Urano

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RENNAN

Desperté en la misma cama, el mismo cuarto, la misma casa, pero sintiéndome diferente. Es inexplicable como tu realidad cambia de un segundo a otro; mi cerebro no lograba asimilar la nueva información. ¿Mis padres con negocios sucios? Jamás lo hubiese imaginado; quizá eso era una ventaja en mi familia, la gente cree que somos únicamente una familia noble de la alta sociedad, ahora descubrí que también se puede ser criminal.

No sabía con quienes hablar al respecto; algo en mi interior me decía que posiblemente mis allegados lo sabían o al menos lo sospechaban, ahora que conozco la verdad suena un tanto absurdo creer que un negocio de autos y bienes raíces te trae dinero a montones. Me pensé en enviar un mensaje a Eiden o inclusive a Ari preguntando sobre el tema, luego de darle varias vueltas al asunto decidí no hacerlo, si no lo hablaron conmigo por algo será.

Unos días habían pasado desde que tuve el atrevimiento de salir de mi casa para buscar a aquel hombre y su hijo; en mi mente sigue intacto todo lo vivido una vez regresé a mi hogar. Mi familia y yo hablamos toda la noche, si antes nos consideraba unidos ahora llego a creer que nada puede separarnos; creamos un vinculo nuevo, donde cada secreto permanecerá entre los cuatro y nada deshará eso. Lo juré.

— Lamento haber escapado así; necesitaba un respiro, ¿Lo entienden? — miré a mis padres una vez nos encontrábamos en la comodidad de la sala y el gran abrazo se había deshecho. Pensé estarían molestos por mi actuar, no fue así.

—Lo comprendemos Rennan; ocultarte tu origen no fue lo correcto; pero ten en claro que los negocios familiares quisimos alejarlos de ti para protegerte —habló papá dando un par de palmadas en mi hombro, asentí lento sin perder de vista a Gala, en la mente de ambos se reproducía lo comentado en el auto seguramente.

— No pueden ocultarme más cosas, prefiero saberlas así sean ilegales y malas — evité mirarlos a ambos, algo dentro de mi seguía reprobando eso, ambos me inculcaron valores a lo largo de mi vida y saber que algunos de ellos no son respetados me hace desilusionarme.

— Sabemos que te fallamos Rennan; pero ¿Sabes? No hay un manual para ser padres, no es sencillo y todos nos equivocamos— esta vez fue mamá quien habló— Aún así no quiero que nos mires como criminales.

— Son mis padres y los respeto, pero ¿Qué se supone que deba hacer? — por primera vez en la noche los miré, primero en dirección a mamá y finalmente en mi padre quien lucía pensativo.

— Rennan; hay algo que debes aprender y por favor pon mucha atención —papá llamó mi atención así que giré mi cuerpo en su dirección para no perder detalle— Los presidentes, ejecutivos e incluso los curas son gente con cargos "legales" que hacen cosas malas. Y nosotros, si, tenemos un trabajo ilegal, pero no lo usamos solo para nuestros bienes...

— El bar que dirige el papá de Mariano, por ejemplo; hemos donado algunas casas a las personas que las perdieron en terremotos, damos dinero a casas hogares, pagamos cirugías que personas con escasos recursos no pueden. No somos los malos del cuento Rennan— prosiguió mamá, yo desconocía toda esa información por obviedad, ellos parecieron comprender lo que pasaba por mi cabeza por que papá se adelantó a hablar.

— No, no es algo que comentemos, las buenas acciones no se deben exponer para que sean buenas, uno las hace de corazón— papá dejó una mano en mi rodilla dando unas palmadas calurosas— y eso lo sabes bien porque eres igual.

— ... ¿Usan el dinero para cosas buenas? — ambos asintieron; algo dentro de mí se removió, pero no era una mala sensación, todo lo contrario; una sonrisa se expandió por mi rostro.

El planeta de EidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora