La rubia no podía creer que su tranquilidad se viera interrumpida así, tan de repente, por la presencia de una persona. Había intentado no darle importancia, pero Hans había traído tantos recuerdos.
No
Todavía no volvería hasta estar segura de poder lidiar con la presencia del pelirrojo. Sin embargo, Gale tenía otros planes para ella, pues un remolino de viento la cubrió y llevó de vuelta a la aldea apenas ella dio el primer paso hacia la salida.
La rubia intentó combatirlo un par de veces y así estuvieron por unos instantes. Ella iba y él la regresaba.
—¿Elsa, podrías dejar de jugar con Gale y venir a ayudarme por favor?—pidió Yelana que había estado mirando curiosamente la escena. La líder Northuldra llevaba consigo frascos, agua y unas vendas.
—Mmm...sí, claro—contestó Elsa algo avergonzada mientras se acercaba a ella.
—Pensé que ya no te encontraría por aquí
—Yo también
—¿Entonces no te quedaste a jugar con Gale porque querías?
—No—dijo ella sonriendo—todo parece indicar que él quiere que me quede por algún motivo
—¿Por eso...
—Sí, por eso apenas intento dar un paso afuera él me trae de vuelta
—Que extraño—comentó Yelana
Después, la líder Northuldra entró a la tienda donde Hans se encontraba durmiendo. Elsa, al ver aquello, se quedó de pie en la entrada. Sin embargo, Yelana estiró su mano para acercarla al lugar.
—No me vas a poder ayudar desde allí—le dijo.
Entonces, la rubia se arrodilló junto a ella y observó cómo la líder Northuldra empezaba a cambiarle las vendas.
—¿Tiene fiebre?
—No sé—admitió Elsa genuinamente, pero bastó con una mirada de Yelana para que ella sepa que tenía que fijarse. Ella colocó la palma de su mano en la frente del pelirrojo—.Está ardiendo en fiebre
—Voy a traer unas hierbas, espérame aquí—le pidió Yelana y se marchó enseguida para que Elsa no tuviera tiempo de negarse.
Después de un buen tiempo, la rubia empezó a impacientarse porque Yelana aún no volvía. Y el solo hecho de estar cerca de él la hacía sentirse vulnerable. ¿La razón? no la sabía.
—¿Por qué tenías que volver?—le susurró suavemente—¿Por qué justo ahora?
Hans no respondió evidentemente. Ella, viendo cómo dormía tan pacíficamente, notó que él tenía un cierto aire de madurez en el rostro que no había visto antes. También se dio cuenta que ya no estaba tan delgado como la última vez que lo había visto sino que ahora tenía más músculos. Y quizás muy en el fondo le resultaba atractivo, pero ella no lo admitiría si le preguntasen.
De repente, Hans se empezó a mover.
"Dioses, lo miré mucho" pensó Elsa.—Basta, ya no quiero seguir así... —murmuró él entre sueños.
En ese momento, Elsa comprendió que él estaba teniendo pesadillas.
—Shhh....—masculló en su intento por tranquilizarlo. Sin embargo, él siguió inquieto.
—Déjenme,déjenme—decía
Elsa ya no sabía que hacer para calmarlo. Y verlo en esa situación le recordó a ella apesar de todo el rechazo que sentía hacia él. Recordó que, después del incidente de Anna, su ansiedad había crecido tanto que no podía dormir a veces. Lo único que la había hecho sentirse mejor era pensar en la canción de cuna que le cantaba su madre....¿y si lo intentaba ahora? ¿podría funcionar?
Ella cerró los ojos y tomó la mano del pelirrojo.
—Donde se unen viento y mar—empezó a entonar la rubia—Un río lleva mil memorias que hay,
Duerman ya y en calma estén
Pues él conserva lo que fuéCon cada verso, él dejaba de moverse poco a poco.
