LAS SORPRESAS CONTINÚAN

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SEBASTIÁN

Terminamos de comer y pague y nos dirigíamos al carro para continuar con la velada. Francisco me había mandado ya la ubicación del lugar. Antes de montarnos al carro, le pedí a Tini que me dejara manejar. Ella accedió un poco dudosa ante mi propuesta, sabía que no me gustaba mucho manejar. Entramos en el carro, tomé mi celular y puse la dirección en el Waze, para después comenzar nuestro camino al próximo destino.

Mientras conducía, Tini me miro y me dijo – Amor, ¿este no es el camino hacia mi casa? Creo que estas un poco perdido. Sonreí y le dije – Es que no vamos para tu casa en este momento, te quiero mostrar algo. – Note que estaba un poco sorprendida – Tranquila, no estamos perdidos de hecho ya estamos cerca del lugar. Todo es una sorpresa. – 10 minutos más tardes habíamos llegado a nuestro destino.

Me estacione afuera de un portón en donde tenía que ingresar un código para que abriera. Abrió la puerta y me dirigí adentro. Cuando estábamos afuera de la casa, Tini me miro, se veía que no entendía nada, no sabía porque estábamos aquí. Antes que me dijera algo yo le dije – Confía en mí, te quiero mostrar algo. – Salí del carro rápidamente y me dirigí a la puerta de ella para abrirle. Ella salió del carro y me sonrió – Amor, tu como siempre tan caballeroso. – Me dio un rápido beso y la tome de las manos emprendiendo nuestro camino hacia la casa.

Llegamos rápido a la puerta, toque el timbre y no pasaron más de cinco segundos cuando alguien nos abrió la puerta. Era una señora con pelo negro muy cortito. Ella sonrió y nos dijo – Bienvenidos, Señor Sebastián ya todo esta arreglado, las llaves de la casa están aquí – y me entrego las llaves – Cuando se vayan puede dejar las llaves con el guardia de la casa. – Y así ella salió de la casa y se fue.

TINI

No entendía nada, que hacíamos en esta casa. Y sabía que Sebastián no me iba a contar nada. Cuando este hombre quería ser misterioso lo era. Cuando la señora se fue, el cerro la puerta, tomó mi mano y nos dirigimos a la sala de estar de la casa.

La casa era muy bonita, era de dos pisos, se podía ver el rio desde la sala de estar, tenia una terraza muy hermosa. El me miro nerviosamente, no sabía que esperarme de esto. Yo seguía sin entender nada, que hacíamos en esta casa, cual era la sorpresa. Necesitaba salir de estas dudas así que lo miré y le dije – Amor, sigo sin entender que hacemos aquí – el estaba realmente nervioso, las manos le sudaban, seguía sin entender nada. El no me dijo nada y tomo mi mano, y me llevo hasta la terraza. En donde nos sentamos en una salita de estar. Después de sentarnos le hice una señal para que me explicara, porque no entendía nada. – Princesa, te traigo aquí para que estemos solos, quiero que hablemos sobre algo. – Lo mire, que más me podía decir. Ya eran demasiadas noticias en un día, que más podría estar mal. Suspire y le dije – Sabes que me puedes contar lo que sea. Sigo sin entender que hacemos aquí amor, me pudiste decir en el restaurante – Lo mire, el me sonrió y me tomo de las manos.

– Amor, he estado pensando mucho en nuestra relación, ya llevamos un poquito más de un año, y de verdad que ha sido el mejor año de mi vida. Y con las cosas que están pasando en nuestra vida laboral no quiero que nos distanciemos. Quiero que estemos seguro de estar en un lugar en donde nos podamos escapar para estar los dos solos. Que sea nuestro refugio. Yo ya había tomado la decisión de comprarme una propiedad en Miami, que es la ciudad en donde más trabajo y es mucho más fácil movilizarme de allá hacia otras ciudades. Es por eso te quiero pedir que te vengas a vivir conmigo, obvio nunca vas a dejar tu casa ni a tu país. Porque yo no lo permitiría, por eso estuve pensando, que también puedo comprar una casa aquí, para cuando yo venga nos vengamos para acá. ¿Qué opinas de esta idea que tengo? – No sabía que decirle, era todo de verdad una sorpresa, abrí mi boca la volví a cerrar, la volví a abrir. Las palabras no me salían.

Sebastini...La Historia después de la confirmación..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora