Una vida llena de secretos

18. Un nuevo amigo

—Me salvaste la vida —dije soltando un suspiro.

—Cuando quieras, nena —el chico de ojos azules replicó y me guiñó un ojo. No pude evitar sonrojarme y bajé la mirada.

—Por cierto, ¿qué hacías aquí? —me atreví a preguntar luego de unos minutos. Lo miré atentamente. Se veía muy sexy conduciendo. Bueno, él era sexy.

—Uhm... No me lo vas a creer, pero vine a buscarte —se encogió de hombros y volvió su mirada al frente.

—¿A buscarme? ¿Para qué? —inquirí desconcertada.

—Siéndote sincero, no estoy seguro —se rascó la parte trasera de su cabeza en signo de ¿nerviosismo?—. Me caíste muy bien y quería verte.

Oh. No me lo esperaba.

—Por algo te dejé mi número... y nunca te dije donde estudiaba —respondí frunciendo el ceño—. ¿Y Cameron? —el dirigió su mirada hacia mí—. Yo no estoy lista para comenzar una relación ahora, si es lo que estás buscando.

—Te mandé varios mensajes y no me contestabas —me lanzó una mirada acusadora. ¿Me equivoqué de número quizá?—Y bueno, no es muy difícil saber donde estudias revisando tus redes sociales

Claro.

—¿Y Camille? No estoy buscando una relación. Lo que busco es tu amistad, si es que tú quieres claro —añadió en el mismo tono que yo. Se le marcaban sus hoyuelos. Era realmente atractivo.

—Oh, eso es raro —admitía sorprendida. No era algo que me pasara todos los días—. Préstame tú celular —le pedí estirando mi mano.

Hizo caso a mi petición y me entregó su celular. Rápidamente agendé mi número y lo guardé como 《Camille》.

—Listo, ya estamos en contacto.

Cameron se quedó viendo el aparato y escribió algo en él. No logré ver qué.

—Así está mucho mejor —alegó mostrándome la pantalla de su móvil . Ya no estaba agendada como Camille, sino como 《Bonita❤》.

Volví a sonrojarme. 

Oh, vamos. Muchos sonrojos para tan poco tiempo.

—Te ves muy tierna cuando te sonrojas —objetó mirándome fijamente. ¿Y cómo no? Si me mira de esa manera...

—¿Estás seguro que no quieres conquistarme o algo así? —interrogué alzando las cejas acusadoramente.

Él soltó una sonora carcajada y sacudió la cabeza.

—Muy seguro, Camille —afirmó—. ¿Sabes? Yo también acabo de salir de una relación y sólo quiero tener una amiga en la que pueda confiar —confesó bajando la mirada.

Me quedé pensando por unos segundos y hablé: —Entonces, ¿qué te parece comenzar una posible amistad yendo a comer?

Bien, posiblemente no era la mejor idea del mundo, pero en mi defensa tengo que decir que estaba muriendo de hambre.

—Me parece bien, Evans —respondió y soltó una risita.

—Let's go! —chillé un tanto emocionada.

***

—¿Tus hermanos me van a matar? —cuestionó el pelinegro, pero se escuchó más como una afirmación. Estábamos en mi casa acostados en mi cama. Decidimos venir después de terminar de comer y estábamos hablando de temas al azar observando el techo. Sinceramente, este chico era una buena compañía.