"Funcionó", pensó ella alegrementey continuó con la melodía:
—En sus aguas hay verdad
Y a tus dudas te responderá
Su voz honda buscarás
Si lejos vas será el finalFinalmente, el lugar volvió a quedar en silencio. Elsa miró con ternura cómo él había vuelto a descansar tranquilamente. Y no se dio cuenta que seguía sosteniendo su mano hasta que Yelana regresó al lugar. La líder Northuldra la miró alzando una ceja y, en su rostro, se dibujó tal sonrisa que hizo que a Elsa se le colorearan las mejillas.
—¿Qué acaba de pasar?—se preguntó la rubia cuando ya se hubo ido del lugar.
De regreso en la tienda, Yelana despertó al pelirrojo para que tomara un té que le ayudaría con la fiebre.
—Ustedes han hecho mucho por mí. No tengo palabras para decirles lo agradecido que estoy con ustedes—admitió él
—Ayudarte era lo correcto Hans. Además, parece que tu llegada aquí no es coincidencia
—¿Coincidencia?
—Que no es coincidencia—recalcó Yelana—Verás, los espíritus tienen formas distintas de comunicarse y si ellos decidieron traerte a este lugar es por algo. Seguro que lo sabrás cuando el tiempo sea debido.
Yelana le dedicó una de esas sonrisas que daban a entender que uno sabe más de lo que dice y, finalmente, se incorporó dispuesta a dejar que su invitado siguiera descansando.
—¿Disculpe, le puedo preguntar algo?—le preguntó él antes de que se marchara
—Por supuesto
—¿Usted canta?
—¿Por qué la pregunta?
—Esque me pareció escuchar una voz en mi sueño—dijo él evitando el detalle que, en realidad, había sido una pesadilla—. Pensé que fue usted
—¿La voz cantaba?
—Cantaba hermoso
—Oh, que bueno, pero no fui yo—contestó finalmente la señora—podría ser el viento, pero no sé. Ahora sí, sino tienes más dudas trata de descansar
Hans asintió e intentó volver a dormir pero no pudo. Sentía como si estuviera atrapado en su barco cada vez que cerraba los ojos. Sentía cómo lentamente todo se llenaba de agua y su panorama se volvía negro.
No había salvado el cristal que llevaba y ahora lo tenía que encontrar. Esa era la razón de su viaje después de todo. Sabía que tenía pendiente hablar con Yelana de eso, pero primero quería encontrar la piedra, así que decidió salir a buscarlo.Empezó a caminar hasta el lugar donde lo encontraron ignorando la dificultad para caminar que sentía por la herida que tenía.
El cristal le había pertenecido al antiguo líder Northuldra, pero su abuelo lo había robado y, ahora su padre lo había mandado a devolverlo.
Ese desgraciado que se hacía llamar su padre sabía que cruzar el mar negro era imposible. Era la misión perfecta para deshacerse de un hijo no deseado.Él sonrió amargamente pensando en todas las formas en la que el rey estaría celebrando por su ausencia en el reino hasta que, de repente, sintió el crujir de las hojas detrás de él. Sin embargo, no vio a nadie cuando se giró.
"Qué extraño", pensó.
Después de un instante, volvió a escuchar algo detrás de él. Pero, esta vez, fue como un sonido leve que las ramas hacen al moverse. Finalmente, cuando sintió una ligera brisa helada recorrer su cuerpo, supo quién era.
—Sabes, no es necesario que me vigiles, Elsa—dijo buscándola con la mirada.
Pero, no hubo respuesta.
—Ya sé que estás allí—volvió a intentar él.
Entonces la silueta de la rubia se dibujó entre los árboles.
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Todavía te amo
Fanfiction¿Qué será de la vida de Elsa cuando alguien de su pasado se cruce en su camino? Hans está de vuelta y los Northuldra están más que contentos con su nuevo huésped. Elsa tratará de ignorarlo, pero algo se presentará que hará que ambos tengan que traba...