Una trampa, una solución, un obsesivo amor.
"¿Me necesitas?" La respuesta era un arma de doble filo.
[Stony] [CapitánHydra]
Advertencias:
•Relación Tóxica
•Contenido Adulto
Aclaraciones:
•Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Marvel.
•Po...
Para Steve no fue difícil descifrar lo que Peggy planeaba. Así que, tomó la muñeca de la mano que mantenía el arma y desvío el disparo.
—Tendrás que hacer algo mejor. —Retó.
—Me parece bien. —Margaret inmediatamente le lanzó un puñetazo con la mano libre. Steve lo esquivó sin problemas, pero Carter no era una mujer fácil.
Sin tener intensión de dar su brazo a torcer, comenzaron con una lluvia de golpes. Algunos más certeros, otros vacilantes.
Rogers retrocedió. Cuando Peggy de nuevo le disparó, el ya tenía el escudo en mano.
Las balas rebotaron.
—Parece que el escudo funciona perfectamente. —La mujer de labios rojos suspiró irritada.
No lo mataría por mucho que quisiera.
—Peggy...
—Escúchame bien. —La castaña lo miro con el ceño fruncido—. No te atrevas a jugar con Anthony, eres mi amigo y un colega muy importante, pero por Tony soy capaz de todo.
La sonrisa torcida del rubio la hizo rabiar.
—¿Me matarás? —Preguntó el soldado juguetón.
—No tientes a la suerte. —Con eso último, guardo el arma y acomodo su ropa.
Ambos se miraron.
Margaret jamás bromeaba, sin embargo, Steve nunca escuchaba.
Dando media vuelta, la dama volvió por dónde vino. Firme y elegante; Rogers admitía que aún con unos años encima, era una mujer atractiva.
—Estas mejor cuidado de lo que pensé. —Steve habló a la nada, sonriendo para sí.
Sería divertido... Anthony Edward Stark era toda una caja de sorpresas.
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Quería estrellar la cabeza en el pavimento, morir desangrado o del impacto contra la acera. Cualquier cosa era buena.
Vio el bendito bar que hace no mucho consideraba el mejor para encontrar a sus conquistas. Ahora más bien parecía un lugar aburrido y tedioso.
Lo intento, de verdad que si; Tony se sentía abrumado, culpable y mal, pero no podía tomar una sola gota de alcohol.
Solo y con la cabeza estallandole, recurrió a medidas drásticas. Citó a una de sus tantas chicas.
Un buen polvo lo haría olvidar por un momento.
Al instante tuvo una respuesta afirmativa, y sin perder tiempo, fue a dicho lugar. Coqueteo por un rato, platicaron cosas tontas y después, una sutil caricia debajo de la mesa bastó para que rentaran una habitación.
La beso, la tiro sobre la cama, y sin verlo venir, escuchó el susurró de una voz masculina en sus orejas.
"Te vez tan sexy, Anthony". La voz de ese sujeto lo paró. Trago nervioso, e incluso miró a todos lados. Tuvo miedo de que esté lo siguiera, sin embargo, pronto se dio cuenta que fue un juego de su mente confusa.
Trató de ignorarle; pronto sintió su toque en su cuerpo, ardía su piel, sentía la respiración de Steve en su cuello, su dientes en su espalda.
Jadeo.
—¿Cariño? —La mujer en la cama lo miro extrañada.
Por su parte, Anthony retrocedió hasta que su espalda pegó con la puerta. Steve, Steve , Steve, era lo único que su mente gritaba.
Todo su cuerpo reaccionaba ante los recuerdos.
Su sonrisa ególatra, el tinte que tomaban sus mejillas, orejas y hombros por el calor del momento, el sensual movimiento de su pelvis contra él... Sintió como su erección punzaba.
—Mierda. —Masculló ocultando su entrepierna.
—Oye... —La mujer, cansada de esperar, se acercó dispuesta a comenzar ella el juego.
Pero Tony aventó sus manos en cuanto lo toco.
—Vete.
—¿Qué? —Estaba perpleja.
—Largate, vete, adiós. —Stark la miró amenazante.
La chica, ofendida, tomó su bolso y salió con zancadas grandes y pesadas.
El castaño, en la solitaria habitación, saco su pene erecto, con pre semen, punzando. Llevó su cabeza hacia atrás.
Su cuerpo ardía y suplicaba por otro; uno más grande, más tosco, con músculos fuertes y duros, alguien con un cabello lo sufiente largo para despeinarlo y unos ojos claros, hambrientos de él.
Alguien con nombre y apellido.
Steven Grant Rogers.
Jadeo cuando tomó su erección. Sé acarició con rudeza. Odiaba sentirse así.
Soltaba gemidos cortos, constantes, necesitados. Imagino unas manos más grandes, calientes... No fue suficiente.
Mareado, se levantó del suelo y camino hacia a la cama dejándose caer boca abajo. Se bajó el pantalón y los boxer hasta los tobillos y tanteo su entrada con los dedos.
Dios, era vergonzoso.
Grito cuando se sintió abierto. Se masturbó al mismo tiempo que se penetraba. Admiraba la facilidad con que lo hacía el Capitán.
Su vientre se contrajo, su pene tembló, sus dedos fueron succionados.
—¡Ah! ¡Steve! —Eyaculó manchando las cobijas bajo suyo.
Aspiro como si fuera la primera vez que respiraba. Sus músculos permanecía tensos. ¿Qué había hecho?
Asustado, se subió el pantalón y los boxer, medio limpio su desastre y salió corriendo del lugar.
Todo a su alrededor comenzaba a ser confuso.
No, él no podía estar pensando en ese sujeto.
—Carajo. —Tony saco el celular.
Busco en sus contactos; llamaría a Pepper.
Siguió bajando la lista hasta que algo lo detuvo.
"Steve" en letras grandes con 10 dígitos. Tenía su número, bastaba con precionar su nombre para llamarlo, decirle que viniera y que se hiciera cargo del desastre que hizo.
Sería tan fácil...
Apagó el celular. Estaba pensando estupideces.
—Jodete Rogers. —Y con la desición en su voz, siguió tambaleándose entre las calles.