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-¿Estás seguro que le voy a agradar?-
El americano asintió por décima vez. Ambos caminaban por los largos pasillos para llegar al jardín de la familia Chalamet, Timothée había organizado una parrillada, que su hija llamaba "picnic", para celebrar su triunfo en los premios y en el amor. Familia y amigos estarían ahí así que sería el lugar perfecto para dejarles saber a todos lo contento que estaba, y para presentarle a su hija su nueva pareja.
-Es una bebé, Tom. Aunque le caigas mal no sabrá expresarlo.-
-¡Timothée!- lo tomó de la mano y sonrió al ver sus uñas pintadas.- Es importante, Rosalie es todo para ti por ende ella lo será todo para mi y si no le agrada mi presencia te juro que voy a llorar.-
-Estás exagerando las cosas, Tommy.-rió.- Pero eres bastante adorable así lo toleraré...extrañe eso.-
Pararon un momento para abrazarse. Tom lo abrazaba por la cintura mientras Tim enrollaba sus brazos en su cuello y depositaba un beso en la frente del británico.
-Todo estará bien, te lo prometo. Ross es increíble.-
-Se que ella es increíble, ¿soy yo lo suficientemente increíble para ella? -
-Averígualo.-
Le sonrió antes de soltarlo cuando escucho a la pequeña caminar hasta ellos, corrió para que su papá la cargara.
-Ross, ¿Recuerdas el amigo que prometí traer?- La Niña asintió.- Su nombre es Tom, salúdalo.-
-¡Hola Tom! Me llamo Ross.- le extendió la mano
-Hola, me da mucho gusto por fin conocerte.- tomo su mano y observó sus uñas pintadas.- Te queda muy bien el rosado.-
-¡Papi y mami también tienen uñas rosadas!-
-Ya lo veo, lucen muy bonitas. ¿Es tu color favorito?-
Ella negó.- Me gusta el azul, como el cielo y el mar.-
-Ross, en esta casa no hablamos de ningún mar...u océano en su defecto.- dijo Oshun mientras llegaba.- A Papi le da miedo.-
Oshun se acercó a saludar a Tom y le dio un gran abrazo, habían tenido sus altercados anteriormente cuando se encontraban en público porque la chica siempre le quería recordar que lo odiaba por romperle el corazón a su mejor amigo, pero aún así sentían aprecio mutuo.
-Si, si,si. Ya duró mucho su abrazo. Mejor vayamos al patio qué hay gente esperando.- los interrumpió Timothée.- Mucha confianza.-
Ambos fueron y siguieron su camino hasta el patio donde ya había gente esperándolos, los adultos saludaron a todos los invitados quienes habían formado parte de sus vidas por mucho tiempo y que por eso, ademas de su apoyo, merecían estar junto a ellos en este día tan especial.
