasha mira fijamente al espacio, sabiendo bien el sentimiento.

—Eso es casi imposible —Sam habla desde al lado de la mujer—, han pasado setenta años.

Los ojos de Natasha se levantan para mirar al frente mientras el auto se sacude y se balancea. Ella ya sabe la respuesta. Incluso en la Habitación Roja, sabía cómo contenían al Soldado de Invierno; sólo tenía sentido si lo ponían en criocongelación. Luce relativamente igual que cuando Natasha lo conocía. Es así como ha podido reinar durante las últimas cinco décadas, asesinando y matando a quien sus superiores le hayan ordenado. No, no, lleva más; casi siete. Una extraña satisfacción se asienta en su pecho, incluso en medio del dolor de su hombro. Sabe su nombre. Finalmente, conoce el nombre completo de su soldado más allá de 'James' o 'Activo'.

James Buchanan Barnes.

Bucky.

Y él conocía a Steve. Naturalmente, ha investigado lo suficiente como para saber todo sobre su amigo de la infancia. Oh, haber pasado por lo que James. Fue humano una vez. Un soldado de los buenos. Fue devoto. Leal. Patriótico. Voluntarioso. Esa parte la hace sonreír un poco. Ahora es terco, aparentemente por sus días como Soldado de Invierno. ¡Dios, la enfurece tanto! Se llevaron su bondad. A veces podía verla, cuando todavía estaban rodeados por las pesadillas de la Habitación Roja. Él la protegió cuando lo necesitaba y ella hizo lo mismo. Pero aún así mató, rompió cuellos y torció huesos dentro de sus casas de piel y músculo; seguía siendo un asesino. Ella también.

Svetlana no se merecía a ninguno. Svet merecía gente mejor. Ser criado por Bucky y Natasha. Ni El soldado de Invierno. Ni la Viuda Negra. Svetlana merecía un hombre que fuera bueno, amable y amoroso. Merecía una mujer que fuera gentil, cálida y suave. Sin embargo, ¿qué obtuvo su dulce niña? Un padre que no podía recordar su nombre y una madre que pensaba que estaba muerta.

—Zola —la voz de disgusto de Steve la separa de su ensueño, dándose cuenta lentamente de por qué su amigo estaba frente a ellos hace unos momentos—. Bucky y toda su unidad fueron capturados. Zola experimentó con él. Por eso Bucky sobrevivió a la cabeza —su cabeza se inclina lentamente, cada vez más por el horror—. Luego debieron de encontrarle y...

✓ BLOODY BALLERINA ▹ barnes-romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora