Epílogo

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Tony jadeo conforme las estocadas de Steve se hacían más duras y profundas. Quería maldecirlo, pero a la vez, agradecerle a cualquier ente divina.

Rogers era muy bueno en la cama.

—Anthony... —Steve beso sus cabellos castaños.

Él de espalda y el rubio encima. Prácticamente le daba luz verde para cualquier cosa.

Sintió las toscas manos del soldado agarrar sus nalgas, para separarlas y ver morbosamente como se hundía en su cuerpo. Gimió excitado ante su pesada mirada.

—Si tan sólo pudieras ver lo que yo. —La voz de Steve era ronca y sensual. Tony sentía sus bellos estremecerse.

—¡Ah! ¡Rogers! —El rubio le propinó una nalgada. Sintió el ardor en la piel.

El Capitán tenía una jodida obsesión por su trasero.

—¿Si, amor? —Steve se balanceo con más fuerza. Su pelvis chocaba con el abultado trasero del genio, produciendo un morboso sonido.

Rogers sonreía con lujuria. El cuerpo de su castaño era su debilidad.

—¡Más! ¡Steve! —Tony sintió un tirón en sus cabellos. El rubio lo beso con hambre al mismo tiempo que encontraba su próstata.

—¡Mierda, Tony! —El soldado se aferró a las caderas y aumento la velocidad.

Estaban a punto de llegar, cuando el celular del genio sonó.

Stark hizo el intento de contestar, pero la mano del contrario le impidió alcanzar el aparato. Sin decir palabras, Rogers incremento la fuerza de sus penetraciones; Tony quedó con la mente en blanco, sintiendo como el orgasmo arrasaba con su cordura.

La espesa esencia del soldado salió de su entrada, dándole un espectáculo privado al más alto.

Anthony escucho de nuevo el celular sonar. Esta vez, con cierto cansancio, contestó.

—¿Diga?

—"Señor Stark, necesito su ayuda". —Una voz joven y apresurada inundó su oído.

—¿Mocoso? —Inmediatamente se paró de la cama, se limpio superficialmente y comenzó a vestirse— ¿Dónde estás?

Steve, en la cama, puso una mueca de fastidio. De nuevo ese niño le quitaba lo que por derecho era suyo: Anthony Edward Stark.

—Voy enseguida. —Tony colgó al mismo tiempo que se dirigía a la salida.

—¿Piensas dejarme por el niño araña? —Steve encerró el cuerpo del castaño antes de que abriera la puerta.

Stark lo miro con fiereza. A veces Rogers creía que le daba demasiada importancia a ese chico.

—No hagas una tonta escena de celos. —Advirtió mientras trataba de abrir—. Déjame salir.

—Sabes que detesto la cercanía que tienen.

Tony rodó los ojos—. Es sólo un niño.

Molesto, el contrario tomó la nuca del genio y devoro los labios del genio marcando territorio.

—Te estaré vigilando.

—Has lo que quieras. —Iritado, llamo a su armadura para salir volando de la torre al encuentro de Peter.

Steve celaba hasta el aire que respiraba, y si bien una parte de él estaba encantado por provocar esa actitud, otra se molestaba con facilidad.

Cuando hizo acto de presencia en el puente del parque de Nueva York, Peter se veía desubicado, incluso asustado.

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