11. Día de la fiesta (Parte II)

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Los oficiales estaban interrogando a los invitados para que pudieran retirarse pronto. Sophie, Adrien, Damián y yo estábamos sentados en silencio. Nadie decía ni pío, lo que me ponía más nerviosa.

A lo lejos observé a Sam que venía en mi dirección, me levanté y me acerqué a él.

—¿Dónde mierda estaban? —interrogué enojada.

—Te lo digo después, tienes que acompañarme.

Asentí no muy convencida.

—¿Por qué la policía está aquí? —añadió desconcertado.

Me moví a un lado ya que le tapaba el panorama y señalé hacia el patio en donde estaban levantando el cadáver.

—¡A la mierda! —exclamó estupefacto.

Te entiendo, hermanito.

—¿Los demás? —pregunté de golpe. No los había visto hace más de una hora. ¿Dónde demonios están?

—Sígueme —se limitó a decir saliendo de su  perplejidad y se dirigió hacia afuera. Giré mi cabeza para ver a los demás que cargaban una mirada de confusión, encongí los hombros y seguí los pasos de mi hermano.

Una vez en el exterior lo único que veía eran los carros de los policías. Revisé a ambos lados de la calle, pero no había ninguna señal de Sam. ¿Ahora dónde demonios se metió? Idiota. Me dí media vuelta decidida a regresar, sin embago un susurro me detuvo.

—¡Camille!

—¿Hola? —esperé a que alguien respondiera. No obtuve respuesta.

—¿Será que me estoy volviendo loca? —añadí levantando mi mirada hacia el cielo como esperando una respuesta.

—Camille —ahí estaba otra vez el susurro —. A tu derecha.

Miré hacia la derecha como habían indicado, pero no había nadie.

—A tu derecha, estúpida. Esa es tu izquierda.

Mierda.

Esta vez sí miré hacia mi derecha y divisé a Sam. Me acerqué a grandes zancadas y le dí un pequeño empujón.

—¿Qué te pasa, loca?

—¿Qué te pasa a ti, imbécil? Ves que estoy con los nervios de punta y me asustas, baboso. Pensé que me estaba volviendo loca —contraataqué.

Para este punto, Sam ya se estaba ríendo a carcajadas.

—No.. No seas aguafiestas —dijo dejando de reír—. Un poco de diversión no mata a nadie.

—A mí me va a matar. Hay un maldito cadáver adentro.

—Ven —me tomó de la mano y me pareció que íbamos en dirección a la "pequeña" cabaña que muchos años atrás mi abuelo había mandado a construir para sus nietos.

Caminé en silencio y el ambiente tenía un aspecto tenebroso como si hubiera sido testigo de un asesinato. Irónico, ¿no?

Acerté. En la cabaña estaba el resto del Clan Evans y lucían preocupados.

¿Qué habrá pasado?

—¿Por qué traen esas caras? —cuestioné frunciendo las cejas. Dudo mucho que sea por lo que pasó en casa, ni siquiera están enterados.

—Siéntate. Aquí tenemos para rato —replicó Luke en un tono sombrío.

—Un momento —musité. Me estaban llamando al celular.

Contesté y era Harry, el nuevo enamorado de Jackson. ¿Qué cojones quería y cómo consiguió mi número?

Lo que me dijo a continuación me dejó helada. Fue una cachetada directa a la realidad. ¿Alguna vez sintieron que todo su mundo se destruye? Porque eso sentí en ese momento.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora