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Los ojos de Charlie me observan con una pizca de diversión e ironía, y no puedo evitar gruñirle en respuesta, no puedo evitar irritarme por el hecho de como se expresa abiertamente porque he roto mi vieja escoba al montarme en ella en la madrugada. Y sé que no se debe solo a su antigüedad, es porque he crecido, he subido de peso, y la pobre no ha podido con ello.

Los restos de su madera ahora son cenizas, cortesía de la cría de Fiolo, que no para de revolotear a nuestro alrededor, a veces me pone algo nerviosa debido a que algunos dragones pasan a metros de nosotros y me han dirigido malas miradas al ver que lo toco o que se restriega contra mi cuerpo como si de un animal domestico se tratase. Creo que me odian.

O quizá odian que acapare la atención de su cuidador favorito.

Charlie, por su puesto, solo ha sonreído con amabilidad y lo ha apartado cuando se ha puesto demasiado intenso, asegurando que ellos desconfían de mí, pero que no harán nada en mi contra siempre y cuando no los ponga "nerviosos".

¿Y si los ponía nerviosos? ¿Qué les ponía nerviosos? Estaba hecha un manojo, y él no había dicho nada, solo me observaba.

— ¿Seguro de que tu escoba...?

— No va a quebrarse, ya te lo dije, es un modelo reciente y le he puesto hechizos para que resista un poco mas debido a mis amigos aquí en el refugio.

Apreté mis labios, tanteando la fuerte madera del mango de la escoba, deslizando mis dedos sobre ella, como había hecho con la mía momentos antes de que me subiera sobre ella y al estar dos metros arriba cayera al suelo. Me había quejado por el golpe pero Charlie solo dijo que, como me gustaban tanto los golpes, este no seria nada.

Se creía muy gracioso.

— Bueno... si me lesiono sera tu culpa.

— Eres talentosa en quidditch, no veo porque te harías una lesión en algo tan sencillo como volar, caer en picada, atrapar la snitch—pronuncia con una pelotita similar a la que usábamos en Hogwarts, esta era plateada y movía sus alas con fuerza, era un prototipo o algo así que estaban creando sus hermanos gemelos— la dejare ir, mediré tu tiempo e iremos ajustando hasta que tengas que atraparla en segundos.

Mi boca permanece cerrada y le doy un asentimiento antes de subirme en ella y empezar a calentar por los aires. Entonces cuando decido frenar en los cielos me quedo congelada, mis ojos verdes examinan todo lo que se me permite de manera humana. Los campos, ricos en colores variados y brillantes se extienden con fuerza hacia el horizonte, algunos rodeados por grandes prados ricos en pasto de arboles altos y frondosos que brindan buena sombra a las criaturas aladas, las cuales logro distinguir desde mi distancia. Me atrevo a contar un total de cinco claros, donde en tres de ellos, noto unas cuevas algo profundas y aunque no lo veo de manera clara, se que son sus huevos, por el brillo y el contraste que generan contra el paisaje que les rodea. Giro mi cabeza un poco y noto un lago, del cual no conocía su existencia, y en ese momento me avergüenza porque es tan grande, tan ancho y recorre prácticamente toda la propiedad, que no habérmelo topado se me hace increíble.

Sus aguas son claras, y se ve rico y sano, tanto para tomar como para bañarte sim miedo alguno.

— ¿Qué te parece?— Grita Charlie, con sus grandes y anchas manos plagadas de cicatrices sobre sus labios.

Desciendo en picada tomando por sorpresa a mi instructor, quien apenas se mueve al verme frenar a tiempo antes de estrellarme contra el suelo y el mago que esta ayudándome, bajo de un salto y dejo la escoba de pie con un simple hechizo.

— Es increíble. Hay un lago, claro que tenia que haber alguna fuente natural para ellos, y es... inmenso. 

— Escogimos un buen lugar.

SELFOCRACY 》CHARLIE WEASLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora