Viernes por la mañana.
—Anda, tía. Quedamos en desayunar todas juntas.— se quejó mi compañera de habitación. Salí, risueña, del baño.
—Vale, vamos.— ya estábamos con la ropa representativa del equipo, solo faltaba comer algo y partir hacia el colegio de las contrincantes.Caminamos por el comedor con aires de estrellas. Habían pocas personas, puesto que eran las 8 y muchos ya estaban en clases.
Esquivé la mirada de David con nerviosismo, tenía suficiente con los que me causaba el partido de hoy, como para que él lo empeorara.
Saludé a mi equipo y comenzamos a comer. Ya era una tradición juntarnos a desayunar antes del primer partido.—¿Creéis que este año serán limpias?— cuestionó Jenifer, quién había sufrido la competitividad tóxica del Faccone.
—Por dios, claro que no. Estamos en primera, esas cucarachas no saben actuar limpio y menos ahora.— pronunció dramática Mari y todas reímos, otorgándole la razón.
Observé a parte del equipo masculino caminar apresurado hacia la barra. ¿Llegaron tarde a desayunar, justo hoy? Podía entender la cara de mala hostia del capitán.
—Justamente por eso quiero que se cuiden mucho. Si alguna sale lastimada, voy a buscar a la responsable y se va a arrepentir de haber nacido. Se los perdoné el año pasado, pero este, no.— finalicé y un golpe en una de las mesas nos sobresaltó. El portador de los ojos que me hacían perder el control estaba regañando de manera poco amigable a los chicos. Nuestras miradas se encontraron y yo le hice un gesto de respiración profunda para que se calmara un poco. El chico se sentó y comenzó a hablarles más tranquilo.
•••
El autobús estacionó en la puerta y nosotras corrimos cuesta abajo. Ya estábamos acostumbradas a subir y bajar aquella cuesta infernal, incluso en tacones. Nos ubicamos en los asientos después de saludar a nuestra entrenadora y partimos hacia el lugar del partido.
Tras 43 minutos sobre aquel vehículo, llegamos. Agradecíamos que no hubiese tráfico, porque el año anterior habíamos llegado más justas de tiempo.
Ingresamos al edificio y fuimos directo a calentar, en 20 minutos era el tan importante evento. Observé el lugar recordando la impotencia que sentí aquel día, suspiré alejando esos pensamientos. El equipo masculino cruzó hacia la segunda cancha, nos deseamos suerte a pesar de la rivalidad que nos teníamos.
En el momento en el que nuestras contrincantes aparecieron, dispuestas a calentar, mis nervios aumentaron. Anuncié que iría al baño y me retiré con mi mochila colgada al hombro.
Saqué un cigarrillo y cerré la puerta del cubículo. Toctoc.—Soy David, no te preocupes.— Escuché al otro lado de la puerta. Mi corazón latía desbocado.
—¿Necesitas algo?— observé al chico, quien miraba mi cigarrillo incrédulo.
—No sabía que tu...— lo interrumpí apoyando mi dedo índice sobre su boca. Nadie sabía.—tranquila, entiendo.— me guiñó un ojo y yo le sonreí de lado tras dar una bocanada.—Mira, sé qué sonará raro, pero quería pedirte un favor, ¿Podrías darme un abrazo?— lo miré incrédula mientras él rascaba su nuca avergonzado.
Lentamente rodeé su cuerpo con mis brazos, desearía poder decir que fue un simple gesto, pero eso había logrado que los nervios se esfumaran de mi cuerpo y que mi estómago burbujeara contento. Nos apartamos y trás un mutual "gracias", volvimos a las canchas.•••
El silbato sonó indicando el comienzo del juego.
El primer tiempo pasó rápidamente con 3 tiros de campo y uno libre, el marcador estaba 6-4. Ya llevabamos ventaja. Todavía quedaban 15 minutos por delante.
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R I V A L I D A D E S. [xFaRgAnx]
FanfictionEn un prestigioso internado en Andorra, mujeres y hombres se ven divididos en dos edificios. Con adolescencias marcadas por la rivalidad entre el H y el M, hasta los jóvenes del último año, pelan por minorías. Aquel establecimiento es reconocido po...