C a p í t u l o [CATORCE]

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El lunes por la mañana me dediqué a contarle a Cristina lo que había sucedido el día anterior. Había generado cierto temor en la chica y eso me preocupaba. Ella, más que nadie, debería saber que soy capaz de defenderme.
Así fue como la rubia me arrastró con Samuel en cuanto llegó la hora de salida. Nos aparecimos en su habitación sin avisar y de manera poco calmada, la chica le explicó el porqué de la visita.
A mí me resultaba exagerado, ya me había defendido sola una vez, estaba segura de poder una segunda.
David, que se encontraba duchándose salió envuelto en una toalla con el agua recorriendo su cuerpo. No me cansaba de verle así.

—Olé, no sabía que veniais.— tomó la ropa que tenía separada y un segundo después regresó vestido.— ¿Y esa cara, Vegetta? ¿Pasó algo?-

—Pues, ayer Miguel me sugirió que me cuide y no ande sola por aquí porque Edwin está cabreado y quiere hacerme daño.— la expresión facial del chico fue decayendo poco a poco.

—Hoy te acompaño en el entrenamiento, además sigue en pie nuestro trato.— sonreí de lado al sentir todos los ojos de la habitación mirarme.
—En fin, no os preocupeis. Estáis exagerando la situación.— tomé el picaporte y antes de marcharme retomé mis palabras.— Espero que no estéis paranoicos con esto.

No sabía muy bien porque estaba enfadada. Odiaba que me intentaran proteger, no lo necesitaba.
Tampoco estaba segura de mis sentimientos hacia la respuesta de David. Algo en mí volvía a emocionarse al pensar en estar a solas con él, sin embargo, no quería que se pusiera en ese plan protector. Sabía que él comprendía el disgusto que esos gestos solían darme, pero no parecía entender del todo que yo no buscaba un hombre que me defienda.

Miraba un punto fijo mientras preparaba un informe, no me apetecía nada seguir fingiendo estar consentrada.

•••

La oscuridad cubrió el cielo y un sentimiento de frustración mí pecho.
Una vez más iba a estar sola con David. Pero, ahora, las cosas se daban diferentes. ¿Cómo podía resistirme a su prohibido amor?
Deseaba ausentarme.
Saber que aquel, que en repetidas ocasiones me había robado el aliento siendo grosero, tenía un lado amable, comprensivo y dulce, era como tropezar con la misma piedra y caer sobre una almohada.
Para cuando las supuestas mariposas me volvieron a invadir, el dueño de mis tormentos ya estaba junto a mí. Ya era tarde para echarse atrás.

Le expliqué mis próximas jugadas y en pocos minutos fuimos capaces de comprobarlas.

—Hoy te noto distraída, ¿Pasa algo?— cuestionó cuando perdí el tiro. ¿Cómo quiere que no esté distraída? Se apareció en una camiseta de tirantes con el cabello suelto y no para de sonreírme. Se ve jodidamente sexy.

—Estoy algo cansada.— respondí con nerviosismo.

Mí cabeza estaba llena de dudas y ya no podía luchar contra el sentimiento que invadía mí cuerpo cada vez que lo veía.
Caminó hacia mí y acarició mí cabello con una sonrisa juguetona.

—Es porque estás con el Gran Fargan, ¿Verdad?— pronunció con su típico tono egocéntrico y yo rodé los ojos risueña.

—Anda, sigamos con esto.— hablé tomando la pelota.

—Habrá una fiesta el sábado, por la victoria. ¿Vendrás?— cuestionó rascando su nuca.

—Pues, no estaba enterada, además no sabemos si vamos a ganar.— respondí indiferente.

—Suponía que no tenías idea. Fue una propuesta de Francisco, como para hacer las pases con tu equipo.— habló posicionándose para recibir el pase.— antes de que te invite él, he decidido hacerlo yo.-

Una vez más perdí el tiro. ¿Acaso oí mal?

—¿Quieres que sea tu acompañante?— cuestioné confundida y él asintió risueño.— ¿En plan cita?-

—Que si, Arpía. Quiero que seas mí cita en la fiesta de celebración.— lo observé sorprendida.

—Vale, encantada.— le sonreí ampliamente y él se volteó ligeramente sonrojado.

Seguimos con la práctica durante unos minutos y nos regresamos a las habitaciones ya bastante cansados.

Abrí la puerta rápidamente y me encontré con Cristina adormilada mirando el móvil.

—Rubia.— la llamé emocionada. Su mirada se enfocó curiosa en mi.— David acaba de pedirme que sea su cita en la fiesta del sábado.— hablé emocionada.
—¿Bromeas?— hizo una pausa.— Espera, ¿Qué fiesta?-

Le conté todo y ella parecía extrañamente sorprendida. Por años de amistad y mí capacidad para deducir cosas sospechosas, podía jurar que me estaba ocultando algo. Sin embargo, no estaba dispuesta a indagar. Quizá más tarde, cuando no haya un torneo de por medio y lo decía por experiencia, si esto era algo fuerte y me lo estaba ocultando, lo mejor sería esperar. No podía dejar que los sentimientos se interpusieran en la victoria otra vez.








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El amor, el amor 🎶🎶🎶

Ñiñiñiñiñi tengan un lindo fin de semana ñiñiñiñi 💕💕💕💕💕

R I V A L I D A D E S. [xFaRgAnx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora