7. ¿Broma telefónica?

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Disfrutenn...

L@s amooo❤❤

Luego de esa llamada misteriosa, volvimos a entrar a la cocina. Ahora, mis hermanos estaban hablando sobre fútbol. Sophie no era parte de la conversación, estaba entretenida en su celular. Además, no le interesan los deportes, mucho menos el fútbol.  Estaba segura que estaba jugando el nuevo juego que había descargado hace una semana, se había obsesionado con eso y le doy la razón. Es buenísimo.

Me acerqué a ella y le pregunté:

—¿En qué nivel vas?

No me respondió al instante. Como dije, estaba jugando. Y estaba súper concentrada. Pobre de mí si la hacía perder.

—Cincuenta y cinco —me enseñó su celular. Habia logrado un nuevo récord. Me había superado.

Hija de puta.

—¡No puede ser! —exclamé sin poder creerlo. Literalmente, me había dado una patada en el trasero.

—Te dije que soy la mejor, Evans. Acéptalo —me guiñó un ojo.

—En tu vida, Jones.

—Chicas, chicas. Dejen de pelear. Yo soy el mejor aquí —canturreó mi mejor amigo. Nos enseñó su celular y estaba en el nivel sesenta con un récord que nos dejaba en ridículo a las dos. En especial, a mí.

Abrí mis ojos hasta el límite. ¿Era posible tener ese récord? No podía quedarme atrás.

—Dios Santo, ¿quién eres? —preguntó Sophie perpleja.

—No lo sé, tú dime —respondió Adrien desafiándola.

Por unos segundos, sus miradas chocaron y chispearon. Tenía que intervenir.

—Bueno, chicos. ¿Quién tiene hambre? —pregunté para que me escucharan todos. Mis hermanos no formaban parte de nuestra pequeña pelea.

—Yo —dijeron todos al unísono.

Claro, ¿a quién les pregunto todavía? Toda la vida tienen hambre. Me incluyo.

Aún no era la hora de la cena, así que solo sacamos chucherías y latas de cerveza para cada uno.

Salimos de la cocina y nos dirigimos hacia la sala de estar. Jugaríamos Fortnite. Mis hermanos estaban obsesionados con eso, mis mejores amigos y yo también. Éramos amantes de los videojuegos.

Estuvimos jugando cerca de dos horas. Yo había dejado de jugar hace un rato y me puse a jugar en mi celular. Tenía que superarlos. O al menos acercarme a su récord. No podía ser humillada de una manera estratosférica.

—Por más que quieras, nunca podrás superarme, Cams —soltó Adrien quién estaba a mi costado.

—Vete a la mierda, Crawford.

Se rió a carcajadas.

—Me encanta verte feliz, quiero que estés así siempre, ¿ok? —objetó mi mejor amigo, mirándome fijamente.

Sophie, quién también se había puesto a jugar en su celular, nos empezó a prestar atención y dijo:

—Concuerdo con Adri, te ves mucho más bonita cuando estás feliz o al menos cuando intentas estarlo.

Definitivamente, tengo a los mejores amigos del mundo.

—Les haría una pinky promise, pero esas son sagradas y no estoy segura de cumplirla. Sin embargo, estoy tratando de estar feliz y tranquila, ustedes me ayudan a estarlo —confesé soltando un suspiro.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora