▪︎𝟐𝟑▪︎

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𝐌𝐚𝐧𝐜𝐡𝐞𝐬𝐭𝐞𝐫, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝟕 𝐝𝐞 𝐄𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟑.

—Entonces lo detuvieron.

—Sí. Pero de poco me sirve si ya lo han soltado.

—Estás a la espera de juicio, lo tienes dentro de nada.

—¿Cuándo, exactamente? —preguntó Sasha con curiosidad.

—Semana y media. Mi abogado lo tiene todo preparado. Las fotografías de… Todo lo que me ha hecho. Ha hablado con mi vecina y… Bueno, con ella —señaló a Lilith con la mirada.

—No te preocupes, que yo voy a contar absolutamente todo lo que he visto. No me voy a dejar nada —levantó su vaso—. Y vamos a brindar por tu libertad y tranquilidad anticipadas. ¡Salud!

—¡Salud! —todos chocaron ligeramente sus vasos antes de dar un trago.

Ava sin querer tiró el tenedor al suelo, y se agachó para cogerlo. Jude, para evitar que se diera un golpe, puso la mano en la esquina de la mesa. Algo que no pasó desapercibido para ninguno de los que estaban allí.

—¿Qué pasa? —preguntó Ava cuando se reincorporó.

—¿Podéis dejar de ser tan jodidamente adorables? Es que estoy empezando a no aguantaros, sinceramente. Me dais asco —dijo Declan, causando la risa de la muchacha.

—Eres increíble, ¿sabes?

—A nosotros no nos dices esas cosas —protestó Mount.

—¿Hace falta que os lo diga? Porque si es así… Me gustaría deciros a todos que sois lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Que no os quiero perder nunca y que si vosotros no estuvieseis conmigo, habría caído mucho más hondo de lo que he caído.

—Ah, mamona, no vale hacernos llorar —comentó Chilwell—. ¿Sabéis? Una vez leí una frase que me hizo acordarme de vosotros.

—Oh, qué bonito eso por tu parte —dijo Jack—. Pero di la frase.

—Somos de quien nos deja ser, sentir y estar. ¿O acaso me vais a decir que soy el único que siente eso cuando estamos todos juntos?

—No, la verdad es que no —respondió Ava—. Si no fuera por vosotros, posiblemente seguiría con Michael.

—A veces quedarte no es una opción, Ava —añadió Mount—. Y tú, desde luego, no podías quedarte con ese tío. No te dejaba vivir.

—Tú ya sabes lo que opino —continuó Lilith—. Necesitas a alguien que te aliente. Que su motivación sea algo tipo… Hazlo como si fueras a morir mañana.

—Aunque yo creo que eso ya lo ha encontrado —Sasha vio como Bellingham pasaba su brazo por el respaldo de la silla de su chica—. En realidad no estás con el otro capullo por él —aquello provocó que una sonrisa se postrase en su rostro.

—Supongo que él es el motivo por el que quise salir.

—Ah, otra cosa. Que se me olvida —Phil carraspeó.

—¿Estáis juntos? —Foden se quedó sin palabras al oír a Jude.

—¿Cómo demonios sabes tú eso?

—Por favor, es evidente. Más evidente incluso que lo que yo sentía por Ava mientras estaba con Annelise —rió—. Estábamos deseando que lo hicieseis oficial ya.

—Llevamos años esperando, ¿sabéis? —corroboró Rice— ¡Eh, mis shipps son reales!

—¿Te sientes satisfecho con la vida? —quiso saber Lilith.

—Absoluta y completamente, vamos. Es que no lo pienso ni negar.

►◄

Tras aquella cena en la que se fueron variando los temas de conversación, todos se fueron, dejando a Ava y a Jude solos, con la compañía de Argent.

—¿Estás bien? —preguntó el chico en un susurro mientras enredaba sus dedos en el suave pelo rizado de su novia.

—Sí, ¿por qué?

—Te noto muy apagada.

—No es nada, tranquilo.

—¿Segura? —Ava lo miró.

—No quiero ser pesada con mis cosas.

—No digas eso, y menos cuando se trata de ti. Dime, ¿qué te ocurre? —la muchacha se relamió los labios.

—¿Tú piensas que valgo la pena, Jude? Con todo lo que cargo a la espalda.

—No, no pienso que valgas la pena —confesó. Pero antes de que ella pudiera responder, continuó—. Pienso que vales la vida. Vales cada esfuerzo, cada intento, cada obstáculo, cada lucha, cada momento. Vales más de lo que yo soy capaz de expresar —esas palabras emocionaron a la chica—. ¿Sabes lo que me pasó cuando te conocí? Es que no sé me va olvidar en la vida ese momento. Porque me perdí en tu mirada, es que me encanta el color de tus ojos. No son azules ni verdes, son color café. Ese café que te quita el sueño y te produce desvelos. Y no quiero que vuelvas a pensar eso de ti, no cuando todos vemos lo perfecta que eres. No cuando siendo tú misma, me enamoré de ti —le secó un par de lágrimas que caían por sus mejillas.

—Amor…

—Te quiero, Ava —dijo, logrando causar una emoción completamente nueva en ella—. Más de lo que yo llegué a pensar algún día. Y con esto no quiero presionarte para que me digas lo mismo, sé por lo que has pasado, y lo que menos quiero es que sientas que…

—Yo también te quiero —soltó, y ambos sonrieron—. Claro que te quiero. ¿Cómo no iba a quererte? Eres el chico perfecto, el que cualquiera querría tener en su vida. Eres un gran amigo, sabes escuchar, sabes qué decir en cada momento, me haces reír, me secas las lágrimas cuando lloro. Tus abrazos me hacen sentir segura y protegida. Es que cuando te abrazo quiero que se detenga el tiempo, porque te has vuelto mi lugar seguro y favorito, y tus besos, dios… Soy adicta a ellos. Simplemente eres el mejor novio que voy a tener en mi vida. Y quizá te suene precipitado, pero sé que tú vas a ser la ruptura más dolorosa de mi vida o el padre de mis hijos.

—¿Por qué todas las mujeres tenéis la capacidad de saber eso?

—Porque, al menos en mi caso, tú me lo llevas demostrando desde que te conocí en el bar. Y… —se acercó a él ligeramente— Yo también estoy enamorada de ti —Jude sonrió y la besó con dulzura.

Aquella chica insegura, que se sentía rota y que nadie podría quererla como ella merecía, se había vuelto en su debilidad más grande.

Ella pensaba que nunca iba a dejar que nadie la volviera a tocar, no después de todo lo que había vivido. Pero él se encargó personalmente de romper todos y cada uno de sus esquemas.

Entre los dos, lograron darle un giro de ciento ochenta grados a la vida del otro, y no sé habían dado cuenta.

—¿Y si vamos arriba?

—¿Estás segura de eso? —Ava asintió con su cabeza.

Lo que Wilson no sabía, era que una vez que estuviesen en la habitación, en vez de ir directamente al asunto, Jude se encargó de besar cada parte que Michael había herido, y sin dejarse nada a su paso.

—Me gustas entera, y te quiero tal y como eres —susurró sobre sus labios.

—¿Con grietas y todo?

—Con todas y cada una de tus grietas.

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Ava ||Jude Bellingham||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora