Lan Zhan alcanzo la inmortalidad junto con su hermano, haciendo la promesa de buscar a Wei Ying, pero cuando por fin lo encontró, él jamas lo miro con amor, para él era solo un extraño.
Lan Zhan miro como una y otra vez el amor de su vida lo dejo p...
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Cuando morimos, nuestra alma se separa de nuestro cuerpo, pero, ¿Dónde se va nuestra alma?, Según tu cultura o religión, puede ser el infierno o el cielo o simplemente te quedas en el limbo.
Los clanes antiguos, nacieron con núcleo dorado, un poder dentro de ellos, pero ¿Qué es realmente eso?, Es la extensión de su alma.
Cuando Wei Ying murió en los brazos de su amado, no solo se llevó consigo los recuerdos dolorosos de su vida si no el amor de esa persona.
Aquel amor fue más fuerte que otra cosa, suplico a los cielos poder renacer, pero fue tan fuerte su deseo que su alma se hizo pedazos.
Recuperarse con el poder de su núcleo, fue más que algo imposible, por cada vida que nacía, un pedazo de su alma se unía a la de esa persona que tenía su aspecto, pero no su alma completa.
Entonces al final lo logro, su alma estaba unida de nuevo, aquel cuerpo con un aspecto similar, porque aunque tuviera el mismo nombre, nunca era igual cada reencarnación, había algo diferente entre ellos.
Pero aquel chico con el mismo nombre, era una persona con fuerte carácter, que logro separar su alma de la de Wei Ying, aquel cuerpo no era un muñeco de arcilla donde pudiera renacer y volver avanzar, ahora solo era un alma que estaba en un cuerpo que no era el suyo, aunque estuvieras casi unidas, aquel joven se negaba a desaparecer entre los recuerdos de Wei Ying y dejarlo habitar en el.
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Jin GuangYao llevo a Jiang Cheng a una cafetería donde entraron y se sentaron uno frente del otro.
Wanyin arrugó levemente sus cejas ya que el lugar era extraño, había muchos estudiantes universitarios.
No era un lugar donde dos personas hablaran de negocios. Eso era claro.
—Lamento haberle traído aquí, pero el café es bueno, espero no le incomode ─pronunció con una voz muy delicada y educada
—No te preocupes, esta bien —respondió secamente Jiang Cheng
—¿Por qué siento que siempre está molesto? —sonrió haciendo hundir sus hoyuelos
—Creo que será una excusa muy tonta si le dijo que es por el carácter de mi madre —pronunció mirando el menú
—Entiendo, ¿me dejarías pedir por usted? —preguntó
—Bien —dejo la carta y lo miro.
Jin GuangYao pidió por los dos, para Jiang Cheng un café acompañado de un pedazo de pastel de chocolate amargo, para él un té con un pedazo de pastel de zanahoria.
