Destino

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Siempre había creído que seguir la carrera de su padre en la compañía era una condena, él sólo quería ser libre y hacer lo que el corazón le decía.

Ya había renunciado años atrás a una oportunidad con el amor que le costó un infierno salir adelante y cerrar ese corazón que según su hermana bajo esa coraza era un amor de hombre, no obstante siempre era serio y no le gustaba relacionarse con casi nadie, excepto su hermana menor y su mejor amigo Wenhan.

Cada fin de semana con su hermana acudían a correr en las carreras de motos, era su pasión y la de su hermana. Ambos disfrutaban esa adrenalina que según ellos les hacía sentir que eran almas libres. Lo que no sabían era que ese día todo cambiaría en sus vidas.

—¿Listo para ser derrotado nuevamente? —decía su hermana colocándose el casco.

—Esta oportunidad serás tú quien pague la apuesta hermanita —le aseguró el castaño.

—Te veo en la meta, perdedor —se burló la chica subiendo a la moto y haciendo partir la moto al punto de partida.

Los hermanos Wang eran catalogados como los mejores corredores en sus diferentes especialidades. A pesar de que su hermana era menor era una acróbata innata. 

Apenas inició la carrera esa sensación de libertad se apoderó de su ser, ese día eran varios los corredores en la pista. 

Cuando iban en la quinta vuelta su vida dió un giro de ciento ochenta grados cuando vio a su hermana volar por el aire al ser colisionada por otras motos en una curva, apretó el acelerador y llegó rápidamente dónde se encontraba Yiren inconsciente.
Rápidamente los asistentes llamaron a emergencias que no demoró en llegar, pero la chica no reaccionaba. 

—¡Yiren! Reacciona por favor Yiren, hermana por favor —le saco el casco—. Resiste, prometo ser mejor hermano, pero no me dejes —luego se giró a dónde estaban algunos de los corredores parados—. ¡¡Hagan algo, llamen una ambulancia!!

—Wang, ya viene una en camino —comentó uno de sus compañeros de carrera.

—Pequeña, estará todo bien. 

Fueron los minutos más angustiantes, su única hermana no podía dejarlo, era la única persona a la que amaba más que a nada en el mundo después de…

La ambulancia hizo ingreso a la pista, fueron rápidos los paramédicos en tratar de estabilizar a la chica. Yibo se fue junto a ellos en la ambulancia mientras tomaba su pequeña mano. 
Camino a la clínica Yiren tuvo un paro respiratorio, lo que hizo llorar aún más al castaño. 

Eso era una pesadilla, y ya despertaría —se trató de engañar.

Gracias a los rápidos procedimientos del paramédico de la ambulancia la chica había logrado superar el paro.

Al llegar a la clínica estuvo junto a la camilla hasta que la chica ingresó a urgencias y de ahí el término del camino para él, pues debía esperar afuera noticias. A los minutos llegaba su madre y Wenhan.

—Hijo, ¿qué pasó? —abrazó a su hijo apenas estuvo a su lado—. ¿Que te dijeron? ¿Cómo está Yi?

—Mamá, fue todo tan rápido. Solo la ví volar por el aire y caer. No me han querido decir nada. Solo la ingresaron y ya no se más.

—Estará bien, ella es fuerte —dijo Wenhan dándole unos golpecitos en la espalda.

En eso se abrieron las puertas, por dónde salió un doctor.

—Familiares de Wang Yiren

—Aquí, soy su madre —habló la mujer acercándose al médico junto a Yibo.

Terapia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora