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—Vaya suerte la tuya —le codeó Hoseok a Jin “discretamente” mientras veían como NamJoon caminaba en dirección a ellos, pero el mayor podía jurar que ese movimiento por parte de su amigo fue de todo, menos discreto.

—Ajá —murmuró nervioso sosteniendo el brazo de su amigo pelirrojo para no perder el equilibrio, una de las tantas acciones cotidianas en la vida de Jin era el sentir cuando sus piernas flaqueaban cada vez que veía a NamJoon, era como si sus extremidades respondieran por inercia al otro.

NamJoon siempre se había caracterizado por ser un hombre guapo, inteligente, varonil, del tipo ideal de Jin para una noche, o para toda su vida, por Dios, si no fuera inmoral saltaría a él antes de que alguien más lo haga, porque seguro lo harán. No se necesita tener conocimiento en el tema para saber que NamJoon es el tipo de esos estándares altos que muchos idealiza, incluso ahora con algo tan simple como caminar con su traje ajustado color hueso a rayas cargaba con un porte embelesador, y, sobre todo, seductor.

—Buenas noches —saludó el castaño una vez llegó a ellos: Jimin y Kook lo saludaron con la total confianza que los caracteriza al estar con él, por el contrario Jin y Hoseok solo alcanzaron a murmurar un par de palabras incoherentes mientras intentaban esconderse uno detrás del otro.

—Bueno —murmuró Jimin viendo el comportamiento extraño de sus amigos—, lo mejor sería que pasemos.

—Sí —su novio le concedió la razón y tomándolo por la parte baja de su espalda, casi con su palma en el trasero del bajito, lo condujo a la entrada—, ¿Están bien tus amigos, amor? —le preguntó a Jimin en su oído derecho no sin antes haberle lamido el lóbulo.

—¿Por qué lo dices? —nervioso por la reciente sensación del músculo sin hueso experto de su novio paseándose por la extensión de su oreja preguntó volteando al mismo tiempo que él para ver a los nombrados.

—Bueno, amor, velos —le pidió y bastó con una sola mirada para entender la pregunta: tanto Hoseok y como Jin caminaban torpemente a modo de pingüinos cambiando constantemente de lugar para ver quién caminaba a lado de su jefe, en un par de ocasiones efímeras se tropesaban con sus propios pies y gracias al constante movimiento y empujones por parte de sus amigos Jin tropezó en dirección a NamJoon, por suerte el castaño alcanzó a sostenerlo por la cintura antes de que tocará el piso por el contrario de Hoseok que se quedó con los brazos estirados porque no alcanzó a sostener a Jin antes de que cayera.

—¡Lo siento! —gritó a modo de disculpa y como si el simple tacto de su superior lo quemara saltó fuera de su espacio, y por la misma inercia de su acción chocó contra Hoseok cayendo encima de él– ¡Oh Dios, perdón, perdón, perdón, perdón! —apenado y completamente sonrojado se levantó del piso ayudando a Hoseok a pararse para después sacudirse el polvo de su ropa, volteó en dirección a NamJoon y con una reverencia de 90° empezó hablar:—, perdón, lo siento mucho. Gracias por ayudarme y perdón por la molestia —totalmente abochornado se disculpó primero con NamJoon, y después volteando en dirección a Hoseok se disculpó con él:—. Solecito perdón, no era mi intención.

—No te preocupes, a todos nos puede pasar —Hoseok se alzó de hombros restándole importancia para que a Jin no le afecte, al fin y al cabo los constantes tropesones de Jin habían sido culpa de ambos. El que Hoseok lo haya minimizado ayudó a Jin a quitarse el rubor de sus mejillas poco a poco, acto que no sirvió de mucho cuando pudo ver la pequeña risa que el castaño soltó.

«Genial, he quedado como un tonto», pensó sonrojado y bastante tímido, ahora mismo pensó que probablemente hubiera sido mejor quedarse en casa.

—¿Están bien? —cuestionó Jimin a ambos caminando a su lado—, ¿no les duele nada o algo?

—No, creo que todo normal —avisó Jin queriendo olvidar ya esa penosa escena—, gracias por preguntar.

Opción Perfecta ||NamJin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora