▪︎𝟎𝟏▪︎

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 ►𝐌𝐚𝐧𝐜𝐡𝐞𝐬𝐭𝐞𝐫, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝟑 𝐝𝐞 𝐒𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝟐.𝟎𝟐𝟐.

—Voy a matarte —Ava alzó su vista al oír la voz de su mejor amiga—. ¡Nos dejaste tirados!

—Tuve un problema, no pude ir con vosotros —respondió con simpleza.

—¿Y cuál es el problema? ¿Que Mike no quiso ir?

—No, que a mí se me quitaron las ganas de salir —aquella contestación descuadró a Lilith.

—¿Qué?

—No sé. Llevo un tiempo que prefiero quedarme en casa con Mike y con Argent —Argent era la mascota que ambos habían adoptado, un Rottweiler de cinco meses.

—¿Estás bien?

—Claro, ¿por qué debería estar mal? —vio que unos clientes se sentaron en una de las mesas, y fue a tomarles notas. Una vez que regresó, retomó la conversación con la pelinegra—. ¿Quieres un café o algo?

—¿Y si nos tomamos algo cuando salgas de trabajar? —la morena hizo una mueca.

—Viene Mike a recogerme, lo siento.

—¿Voy a tener que pedirte cita para quedar o qué? —Ava soltó una carcajada.

—Te prometo que quedaremos esta semana. Entre la Uni, el trabajo, estudiar y tal no me da la vida.

—Y el poco tiempo que tienes te acapara tu novio... —murmuró Lilith, logrando que su mejor amiga sintiese una pequeña punzada en el corazón.

Mike era un chico normal. Uno del montón, como se diría. Alto, moreno, ojos azules y algún que otro tatuaje. Tenía un carácter complicado, al igual que Ava, lo que lograba que tuviesen bastantes discusiones. Aunque Ava había adoptado una filosofía de vida, y era callar y aceptar. Así evitaba pelear con él, odiaba hacerlo.

Cuando eso sucedía, Mike podía pasarse perfectamente tres días sin dirigirle la palabra, aplicándole la ley del hielo. No la miraba, no la tocaba, no le hablaba, la ignoraba completamente, y eso para ella era una sensación horrible.

—Hemos... —realmente, dudó en decirle aquel plan—, Hemos quedado esta semana para ir a cenar. Si puedes y quieres ven con nosotros. Te echamos de menos, Ava, hace mucho que no quedamos todos juntos —y llevaba razón, concretamente llevaban desde que ellos se fueron a vivir juntos sin quedar con la muchacha.

—Haré lo que pueda, ¿vale? Te lo prometo.

►◄

Hora del cierre. Aquella hora que tanto ansiaba Ava que llegase. Necesitaba descansar, y estar en casa.

Cuando se aseguró de tenerlo todo bien cerrado, salió del bar.

—¿Vendrá hoy tu novio a recogerte? —preguntó Jacob, su compañero de trabajo.

—Siempre lo hace, ¿no?

—Si quieres puedo llevarte yo a casa.

—No hace falta, no te preocupes —le regaló una sonrisa amable—. No creo que tarde mucho en llegar.

—Bueno. Cualquier cosa me llamas, ¿vale? Te veo mañana.

—Hasta mañana, Jake —se sentó en uno de los bancos dispuesta a esperarle.

Pero los minutos pasaban, y la temperatura bajaba. Nadie aparecía por allí; ya era de noche, por lo que coger el autobús no era una opción, y no podía coger un taxi porque no llevaba dinero encima, al menos no el suficiente.

Ava ||Jude Bellingham||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora