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—Santo cielo —murmuró para sí mismo el pelirrojo con la vista clavada en uno de sus compañeros de trabajo—, eres hermoso.

—Hoseok —cantureo el pelirosa tomando asiento a lado del nombrado—, tengo que contarte...

—Dios mío —con un tono melancólico se lamentó, su mentón recargado en su mano derecha se volvía una acción que siempre realizaba cuando se trataba de su hyung—, ¿Cómo es posible que seas real?

—Hoseok —repitió el más bajo con la intención de no ser ignorado. A veces le molestaba un poco que su amigo no diera ningún paso, vamos, ¿lograrás algo viendo solamente a la persona que te gusta? Sí eso es posible muy seguramente se deba a la buena suerte que tenga la persona.

—Tan guapo e inalcanzable —siguió hablando ladeando su cabeza sin notar la presencia de su amigo—, todo hermoso, precioso, perfecto, ¡Dios! Eres el hombre de mi vida, aún no entiendo porqué eres tan perfecto, tan...

—¡Hoseok! —el pobre pelirrojo saltó del susto después de que Jimin le gritara en su tímpano derecho.

—Dios santo —intentó estabilizarse moviendo su mano a la altura de su pecho para notar el ritmo de sus latidos cardíacos—. Jimin no hagas eso, me asustaste demasiado.

—Estabas súper distraído viendo a Yoongi Hyung —se justificó inflando sus mejillas a modo de reproche.

—Es que es hermoso, tan guapo, tan perfecto —suspiró embalsamado sin despegar sus ojos del de facciones gatunas—, y tan inalcanzable —se lamentó volviendo, como solía decir él, a la realidad. Una realidad en la que nunca tendría oportunidad con su compañero de trabajo.

Hoseok nunca se había sentido así (enamorado, embalsamado, tonto) por alguien. En su niñez fue testigo de cómo sus pequeños compañeros del colegio empezaban con las relaciones amorosas, relaciones que se basan en tomarse de la mano y presumir a todo que eran lo suficientemente grandes y guapos como para estar en una; nunca tuvo una novia, siempre fue un fiel espectador de aquel acto, pero gracias a ello descubrió que a él le iban más los niños, tenían ese "algo" que le llamaban más la atención que las niñas.

Cuando conoció a Jimin no se imaginó que aquel dulce chico fuera pareja del vicepresidente de la empresa, pero sí lo pensaba detenidamente tenía sentido. A la vista de todos la relación entre su amigo y jefe era la definición de pareja perfecta, dulce y estable; por ello mismo había escuchado a algunos compañeros de trabajo decir que ellos quería una relación como la de su amigo y su jefe, pero no él. Hoseok decía no desear una relación, ni un novio, ni nada parecido. Hasta ese momento se empezaba hacer la idea de que su destino era terminar solo. Sí, algunas veces se le hizo guapo alguien, pero alguien que jamás volvería a ver, como esos amores pasajeros que conoces en el transporte público de ida a casa; pero en casa, en su soledad deseaba a alguien que estuviera a su lado, se imaginaba un escenario romántico con su chico deseado, pero aquello solo duraba minutos para dar paso a su triste realidad: para Hoseok el tren del amor se iba sin él; no entendía porqué, era guapísimo, un partidazo (datos a los que llegó después de muchos años al lograr amarse a sí mismo), lo tenía todo, pero aún así conservaba su actitud positiva, se decía a sí mismo que el indicado llegaría cuando tuviera que llegar. No había prisa para él. Aprendió a verle el lado positivo a la vida, su actitud era tan energizante y linda que al conocerlo te cambiaba la vida.

Hoseok nunca se había enamorado, no conocía las típicas mariposas, el sentimiento de felicidad al ver a la persona. Hoseok era un inexperto total en el amor. Hasta que llegó él.

Min Yoongi del departamento de jurídico, el amor imposible de Hoseok que era extremadamente heterosexual.

Vaya suerte, ¿no? Justo Hoseok se enamora de la persona más heterosexual que pueda encontrar.

Opción Perfecta ||NamJin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora