RENNAN
Habíamos subido a mi recamara para tener mayor intimidad, lo que iba a contar debía ser escuchado solo por Eiden, era un tema difícil y sabía que sus sentimientos saldrían a flote al igual que los míos, por ahí dicen, recordar es volver a vivir. Nos recostamos en mi cama, su cabeza descansaba en mi pecho y con sus dedos jugueteaba con mi camisa debido al nerviosismo así como yo lo hacía con su cabello, necesitaba sentir su proximidad para darme valor así que mi mano libre se mantenía firme en su cintura proporcionando pequeñas caricias, hablar requería tiempo y él estaba respetando eso.
— ¿Vas a dejarme entrar a tu planeta? — asentí, sabía que en algún punto él debía saber lo que fue de mi tras su partida y si quería sanar tal como me recomendó Arian debía comenzar por ahí.
— Es difícil de contar — susurré, él más que nadie comprendía lo doloroso que puede ser un recuerdo al grado de dejarte petrificado. Eiden elevó la cabeza para así unir sus labios con los míos en un beso que me hacía saber él estaba ahí para mí.
— Tomate tu tiempo — murmuró; una parte de mí solo quería unirse a Eiden entre besos y caricias para refugiarme en eso y no recordar ese tormentoso pasado del que tanto me costó salir, pero la otra sabía que eso volvería más dañina nuestra relación.
— Debo hacerlo ahora — él se acomodó mejor sobre mí hasta el punto de quedar encima abrazándome por completo, yo pude corresponder envolviendo mis brazos en esa pequeña cintura que posee.
— Mi vida a partir del 7 de Marzo se sintió diferente. Mi planeta quedó destruido y yo quedé varado en ese enorme universo sin poder encontrar un refugio; fue como si dejase de existir— así fue como inicié mi relato para ingresarlo a mi planeta, al cerrar los ojos mis recuerdos volvieron y fue imposible que una lágrima no corriese por mi mejilla.
Llegué al salón de clases, me senté en la entrada esperando tu llegada pero no fue así, quise convencerme que se te había hecho tarde, estaba muy emocionado por verte ya que llevaba un almuerzo especial para ti que obligué a mamá a preparar y yo mismo había hecho un dibujo de como imaginaba nuestro planeta. No hiciste aparición; comí solo en la hora del receso y al ver jugar a los otros niños sentí dolor por no tenerte ahí para mí, me aferré a mi gorro rojo esperando verte al día siguiente pero por alguna razón no llegaste tampoco.
— Maestra, ¿Dónde está Eiden? Yo quiero hacer mi trabajo con él— debí preguntarle por ti alrededor de 10 veces en solo la primera hora, seguro la maestra debió odiarme y debí darle dolor de cabeza.
— Rennan, seguro solo está enfermo. ¿Puedes hacerlo hoy con alguien más? — no tenía opción, igual no recuerdo quien tuvo que tolerar mi cólera por no tenerte a mi lado. Pensé sería cosa de ese día, pero no, pasaron las semanas y tú seguías sin aparecer.
Lloré y grité pidiéndoles a mis padres me llevasen a tu casa, yo no suelo hacer rabietas pero en aquel entonces fui un auténtico dolor en el culo. Mamá accedió a llevarme con la condición de que dejase de llorar y así lo hice, al menos hasta que su auto se detuvo frente a tu casa la cual lucía abandonada. Grité fuerte, grité hasta que mi garganta dolía y me fue imposible seguir debido a las lágrimas, mamá no podía comprender por qué me dolía tanto, no perdía un amigo, perdía mi planeta.
— ¡Eiden! ¿Eiden dónde estás? ¡Te necesito! ¿Fuiste a tu planeta? — grité mientras golpeaba con fuerza la puerta de tu casa, los vecinos nos miraban raro pero a mamá poco le importó y me envolvió en sus brazos.
— Cariño tranquilo...—
— Dile que me lleve con él. ¡No pudo irse sin mí! ¡No pudo mamá! — lloré, todo mi planeta se volvía un caos ante tu ausencia; quería que aparecieras de entre los arbustos para asustarme como solo tú sabías hacer pero eso era imposible, todo lucía tan desierto.

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El planeta de Eiden
FanficEiden no pertenecía a este mundo; el tenía su propio planeta y yo deseaba formar parte de él.