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Ajuste mi bufanda de Ravenclaw con cuidado, de igual forma revise que todo estuviera en orden. Cada cosa, objeto, neceser, maquillaje, ropa... todo lo que necesitaba para mi viaje tenía que estar perfectamente guardado y pulcro en las maletas. Con un hechizo revise que todo lo que tenía anotado estaba en mis maletas.

Dos estaban llenas de libros no mágicos y marcadores con algunas otras cosas para simplemente hacer peso a la hora de viajar y pasar desapercibida ante muggles. Todo lo que me importaba y sabía que necesitaba si o si estaban en una bonita mochila muggle que había comprado y le había aplicado el hechizo expandible.

Cuando toda mi lista se vio tachada y finalmente guardada, para usarla en su momento al regresar y no perder nada de lo que llevaba, decidí levantar el equipaje con un gesto de varita y bajarlo por la ventana, dejándolo cómodamente frente a la entrada.

— Estés donde estés, cuida de nuestros padres por mí. En especial de papá, aunque no lo vea... sé que es más frágil que nuestra madre. No tardaré en volver.

Acaricie con timidez el marco de la foto de Gramhs, y por milésimas de segundo donde él solo sonreía y me miraba fijamente sentí que un peso caía liberando mis hombros. Esto era algo que tenía que hacer y de lo que no dudaba, solo me preguntaba por ellos y su bienestar.

Pero estarían bien... se tenían a ellos mismos. No estaban solos.

Baje con rapidez las escaleras, me dirigí a la cocina y abrace a Kiki, mi elfina en despedida. Ella sonrío bastante alegre.

— Abrace un dragón por mi, ama Aileen.

Le di otro achuchón.

— Cuida de mis padres, quien sabe, tal vez tu puedes darle un abrazo a uno. ¿No crees?

Kiki solo apretó mis manos con suavidad sin perder su alegre sonrisa y me acompaño a la salida, donde agite mi mano en otra despedida y tome mis maletas, apareciéndome en el aeropuerto para poder viajar. Quería hacerlo en aquella gran maquina gorda y grande que soportaba el peso de cientos de personas y su equipaje. ¡Algo maravilloso! Aunque era una manera segura de viajar, los riegos de caída seguían sin ser de un cero por ciento.

Y si el avión caía, sería terriblemente mortal.

Emocionante, ¿no es así?

Rode mis maletas por el aeropuerto, analizando a las personas y checando cada tienda que pude observar, hasta que llego la hora que había acordado con quien consideraba una hermana. hacia una parte donde había menos gente aglomerada y pronto vi como la melena rubia de Penny se agitaba, esta vez tenía una moña alta atada con trenzas. Ella raramente dejaba su pelo sin algún tejido en especial.

— ¡Yo también quiero viajar en eso!— Chillo en mi oído, abrazándome con efusividad y fuerza. Maravillada por el aeropuerto, así como yo me encontraba.

Me soltó y empujo sus manos sobre el cristal, observando como uno de esos aparatos empezaba a aterrizar con cierta lentitud premeditada. Se veía igual de contenta que cuando observaba partidos de quidditch.

— ¡Eh! ¡Penny! ¡Podías esperarnos un poco!

Mis manos temblaron al escucharle hablar. Habían pasado casi dos años desde que nos habíamos visto por última vez cuando participe en un concurso de duelo junto a ella, algo mínimo y que realmente no tenía mucho reconocimiento, pero ella era mi amiga y le apoye. Incluso, junto a Penny que tenía encanto natural con la gente le ayudamos a traer a más duelistas.

Al final gano Penny. Algo que nos sorprendió bastante, debido a que ella se centraba más en sus pociones y se distraía con facilidad. Pero en esa competencia se obligo a centrarse y nos gano a todos, llevándose un poco de dinero a su bóveda en Gringotts.

SELFOCRACY 》CHARLIE WEASLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora