▪︎𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨▪︎

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𝐌𝐚𝐧𝐜𝐡𝐞𝐬𝐭𝐞𝐫, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝟏𝟖 𝐝𝐞 𝐉𝐮𝐥𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟑𝟐.

—Mami —Ava miró a la niña—. ¿Podemos cenar McDonald's?

—Pregúntale a tu padre.

—Me ha dicho que te pregunte a ti —Amara puso sus manos detrás de su espalda.

—En ese caso... Sabes lo que toca.

—¿La cena de hoy pasa a ser la comida de mañana?

—Exactamente —una sonrisa inocente se posó en el rostro de la niña, que se marchó corriendo. Ava notó su móvil vibrar en la encimera, y al ver de quien se trataba, descolgó—. Dime.

—¿Qué se siente al saber la noticia?

—¿Sinceramente? Va a sonar muy cruel, pero... —entornó la puerta de la cocina para que sus hijas no la escuchasen— Una puñalada me pareció poca cosa después de todo lo que me hizo a mi.

Pero ha sido una que literalmente se lo ha llevado al otro barrio.

—Eso sí, pero... Ay, Lily, no me lleves por el mal camino —su mejor amiga rió—. Llamé a su madre para darle el pésame.

¿Y qué te dijo?

—Me pidió disculpas por todo lo que me hizo Mike, incluso su padre lo hizo. Me preguntaron como me iba, y yo les dije que era feliz, que estoy viviendo la mejor etapa de mi vida.

—Bueno, piensa que podría haber sido peor. Podrían haberte dicho lo mismo que te decía el otro cabrón, que te lo merecías.

—Hubo un tiempo en el que me lo creía. Pero gracias a mi psicólogo y a vosotros, pude superarlo.

—Y tanto que lo has superado. Empiezas a salir con Jude, tres años después te pide matrimonio en un concierto de Bruno Mars mientras suena "Marry you", te quedas embarazada de Amara, después viene Bianca y ya de últimas y de sorpresa te llega Hope. Como te quejes de tu vida, te mato.

—Ya me jodería quejarme, en serio. ¿Y tú qué?

—Tirando como puedo con un crío que es una copia de su puñetero padre y embarazada de otra. La vida, que me tenía buenos planes preparados —Ava soltó una carcajada.

—Tú trayendo al mundo dos mini Foden, lo menos esperado, ¿no crees?

—Deja el sarcasmo, ¿quieres? —de nuevo, rieron.

—En la vida. Sabes que...

—Cariño —Ava se giró—. Vamos a estar fuera, ¿vale? Le prometí a tu hija que la enseñaría a montar en bicicleta.

—¿Cómo que mi hija, Bellingham? Tiene tu ADN, tu sangre, tu apellido y se parece a ti, es tú hija.

—Siempre será tuya, ya lo sabes —la muchacha puso los ojos en blanco.

—Ten cuidado, no vaya a ser que se caiga.

—Que sí, tranquila.

►◄

—¡No me sueltes!

—Amara, cariño mío, es una bicicleta.

—¡Da igual, no me sueltes! —Jude no pudo evitar reír ante la respuesta de su hija. De nuevo, puso una mano en el sillín y otra en la espalda de la niña.

—¿Lista?

—No.

—Que sí, venga.

—¡Es que me voy a caer!

—Mira a tu hermana —señaló a Bianca, que montaba su bicicleta con los ruedines. Se sentía la reina del mundo.

—Pero ella tiene cuatro ruedas, yo tengo dos.

—Y eso es mejor, porque ya eres una niña grande, ¿verdad?

—Bueno... Tengo seis años. ¡Pero soy mayor! —Bellingham sonrió y acarició el cabello rizado de la niña.

—Muy mayor. Ya mismo eres igual de alta que mamá, aunque... —se acercó a su oído— Muy difícil no es. Pero no le digas que te lo he dicho yo —aquello consiguió que Amara riese—. Será nuestro secreto.

—Sabes que yo no digo nada —y era cierto. Era sorprendente lo bien que guardaba esa criatura los secretos. En ese momento, Ava salió de la casa.

—¡Bianca, tu turno! —dijo mientras se cruzaba de brazos.

—¿Y Hope?

—Dormida —respondió la muchacha—. Ha sido bañarla después de cenar y caer rendida. Hoy hemos sido afortunados —añadió mientras veía a la mediana de la familia acercarse a ella—. ¿Lista para el baño?

—¡Sí! —exclamó la niña emocionada. Ava sonrió y alzó a Bianca en brazos.

—Después vas tú, eh —advirtió a su hija mayor.

—¡Mira, mamá! Papá me está enseñando a montar en bici.

—¿Sí? ¿Y qué tal se te da?

—¡Genial, mira! ¡Vamos, papi! —con ayuda de Jude, la niña comenzó a pedalear.

Sin que Amara se diera cuenta, Bellingham la soltó, y fue sola. Sus padres la miraban orgullosos.

—Crecen demasiado rápido —murmuró Jude.

—Sí, sí que lo hacen —Ava suspiró y miró a su marido—. Ahora entiendo lo que decía mi madre, y también entiendo la letra de una canción de ABBA.

—¿La que sale en el video de la boda mientras tu madre te estaba vistiendo de novia?

—Sí, esa. Y lo confirmo, a veces me gustaría congelar la imagen para evitar el paso del tiempo. Hace nada estábamos escuchando como decía mamá y papá por primera vez, y ahora acaba de aprender a montar en bicicleta.

—¿Quién nos iba a decir a nosotros cuando nos conocimos, que íbamos a formar una familia?

—Familia en la cual salvo tú y los perros, solo es de mujeres —recordó Ava antes de reír—. Definitivamente no sirves para hacer niños.

—Me hice ilusiones la última vez, ¿sabes?

—Y con esas ilusiones vas a vivir, porque yo no vuelvo a pasar por una sala de parto, y menos después de lo complicado que fue el de Hope —le dio un escalofrío al recordar la cesárea de urgencia que tuvieron que hacerle—. Pero todo salió bien, que es lo importante.

—Pues sí, y yo soy completamente feliz con las princesas y con la reina de mi vida —Ava le miró y sonrió antes de darle un beso en los labios.

—Te amo.

—Yo a ti mucho más.

—Voy a bañar a Bianca. ¿Te encargas tú de Amara mientras yo la acuesto?

—Hecho —de nuevo la morena sonrió y entró en la casa.

Sonrió al verla caminar con su hija mediana en brazos. Ella y las niñas eran su hogar, lo que él, sin saberlo, había anhelado toda su vida. Algo suyo, que fuera construido con amor y cariño por él y el amor de su vida. Y ahí estaba ella, dispuesta a cumplirlo desde que se conocieron.

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Ava ||Jude Bellingham||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora