"Ella era medio humana y medio huracán.
Una mitad vivía para destruir y otra para sobrevivir."
—Otra vez.
El cabello rojo de Svetlana estaba recogido en un moño apretado y perfecto, y su cuerpo estaba cubierto con un vestido negro con leotardos. Sus movimientos eran elegantes, controlados, perfectos. Tenía los dedos de los pies cubiertos con zapatillas de ballet rosadas mientras giraba lentamente con las manos sobre la cabeza y luego estiraba el pie, apenas rozando el suelo con él.
Bailaban en una línea perfecta; las seis chicas que aún estaban vivas. Habían matado al resto.
Veintisiete chicas entraron en la Habitación Roja con Svetlana.
Seis sobrevivieron y doce murieron.
Habían matado a dos cada una.
La sangre de dos niñas corría por sus manos.
—Otra vez —la cabeza de Dmitri asintió, como si sintiera dolor por lo que estaba viendo.
Sus dedos de los pies ya no le dolían tanto como antes, y su cuerpo era delgado y perfecto. Aunque Svetlana no podía escucharlo, era consciente de que la música sonaba de fondo cuando se daban la vuelta y giraban los brazos con movimientos cortantes pero elegantes. Sin poder escuchar la composición, había aprendido a sentir la música a través de las tablas del suelo y anticipar lo que las otras chicas harían a continuación. Los instructores habían informado muy firmemente a Svetlana de que no le darían subsidios por ser "menos inteligente" que el resto. Que fuera sorda no significaba que fuera menos inteligente que cualquier otra persona, pero había mantenido la boca bien cerrada como siempre.
Dmitri observó a las chicas con la misma mirada seria y sin impresionar que traía con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados. Las más jóvenes con uniformes se arrodillaban en el suelo, viendo los pies de las bailarinas elevarlas bruscamente.
—Otra vez.
Se movieron rápidamente al ritmo de la música.
—Otra vez.
Habían bailado durante ocho horas seguidas, pero no estaba contento.
—Otra vez.
Las llamó por su nombre mientras ellas agachaban la cabeza y se ponían de puntillas.
—Otra vez.
Tenía que ser perfecto.
—Otra vez.
No lo era.
—Otra vez.
No eran de cristal. No se romperían. Madame B. le dijo a Svetlana repetidamente que estaba hecha de mármol. Igual que la Viuda Negra.
—Otra vez.
Mármol.
—Otra vez.
No de cristal.
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Segundo año.
Svetlana nunca había tenido la costumbre de hablar con las otras chicas. En todo caso, hacía todo lo posible para evitarlas, especialmente porque a menudo se enojaban con ella y nunca se lo tomaba con calma.
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✓ BLOODY BALLERINA ▹ barnes-romanoff
Fanfiction❝ Todos tus aliados morirán o se volverán locos. Nunca sabrás en quién confiar. Nunca tendrás una relación normal. Y si encuentras el amor, por imposible que sea, debes recordar una regla, la más importante de todas: nunca tener hijos. NUNCA. ❞ - n...