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Si alguien le hubiese dicho a Jin que en algún momento sostendría a un bebé recién nacido y asistiría a la primera consulta del niño el pensaría que el hijo es suyo y que en algún futuro cumplió su más deseado sueño de formar una familia. De dar lo que sus padres le dieron a él.

Y si alguien le hubiese dicho a Nam lo mismo los habría mandado a volar porque los bebés sin duda alguna estaban muy lejos de estar en su lista de deseos.

Pero eso es lo irónico de la vida: que es un constante cambio y no siempre saldrá como la planees.

Pero aún en esa ironía NamJoon no lo sentía del todo mal, al contrario, de alguna forma pensaba que estando en su cocina mientras recogía lo del desayuno y Jin tenía al bebé en sus brazos dispuesto a dormirlo era una acción que estaba bien. Estando con ellos sentía que hacía lo correcto.

«Probablemente me sienta así porque sé que le estamos haciendo un bien al niño», pensó mientras lavaba los platos que utilizaron, eran pocos y ni tardo mucho en lavarlos.

—¿Entonces?... —preguntó Jin sin atreverse a terminar la pregunta después que el bebé empezara a conciliar el sueño.

—¿Entonces qué? —replicó NamJoon secando los utensilios que habían utilizado con anterioridad.

—Pues... —inició sin querer verlo—, hmm, debo ir a casa —habló por fin.

—Oh —deteniendo su actuar recargo sus brazos en el lavabo, no querría que Jin lo dejara solo pero era cuestión de tiempo para que el rubio cruzará el umbral de la puerta y marchará.

—Sí —murmuró rascándose la cabeza incómodo, parecía pedirle permiso para irse.

—¿Y qué dijo el pediatra sobre sacarlo? —había estado ahí pero quería alentar la ida del castaño.

—Pues solo si es extremadamente necesario —recordó pensando que si quería pasar tiempo con el niño tendría que ser en la casa de su jefe.

—Se quedaría aquí —volteando para ver a su asistente limpió sus manos en la toalla de la cocina.

—Sí, no sería bueno sacarlo dos veces —exclamó en voz alta.

—¿Entonces, no podré ir a verte en la cena? —Joon preguntó y el corazón de Jin se descontroló.

—Hm —murmuró avergonzado con las mejillas teñidas en un tono rojizo, no debía porqué reaccionar así pero aún así su corazón latía con fuerza.

—Pensaba ir a la cena en tu casa —explicó viendo al niño dormilar en los brazos contrarios—, Jimin me comentó que iríamos y le hacía ilusión que estuviéramos todos juntos.

—Pues... —un poco tímido ocultó su rubor con la palma de su mano libre—, a mí me gustaría mucho que aún fueran.

—¿Quieres que vayamos? —preguntó viendo sus ojos castaños, como si pudiera sacarle toda la verdad de ellos.

—Me haría muy feliz —contestó todo sonrojado mientras movía la cabeza asintiendo deseando que su jefe no notará su corazón hincharse de la emoción.

—Creo que a él también —Nam señaló al bebé dormido en sus brazos que cada que podía se acurrucaba más al castaño como sino quisiera dejarlo ir, cosa que entendía en su totalidad.

—Se ve muy lindo durmiendo —el pequeño bebé se veía hermoso en sus brazos y no podía dejar de admirarlo—, pero ya me cansó los brazos —confesó en un murmuro casi inaudible pero que Nam pudo escuchar debido a la total atención que tenía en el menor.

—Puedes soltarlo —Nam propuso de forma rápida, Jin llevaba toda la mañana con el niño en brazos y no lo había soltado desde hace tiempo, solo cuando fue necesario para que lo revisaran pero de ahí en fuera el bebé seguía a Jin.

Opción Perfecta ||NamJin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora