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CAPÍTULO 17

𝐶𝐴𝑆𝐴 𝐵𝑌𝐸𝑅𝑆

Joyce Byers se había marchado de su casa en dirección al supermercado donde trabajaba ya desde hace alrededor de diez años, sin falta alguna. Necesitaba un adelanto, un teléfono nuevo y bueno... de paso unos cigarrillos. Joyce Byers se encontraba de "vacaciones" su jefe le había dado aquella suspensión a causa de la trágica desaparición de su hijo. Pero lo que la señora Byers no sabía es que unos científicos iban directo a su casa en el momento en que ella se marchaba.

Un "empleado de la empresa de electricidad de Hawkins" subió los primeros escalones de la entrada de la casa. Llamo a la puerta, espero y espero, nadie contesto y eso lo supuso en el momento en que se bajo de la gran camioneta y noto que no había ningún auto en la entrada. Jonathan conducía hacia las afueras de Hawkins junto con su mejor amiga Ray en búsqueda de Lonnie, y bueno Joyce le estaba gritando a su jefe en aquel preciso momento.

El tipo disfrazado de electricista le hice una seña, la cual significaba "despejado", a quien conducía en aquella grande camioneta blanca. La puerta corrediza izquierda se deslizo y de esta salieron un montón de hombres cubiertos con unos trajes anti-radiación coló blanco.

Entre ellos se encontraba el doctor Martin Brenner con exactamente el mismo traje. Él y sus compañeros del laboratorio de Hawkins bajaron todo su equipo y comenzaron la investigación en todo el patio de la casa, por dentro y por fuera. Hasta que llegaron al punto mas potente donde se encontraba toda aquella radiación concentrada, era el cobertizo de la familia Byers, donde Will exactamente había desaparecido. Allí, en una esquina entre los muebles de madera y toda la porquería de chatarra que guardaba la familia, encontraron una sustancia asquerosa, la misma sustancia que había en los laboratorios...

Lo sabían, en el instante en que entraron en el cobertizo que allí estaba.

𝐸𝐿𝐸𝑉𝐸𝑁 𝑌 𝑀𝐼𝐾𝐸

—¿Lista estás? ¿Lista estás para qué? —Mike imitaba la voz de Yoda mientras jugaban en la mesa con sus muñequitos. Eleven lo miraba como si estuviese loca—. Su nombre es Yoda, puede usar la fuerza para mover cosas con la mente, así.

Mike arrojo todo lo que tenía en sobre la mesa de juegos de su cuarto. Eleven revoleo sus ojos exhausta y se levanto del suelo, Mike por otra parte seguía mostrándole todo sus juguetes, para aquel entonces era el turno de el dinosaurio Rory que tenía un parlante en la boca y podía rugir, una maravilla para aquella época.

Mientras se oía como el dinosaurio rugía, la niña se acercaba desde el otro extremo de la habitación hacia la pared opuesta donde encontró una estantería con muchos trofeos. Aquellos bellos premios dorados. Mike se acerco a ella dejando al dinosaurio Rory sobre la mesa olvidando su existencia, se agacho como lo había hecho Eleven y también observo aquellos grandes triunfos.

—Estos son mis trofeos de la feria de ciencia, salimos primeros cada año... salvo el año pasado, salimos terceros... para el señor Clarke, fue algo político —suspiró Mike recordando aquella injusta derrota en la feria de ciencias junto a sus amigos.

La niña por otra parte descubrió una foto junto a aquel grande trofeo. Era una fotografía de varios niños, muchos de ellos ya los conocía del día de ayer, Dustin, Lucas, Mike... y otro niño que creía reconocer, su rostro era familiar, muy familiar. Y entonces lo supo, lo conocía, lo había visto y sabía quien era. Boquiabierta mientras Mike la observaba totalmente confundido, ella señalo su rostro en la fotografía apoyando su dedo indice debajo de su cara.

Mike la miro, serio esta vez.

—¿Conoces a Will? ¿Lo viste? ¿Anoche? ¿En la ruta? —las preguntas de Mike eran entre desesperadas e impulsivas.

UN CLICHÉ MÁS ENTRE TÚ Y YO | STEVE HARRINGTON | Stranger Things Donde viven las historias. Descúbrelo ahora