DÍAS EN LA PLAYA

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SEBASTIÁN

La Señora Andrea había cometido una incidencia cuando nos dio la bienvenida, gracias a Dios rápidamente cambie el tema de conversación, Tini lo había notado, pero no me había hecho ningún comentario al respecto. Cuando estaba soltero, nos veníamos con mis amigos y muchas niñas a pasarla bueno, pero eso era mi pasado.

Llegamos a la habitación, Tini estaba organizando nuestra ropa en el vestier. Tomé mi celular y le mandé un mensaje a Roberto, Nicolas y a mi mamá, ya que iba a apagar el celular y avisarles que habíamos llegado bien y saber si la siguiente sorpresa que le tenía preparada a Tini estaba lista. Roberto me respondió rápidamente, diciéndome que todo estaba listo. Que avisara cuando saliera para la sorpresa.

Salí de la habitación, Tini seguía arreglando nuestras cosas, y busqué a la Señora Andrea. Ella se encontraba en la cocina junto con su esposo el Señor Héctor. Ellos me conocieron desde que estaba muy chiquito, eran cubanos, pero la familia de Jay los acogió desde que llegaron a Estados Unidos.

Niño Sebastián, todo en orden en la habitación. ¿Necesita algo?

Todo bien, nana.

Niño Sebastián, quería aprovechar que estamos ahora solos, para pedirle disculpas por el incidente de ahorita. No quise ser imprudente.

Tranquila nana, Tini sabe muy bien como era yo de soltero. Todo en orden. Héctor, será que me puedes ayudar alistándonos las motos acuáticas, quiero salir a dar un paseo con Tini, mostrarle el lugar secreto.

Niño Sebastián, claro que sí. Pero no prefiere que aparte de llevarnos las motos, nos vayamos en el yate del niño Jay, podemos subir las motos acuáticas.

Me parece perfecto, así no me pierdo buscando el lugar.

Niño Sebastián, entonces deme 15 minutos y tengo todo listo. Nos encontramos en el muelle. Además, así Andrea puede prepararles comida para que llevemos en el yate.

Asentí, el Señor Héctor se fue a alistar el yate y las motos. Yo subí de nuevo a la habitación para avisarle a Tini, que prepara un bolso con las cosas necesarias.

15 minutos más tardes, ya estábamos a bordo del yate, nos sentamos al lado de Héctor, este señor era un personaje, tenía las mejores historias. 15 minutos después de recorrido, Héctor nos había preparado las motos para irnos. Cada uno iba en su moto, ya que Tini tenía miedo de que la tirara al agua por mi manera de conducir. Lo que me parecía perfecto, así podíamos hacer carreras, las cuales obvio yo ganaría porque ella manejaba como una abuelita.

Después de haberle ganado en la carrera de motos, ella me siguió hasta una parte secreta. Nos acercamos a la orilla con las motos, las ancle asegurándome que no se movieran.

-Amor, que hacemos aquí esta desierto esto.

- Tu tranquila, ya conozco el lugar, nada nos va a pasar.

- mmmm, y con quien viniste? Alguna niña de la que me tengo que preocupar.

- Celosa? – me reí. – No aquí solo venía con mis amigos, es nuestro lugar secreto. Ninguna chica ha venido aquí.

- Y por qué me traer aquí. Es tu lugar secreto con tus amigos.

- Tranquila, que yo hable con ellos. Y no le vieron problemas ha que te mostrara el lugar. Vamos amor.

La tomé de la mano y la comencé a guiar al lugar. 10 minutos más tardes habíamos llegado.

-Amor esto es hermoso

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-Amor esto es hermoso. ¿Hace cuanto lo encontraron ustedes?

- Cuando teníamos diez años, vinimos de vacaciones de spring break. Y lo más lindo, es que no ha cambiado nada desde aquel día, sigue intacto. Casi nadie sabe que esta cascada existe.

- Gracias por compartir esto conmigo.

- De nada princesa, ahora vamos a meternos.

Estuvimos en la cascada aproximadamente por una hora, volvimos a la casa. Disfrutamos de la piscina, el jacuzzi y todas las cosas que tenía la casa. Dormimos, hicimos el amor cuando nadie estaba, así pasamos los siguientes días.

Ya era viernes, hoy nos iríamos a la siguiente sorpresa que le tenía preparada a Tini, pero no volveríamos en el yate. Nos iríamos en el jet, ya que el trayecto era más largo. Estábamos en el pequeño aeropuerto de las Bahamas, ya montados en el avión, esperando que nos diera la orden la torre para despegar.

-Sebas, por qué no nos devolvimos en el yate.

- Por qué no vamos para Miami, vamos para otra parte.

- ¿A donde vamos?

- Ya lo sabrás cuando lleguemos. Es tu siguiente sorpresa, mañana cumples y me pareció el lugar ideal para celebrar tu cumpleaños.

- Lugar Ideal? Amor, el lugar ideal es estar a tu lado, yo soló quiero eso. Pasarlo junto a ti.

- Sabes que eres una dulzura? La vamos a pasar juntos, pero en este lugar ideal.

- ¿No me vas a decir nada, ¿verdad?

- No ya verás, yo que tú duermo un rato. Por qué cuando lleguemos no vas a poder dormir.

- Me estas asustando. Cómo así que no voy a poder dormir.

- Ya verás. No te puedo contar más nada. Déjate sorprender.

30 minutos más tarde, habíamos llegado a nuestro destino. Nos encontrábamos en Orlando, Florida, íbamos a pasar su cumpleaños en los parques de Disney. Sabía que a ella le encantaba, entonces que mejor sorpresa, nunca podíamos hacer esto por nuestras agendas de trabajo, tenia que aprovechar al máximo nuestro tiempo libre. Tini estaba dormida, esa niña parecía un oso, se dormía donde sea. Estiré mi mano hacia su cara, comencé a acariciarla.

-Amor, levántate ya llegamos. – ella abrió los ojos, y miro por la ventana del avión.

- ¿Dónde estamos?

- Princesa, acabamos de llegar a Orlando.

- Orlando?

- Si amor a Orlando, pasaremos tu cumpleaños aquí.

- En Magic Kingdom?

- Si princesa.

-Te amo. – Desabrocho el cinturón, y se sentó rápidamente en mis piernas. Me abrazo muy fuerte para luego darme besos por toda la cara. 

Sebastini...La Historia después de la confirmación..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora