Un Corazón Oscuro © #2 [✔]

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Una charla con un rubio oxigando

= lágrimas

Sky

Desperté removiendome en la suavidad de la cama, abriendo los ojos, percatandome de que estaba dormida en una de las habitaciones del castillo. Me levanté con rapidez dándome cuenta que estaba desnuda.

¿Que carajos?

Como si de un flashback se tratara, los recuerdos de que Leticia tomó posesión de su cuerpo vinieron a mi, así como los recuerdos de Alnaly. De ahí en su subconsciente me dediqué a llorar todo lo que no había llorado en años. Cubrí mi cuerpo con la sabana, caminando al baño para darme una ducha. Ya en la bañera me sumergí en el agua fría para relajarme.

¿Por qué no piensas enamorarte?

Por qué tengo miedo de salir lastimada.

¿Lo extrañas y no quieres a Lucifer?

Siempre voy a extrañarlo, fue mi primer amor, el chico de mis ojos; el mismo al que mataron justo frente a mi sin piedad alguna. Lucifer, me causaba sensaciones inexplicables, que no llegaban ni a lo que sentía con Nick pero lo veo y veo a mi mago. Siento que si bajo la guardia perderé a mi nueva oportunidad.

¿Tienes miedo?

Si, tengo miedo.

Dejando de hablar con mi consciencia, abrí los ojos, mismos que estaban cristalinos por las lágrimas traicioneras. Terminé de bañarme para salir a buscar algo que ponerme. Conseguí unos jeans ajustados, una camisa de tirantes negra, ajustada que dejaba a la vista la línea de mis senos, y unas zapatillas grises; dejando mi melena castaña, suelta atrás de mi espalda.

Salí de la habitación, encontrándome con el pasillo oscuro y solitario. Los pasillos de éste lugar eran así. Cuando era pequeña temía al andar sola, por eso siempre estaba como chicle pegado a Lucy en todo momento.

Lucy.

Sólo han pasado dos días desde mi regreso y solo he podido saludarla, llevarle bocadillos, hablarle pero sin obtener respuesta de ella. Me sentía mal, por saber la razones por las que estaba así y no poder hacer nada al respecto. Caminando por la alfombra rojo carmesí, paré en seco al escuchar ruidos en una habitación.

Esos son... ¿Gemidos?

Con la curiosidad abarcando mi ser, me acerqué a la puerta, colocando mi oreja pegada a la misma, tratando de escuchar más de cerca.

La curiosidad mató al gato.

¡No tengo cara de gato, no moriré por saber el chisme!

Adentro de la habitación se escuchaba la cama rechinar, los jadeos de dos personas y sus escandalosos gemidos llenos de placer. Casi me caigo de espaldas al escuchar un temido de la chica que decía: ¡Ay Jaden, más rápido! ¡Más, más!

Mierda.

La imagen traumada que mi imaginación proceso llegó a mi. En ella veía a Jaden encima de Melissa haciéndole el delicioso.