3. Sorpresa

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Salí de dirección hace como una hora y estoy en clase de historia. Solo estoy esperando la última hora para ir a clase de arte. Me atrevo a decir que es la única materia que me gusta. Pintar sobre un lienzo me apasiona muchísimo porque puedo expresar mis sentimientos, mis emociones y mi creatividad sin que nadie me juzgue. Mi madre siempre me decía que llegaría a ser una gran pintora y que por nada en el mundo, deje de pintar. Era mi admiradora número uno.

Antes de divagar más por mi mente y ponerme a llorar, la campana sonó. El día transcurrió con mucha tranquilidad, normalmente no pasa eso. Jackson me envió un mensaje diciendo que no iba a poder acompañarme a casa porque tenía que acompañar a su mamá a hacer unas cosas. 

—Magnífico, ¿ahora cómo me voy a casa?—me dije a mí misma.

Opto por llamar a Patrick para que venga a recogerme, si mal no recuerdo hoy no tiene clases. Espero que no se haga de rogar, puede llegar a ser muy haragán.

A la tercera, me recibe la llamada—¿Qué pasó, Cami?—es lo primero que dice.

—Patrick, ¿podrías venir a recogerme? Jackson tuvo que irse y no tengo manera de volver a casa—le explico suavemente para convencerlo. Sé que va a decir que sí, pero por si las dudas.

—Voy saliendo, en menos de 10 minutos estoy ahí. Con cuidado, Cam—colgó la llamada.

Nunca había pensado en tener un auto hasta hoy ya que siempre había alguien que me lleve. Si Jackson no podía, tenía a Sophie o Adrien, mis mejores amigos, pero Adrien tuvo que irse de viaje por cuestiones familiares y Sophie cayó enferma.

Justo como dijo, en menos de diez minutos Patrick ya está aquí. Me subo en la parte del copiloto y lo saludo con un choque de puños. 

—¿Por qué no me llamaste antes de la hora de salida?—preguntó arrancando su auto.

—Básicamente porque no recordaba que hoy estás libre, luego lo recordé y aquí estamos—respondí alzando los hombros.

Luego de unos minutos, mi hermano habla y me dice—Papá llega hoy.

—¿No llegaba dentro de una semana?—interrogué desconcertada.

—Al parecer tiene algo muy importante que decirnos.

—¿De qué se trata?—pregunté. Está serio. Algo no muy común en él.

—En realidad, no lo sé con certeza—me contestó desviando la mirada.

Algo me dice que está mintiendo.

—Patrick... No me mientas, ¿qué es?

—Pensamos que nos presentará a su nueva pareja—me dijo buscando alguna reacción en mi rostro.

¿Qué?

—¿De qué estás hablando?—solté atónita.

—Tranquila, es algo que sospechamos hace un par de semanas, pero no estamos del todo seguros. Es solo eso, una sospecha.

—¿Sospechamos? ¿Por qué no me dijeron nada? ¡Siempre me ocultan las malditas cosas! —exclamé enojada.

—Porque sabíamos que ibas a reaccionar así. Este tema te afecta.

—Patrick me afecta es la muerte de mi madre. Murió en mis brazos y no pude hacer ni mierda—estaba al borde de las lágrimas, pero me contuve. No iba a llorar, no aquí.

Justo cuando terminé de hablar llegamos a casa. No espere más y bajé. Al parecer iba a llover toda la tarde, genial. Un clima triste para un día triste. Fui directamente hacia la puerta y la abrí. Mis hermanos ya habían llegado y creo que estaban limpiando. O al menos eso pretendían. Empecé a subir las escaleras y...

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora