LOS CHICOS BUENOS NO MIENTEN

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OCEAN

-¡Estuvo increíble! ¡La rompimos hoy! La gente se fue muy contenta, creo que los cambios que hemos hecho han funcionado. Las tocadas de ahora en adelante jamás volverán a ser las mismas -le digo a Rob mientras caminamos hacia la playa hemos quedado ahí de vernos con varios amigos para jugar un poco de fútbol playero y pasar el rato. Los sábados por la noche siempre hacemos algo en la playa luego de tocar en el bar.

Rob es uno de mis buenos amigos, el mejor de hecho. Nos conocemos desde siempre, es un chico alegre que siempre está ayudándome a innovar con la banda. En verdad le encanta ser parte de esto, da siempre el cien para todo. Es un tipo muy divertido, pero al mismo tiempo muy maduro y me da gusto tener un amigo así que me ayude a mantenerme cerca y a no quitar jamás los pies de la tierra.

-Apenas puedo creerlo -me dice con una emoción tan típica de él.

Se mantiene siempre con una sonrisa en el rostro y un optimismo único. Su familia ha pasado por muchas situaciones difíciles pero aquí sigue y eso es algo que admiro muchísimo de él.

Llegamos a la playa y saludamos a todos. Hicimos equipos y nos pusimos a jugar. Realmente no soy muy bueno para los deportes, pero para pasar el rato está bien.

Un rato después ya estábamos terminando de jugar y dispuestos a acabar con algunas pizzas y algunas cervezas. Decidimos ir a un lugar que está cerca de la playa donde la pizza es deliciosa y es que no sé qué tiene la pizza que se ha convertido en el alma de las reuniones, me supongo que por ser muy práctica pero siempre terminamos comiéndola. Es el único alimento que me permito comer fuera del bar porque a papá no le va venderla y porque la comida es la mejor que he probado.

-Tengo que ir con Verónica ¿Te molesta volver solo? Solo han sido un par de cervezas -me pregunta Rob con un bocado de pizza en la boca y yo me echo a reír.

-Para nada ¿A dónde irán? -tomo mi pedazo y le muerdo.

Es el cuarto que me como, pero es que el fútbol ha hecho que me muera de hambre.

-Quiere que vayamos por un café. Iremos a una cafetería nueva en el centro que quiere conocer -.

Pone cara de emoción y es que ambos aman el café; además haría lo que fuese por Verónica. Me gustaría tener una relación así con Becca, somos muy diferentes, nos conocemos de siempre y ya sabemos todo el uno del otro. Rara vez coincidimos en algo y por eso nuestras citas suelen ser un poco frustrantes. Pareciera que ya no tenemos más cosas por descubrir el uno del otro.


De camino a casa con mis auriculares puestos voy pensando vagamente lo increíble que ha sido el día; sin embargo Paula viene a mi mente de manera constante. No la he visto desde el día que nos presentamos con Sary y eso se había convertido en una desgracia para mí.

En serio deseo verla aunque sea un momento. Me estoy volviendo un poco loco y me da miedo. No soy de esas personas que se hacen pedazos la vida pensando las cosas una y otra vez. Vivo la vida muy seguro de todo, pero estos días han sido difíciles.

Tomo un atajo por la playa para llegar más pronto a casa y es entonces cuando la veo como si mi pensamiento constante la hubiese atraído como un imán hacia mí. La veo sentada en playa fumando un cigarro como si no le importara nada. No sé si debo hablarle.

Sigo caminando, pero a un ritmo más lento. Cuando de repente levanto la mirada y noto que me estaba viendo fijamente como si sus ojos estuvieran gritando por mi compañía.

Me acerco y no sé ni cómo llego hasta aquí, pero para cuando me doy cuenta estoy parado junto a ella.

-Hola -.

CUANDO EL AMOR NO PUDO SALVARNOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora