MI ROSA

821 40 1
                                    

TINI

En el carro mientras llegábamos a nuestro destino desconocido por mí, hablamos y escuchamos música, Sebas me había dado un mini concierto privado, era muy divertido, nunca nos quedábamos sin tema de conversación. Media hora más tarde, habíamos llegado a la marina de Miami.

- ¿Amor, que hacemos aquí?

- Yo te dije, que te iba a celebrar el mejor cumpleaños de tu vida, y esta es la primera parte de tu sorpresa.

- ¿Cómo así que la primera parte?

- Son varias partes, las demás ya las descubrirás con el tiempo.

- OK. ¿Me puedes explicar mejor?

- Lo que te puedo explicar por ahora, es que te voy a mostrar el yate que mi papá me regalo. Damos un paseo por la bahía y tengo reservado una mesa, en uno de los mejores restaurantes de Miami.

- ¿Y cual es la segunda parte?

- No me hagas esa cara, que no te pienso contar nada. Solo déjate sorprender. Además, si te digo no seria sorpresa nada.

Con sebas todo era así. Sin planear, siempre me sorprendía de la mejor forma. Esa era una de las miles de cosas por cual lo amaba, él siempre era muy detallista conmigo, hasta cuando soló éramos amigos. Sebas parqueó el carro, se bajó y abrió mi puerta. Tan caballeroso siempre. Me extendió su mano, para ayudarme a bajar del carro. Antes de que comenzáramos a caminar, el me dio un pañuelo.

-Amor, necesito que te pongas esto en los ojos.

- Sebas, tu eres muy torpe, nos vamos a caer.

- Tranquila, confía en mí, lo tengo todo controlado.

- Amor, no crees que ya he confiado mucho en ti. ¿Te acuerdas la moto? – ambos nos reímos recordando ese momento.

- Princesa, esta vez, no te voy a dejar caer. Te lo prometo.

- Sebas

- Porfa, hazlo por mí.

- No me hagas esa cara, sabes que no te puedo decir que no.

Sebas me puso el pañuelo en los ojos, no podía ver nada. Cómo me deje caer, lo mato. Se puso delante de mí, tomó mi mano y comenzó a guiarme hacia su yate. Cinco minutos más tarde, habíamos llegado sin ninguna caída. Sentí cuando Sebas se puso atrás de mí, podía sentir su respiración en mis oídos.

-Ya puedes quitarte el pañuelo.

Lo hice rápidamente, y no podía creer lo que estaba viendo. Sentí como lagrimas de mis ojos comenzaban a salir. Estaba en shock, las palabras no me salían de mi boca. Sebas extendió sus manos abrazándome por atrás.

- ¿Te gusto?

Yo asentí con mi cabeza, trataba de que las palabras salieran. Era el mejor regalo que una persona me hubiera hecho. Le había puesto el nombre MARTINA a su yate. Las letras eran de color azul marino, escritas en cursiva.

- ¿Por qué? – En verdad Martina, eso será lo que le vas a decir. Me reprendí a mi misma.

- Ya te lo he dicho miles de veces, tú eres la mujer más especial que he conocido. La única mujer por la cual yo me he arriesgado a dejar mi soltería. Tu eres mi rosa. – voltee mi cuerpo para así mirarlo a los ojos.

- ¿Cómo así que tu rosa?

- Yo siempre he tenido la teoría, que las mujeres son como rosas. Todas son muy bonitas, diferentes. En la vida de un hombre, tiene varias rosas antes de encontrar la más bonita, la más hermosa de todas, esa rosa que es inigualable a todas soló existe una para cada hombre, esa eres tú para mí.

Sebastini...La Historia después de la confirmación..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora