Terapia de amor

Yan

Salió del hospital sin rumbo fijo, justo esa tarde empezaba a llover y él estaba sin abrigo, y no le importó en absoluto, cinco años atrás había tomado una drástica decisión de la que se arrepentía casi por completo a no ser del por qué lo había hecho.
Tarde o temprano sabía que Yibo iba a superarlo, pero siempre tuvo la mínima esperanza que ellos tendrían otra oportunidad en un futuro cuando se volvieran a encontrar.
Ahora era el mejor médico kinesiólogo de China y quería demostrarle a cierto hombre que apesar de los grandes obstáculos que le había puesto en el camino todos esos años, él lo había logrado con creces.

Llegó muy cansado de tanto caminar y con los ojos rojos por el llanto, tratando de no hacer ruido entro al departamento que compartía con su medio hermana llamada Yan y su novio.

—Hasta que llegaste, tu hermana se quedó dormida esperándote —su cuñado se encontraba viendo televisión—. La cena está en el microondas —al voltear a verlo, ya que no sentía movimiento alguno por parte de Xiao vio su deplorable estado parándose inmediatamente para ir a su lado—. ¿Que te paso Zhan?¡Dime algo!

Xiao Zhan nunca había mostrado su debilidad frente a otros, pero el hecho de ver a Yibo de la mano de aquel hombre lo había destrozado.

—Lo perdí... —fue lo único que pudo pronunciar antes de caer al piso de rodillas llorando.

—No entiendo nada cuñado lo que dices. ¡¡Yan!!, ¡¡ven por favor...es Xiao!! —le gritó el hombre a su novia para que viniera a ayudarlo con Xiao.

Rápidamente apareció la chica en la sala muy asustada y al darse cuenta del estado de su hermano le hizo señas a su pareja para que los dejara a solas.

—HaiKuan cariño, ve por un vaso de agua y luego me esperas en la habitación, debo hablar con mi hermano.

—¿Estarás bien?¿No quieres que te ayude con Xiao?

—No mi amor, creo saber que pasó.

HaiKuan entró a la cocina y volvió con el vaso de agua solicitado y con un par de servilletas de papel, se los llevó a su novia y luego se retiró a la habitación de ambos cerrando la puertas y dejándolos como Yan se lo había pedido.

—Toma, bebe un poco de agua y respira profundo hermano.

Xiao tomo un sorbo de agua y luego acepto una de las servilletas con la cual se limpió las narices.

—Lo perdí Yan, perdí a Yibo para siempre —y más lágrimas se deslizaron por sus mejillas—.
Él ya no me ama, ya me supero.

La chica secó con sus manos aquellas lágrimas y lo hizo mirarla a los ojos.

—¿Porque no le dijiste la verdad? ¿porque has escondido esa maldita verdad durante estos años?, no sabes que yo también sufro por ti.

—Ya es tarde para remediar mi decisión, y lo hice para protegernos.

—Mentira, nadie te pidió que hicieras ese sacrificio.

—Yan, tu no entiendes.

—No Xiao, el que no entiende nada eres tú. Si tú no le dices la verdad a Yibo, se la diré yo.

—No serías capaz —le hablo un asustado Xiao a su hermana mientras la miraba fijamente.

—Claro que lo haré, pero primero iré a ver a ese hombre.

—Yan, ese hombre es muy poderoso podría dañarte.

—Para mí es simplemente el padre de Yibo, el hombre que arruinó sus vidas hace cinco años atrás.

—No lo hagas, es peligroso.

—¿Cómo estás seguro que Yibo dejó de amarte? —cambio de tema la chica.