twenty-three. (end credits scene)

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"Y cuando mi tiempo se haya acabado, ¿habré hecho suficiente?

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"Y cuando mi tiempo se haya acabado, ¿habré hecho suficiente?

¿Quién contará mi historia?"

Una gorra negra cubre un desorden de cabello rojo mientras una chica camina entre una multitud que habla en tranquilidad. La información se alinea en las paredes por las que pasa, las palabras cuentan la historia de los amigos de su padre cuando era más joven y puro. Todo parece zumbar demasiado a su alrededor cuando personas mucho más altas se elevan, imágenes conocidas inundan las paredes y las cámaras destellan. Tanto los vídeos como la música que no puede escuchar se reproducen repetidamente, pero, incluso si pudiera, no les estaría prestando mucha atención. Trata de mantener su rostro oculto de la gente que la rodea, incluso si sus ojos miran con pánico alrededor.

Está buscando a alguien, después de todo.

Los pequeños pies de Svetlana la hacen girar con gracia, buscando a su padre. Se separaron nada más entrar al museo; se habían deslizado en un gran grupo de personas para pasar desapercibidos, pero ahí fue donde salió mal. Y luego se alejó como el fantasma que la mayoría conoce. Ella está muy asustada, el mundo sigue girando a su alrededor y todavía no puede encontrar a la persona que necesita. Ninguno puede hacer una escena. No los pueden encontrar. Han pasado menos de veinticuatro horas desde que escaparon de HYDRA y los que no fueron purgados pueden estar en cualquier lugar. El padre y la hija no deben separarse; eso los hace objetivos más fáciles, y ella no quiere volver con los monstruos que han hecho daño en su cerebro.

Aún manteniendo la cara hacia abajo, Svetlana no ve al hombre con el que se estrella. Reprime un grito de sorpresa cuando su gorra se cae. Su cuerpo se pone completamente rígido y sus ojos azules se giran, también se echa las manos sobre la cara para evitar que nadie la vea. El corazón de Svet late violentamente y su respiración se acelera, luego el miedo se apodera. Después, una mano suave descansa sobre su hombro y le da un par de ligeras palmaditas.

Y es... extrañamente agradable.

Cuando la mano misteriosa no hace nada para lastimarla por la fuerza, los dedos de Svet se levantan de su rostro para poder mirar a la persona. Se sorprende al encontrar a un anciano guardia de seguridad con gafas de montura negra sonriendo. O, al menos, solía ser un guardia, ya que ahora tiene el uniforme sobre su brazo. Quizás fue despedido. El ex-guardia de seguridad no dice nada mientras se miran; él sólo toca su hombro como si estuviera tratando de calmarla de alguna manera.

Un destello de movimiento a su izquierda la hace temblar de miedo. El cuerpo junto a ella se agacha, atrapa su gorra y la deja caer sobre su cabeza. Con cierta dificultad, la niña mira más allá de su visera para ver a su padre, quien está vestido con ropa de civil y una gorra parecida. El hombre moreno le da un fuerte gesto de agradecimiento al guardia, sin hacer contacto visual. El guardia apenas tiene la oportunidad de dar su respuesta cortés antes de que el padre se dé la vuelta. A medida que se alejan, pone a Svetlana a su lado y ella lo abraza apresuradamente.

Incluso cuando ambos lanzan suspiros de alivio, ninguno dice nada al desaparecer entre la multitud. Él frota suavemente la espalda de la chica, tratando de mostrarle que está con él ahora. Svetlana engancha dos de sus dedos más pequeños a través del aro del cinturón de los jeans de su padre, asegurándose de no perderlo otra vez. Luego permite que su otra mano lo suelte para poder ubicar correctamente la gorra, pensando en cuando Natasha se la arregló. Fue hace solo un par de días, lo que parece muy extraño. El recuerdo se siente como si perteneciera a otra vida.

Para que nadie pueda encontrarme —susurra Svetlana para sí misma con una pequeña y cariñosa sonrisa, repitiendo las palabras que su madre le dijo.

El padre y la hija continúan caminando a través de la feliz multitud. Solo se detienen nada más encontrar una pared de cristal con una cara muy familiar. Los ojos de Svet se abren de sorpresa y recupera el aliento, mirando a su padre en cuestión.

El hombre no dice nada, sus labios se separan mientras lee la información que le cuenta sobre el hombre que solía ser.

—¿Papa?

Apretando los labios, el hombre aparta los ojos de las palabras para poder mirarla.

Sus grandes ojos azules lo observan inocentemente, haciendo la misma pregunta que una vez hizo cuando era mucho más pequeña.

—Vy nazvali, chto? —¿tú nombre?

Finalmente la responde.

Sabe cómo hacerlo.

Nunca lo había pensado realmente.

Su nombre.

¿Cuál era?

Su dedo meñique le toca las costillas cuando el silencio dura mucho tiempo.

—Bucky —decide decirle—. Bucky Barnes.

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¡Hola! Hasta aquí llega el tercer libro. ¿Qué parte os ha gustado más? ¿Cuál ha sido la más dolorosa? Yo me puse a llorar cuando Svet llamó a Natasha "mamulya" por primera vez, me dio fuerte. En fin, espero que os haya gustado y sigáis por aquí hasta el final. Nada más publique la secuela pondré una nota, así que no la saquéis aún de la biblioteca, ya que será a lo largo de esta semana.

¡Muchísimas gracias por leer!

¡Os amo 3000!

✓ BLOODY BALLERINA ▹ barnes-romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora