PAULA-¡Vaya, alguien se levantó temprano! -grita Michael con una sonrisa.
voy entrando al comedor. Es en el único lugar donde nos hemos podido reunir en paz todos desde que llegue a excepción de la sala el primer día. Jamás habría imaginado que las cosas cambiaran tanto, si me lo hubieran dicho no me lo habría creído.
-Te ves bien hoy -dice Rouse.
Volteo a mirarla con cara de qué demonios y me siento en la silla del rincón. Tuvimos nuestro momento pero eso no nos hace las mejores amigas.
-¿Qué hay para desayunar? -pregunto.
Me sirvo un poco de café, lo necesito desesperadamente.
-Ahora hasta come -dice mi padre siguiéndoles el juego.
-Siempre como, si no moriría de hambre ¿Qué sucede con todos ustedes? -.
Creo que algo raro les paso por la noche, les lavaron el cerebro o algo, están tan raros.
-Cuenta ¿El galán cantante de bar ya te enamoro? ¿Se casarán pronto? -me interroga Michael divertido.
Todos voltean a mirarme.
-¡Vaya ahora entiendo todo, déjenme en paz! -grito.
Los miro a todos una y otra vez. Papá se levanta de la mesa riendo y me toma de los hombros. Creo que alguien me ha visto ayer platicando con él y ha regado el chisme.
-Eso sí que son buenas noticias -sonríe.
Sale de la habitación sin decir nada más.
-Novia de un guapo cantante, que manera de componer tu vida -murmura Michael.
Le lanzó la servilleta que tengo a un lado en la cara al idiota para que cierre la boca.
-¡Imbécil no es mi novio! -grito.
Rouse no para de reír y Michael me regresa la servilleta. Está mañana está más insoportable que nunca. No puedo creer que piensen que es mi novio. Solo me ha acompañado una vez a la casa, pero a decir verdad jamás me había acompañado nadie nunca a ningún lado.
-Y mira que papá no sabe que se ha quedado a dormir la vez pasada -continua.
Me he puesto colorada lo siento en las mejillas. Michael no puede parar de reír y en verdad quiero matarlo.
-¡Se ha quedado en el sillón estúpido! -le respondo.
Tomo mi taza de café y me levanto de la mesa. No puedo seguir más aquí.
-No le hagas caso- dice Rouse antes de que salga del comedor.
Le levanto el dedo medio antes de desaparecer por la puerta.
Decidí ir a la cocina por mi propia comida, muero de hambre y por lo que veo no podré comer en paz en el comedor.
-Buenos días ¿Puede hacerme un par de huevos? Por favor -le pregunto a la Sra. Richards.
Me ha visto desde que he entrado por la puerta y me ha sonreído. El mundo se va a acabar pronto, ahora esta señora no para de sonreírme cada que me ve. Me defiende, me riñe con la mirada, pone cara de asesina seria y ahora me sonríe todo el tiempo. Bipolar es el diagnostico doctor.
-Por favor he, vaya que has cambiado -me dice.
¿Qué sucede con la gente de esta casa hoy? Volteo a mirarla y hago una mueca.
-¿He? -no entiendo a lo que se refiere.
-Te vi ayer con Ocean. Lo conozco desde pequeño, un buen chico, conozco a sus padres me apoyaron bastante desde que murió mi esposo -menciona.
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CUANDO EL AMOR NO PUDO SALVARNOS.
Roman d'amourLas cosas para Paula no han ido bien desde que su madre murió y un error fatal la hace volver al lugar al que juro no regresar jamás. Ella solo vive para la pintura. Él respira vida y parece que todo lo que hace le sale de maravilla. Cuando la vid...