Entrega

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Wang Yibo no podía dejar de sonreír. Aún no podía creer que había vuelto a hacer el amor con su Zhan-Ge después de cinco años. 

¡Con su GeGe!

Cuando se había quedado en el departamento de ZhanZhan solo, su idea era tomárselo con calma, conversar con él, no quería un encuentro sexual de una noche, pero estar cerca de él había sido demasiada tentación.

Ver a Xiao Zhan sonreír luego de haberlo tenido de nuevo entre sus brazos su corazón había saltado de alegría. Le gustaba que su GeGe sonriera mucho más desde que lo había vuelto a ver, lo hacía feliz pensar que era por su causa. 

Después de hacer el amor por segunda vez, Zhan y Yibo se habían preparado unos sándwiches, habían comido y principalmente conversado. Ahora estaban en el comedor, ambos en ropa interior, le gustaba eso, ya que podía estirar las piernas y acariciar a Xiao con ellas. 

—No puedo creer que hayas pasado por todo eso sin decirme nada —le dijo a Zhan-Ge y viendo como se entristecía levemente.

—No podía hablar, estaba protegiendo a las dos personas más importantes de mi vida.

—Aún así debiste haberme buscado de alguna manera.

—Lo quise hacer —Xiao lo miró fijamente—. Pero el miedo me invadió y fue más fuerte. Siento mucho haberte hecho daño cuando me fui de tu la…

—Olvidemos ese pasado, y vivamos el día a día. Prométeme que nunca más te irás de mi lado —lo interrumpió Yibo.

—Nunca más, lo prometo. Haber vuelto fue la decisión más difícil de mi vida, pero no me arrepiento ahora en lo más mínimo, además la causa lo ameritaba para volver —una sonrisa apareció en su rostro nuevamente—. Tú hermana va mejorando con mucha rapidez nos tiene muy sorprendidos.

—Me gusta cuando hablas de tu trabajo, se nota que amas lo que haces.

—Es lo que quise siempre. ¿Recuerdas?

—Claro que lo recuerdo —dijo Yibo sonriendo pícaramente—. Te ayudé a estudiar anatomía muchos años.

Xiao Zhan se sonrojo al escuchar lo último.

—¿GeGe tuviste que empezar a trabajar duro luego que mi padre te pusiera obstáculos? —le preguntó aún sabiendo por la boca de HaiKuan que así había sido.

—Si… —bajó la mirada y suspiro con nostalgia—. Pero tuve suerte de empezar a trabajar casi de inmediato cuando salí de la universidad, gracias a mi gran amigo HaiKuan, bueno ahora prácticamente cuñado.

—¿Él te consiguió el trabajo?

—Algo así… —dijo Zhan-Ge sonriendo—. Estudiamos la misma carrera, Kinesiología, su abuelo tenía en esa época una pequeña consulta. Yo pensaba que iba a poder buscar un trabajo tranquilamente, pero de un día para el otro tuve que aceptar lo que me ofrecieran por las barreras que dejó tu padre. Afortunadamente la familia de mi amigo me acogió y su abuelo me dio un buen trabajo, aprendí mucho con él y luego se encargó de recomendarme en varias clínicas para salir adelante por mis propios méritos.

—¿Nunca has querido dejar a HaiKuan y a Yan continuar solos?

—No —dijo rotundamente—. Trabajo con mi mejor amigo y mi hermana, somos un gran equipo, con un buen sueldo, haciendo lo que amo y me hace sentir bien… Sería un ingrato si los dejará ahora.

Yibo sonrió por dentro. Le gustaba que su GeGe fuera fiel con su pequeña familia y más le gustaba recordar que también así lo era con su relación amorosa.

Terapia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora